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CONFERENCIAS POLÍTICAS

Las Conferencias en tiempos del concierto económico-administrativo 1878-1936. En 1877 la conciencia de derrota se extendió no solamente entre los derrotados carlistas, sino paradójicamente también entre los sectores liberales del País Vasco que, después de haber apoyado la legalidad y combatir a los carlistas, fueron políticamente penados con la aplicación de la Ley de 21 de Julio de 1876. En adelante quedaban suspendidas las Juntas Generales, la pervivencia del Derecho Público Foral, y las instituciones forales derivadas de las mismas, siendo sustituidas las Juntas por las Diputaciones provinciales. Las Conferencias de las Diputaciones Forales fueron prohibidas. Pero a pesar de sus limitaciones la inercia socio-política de los poderes tradicionales y la voluntad de los dirigentes políticos pudo más que el centralismo legal.

Los nuevos diputados provinciales también sintieron la necesidad de coordinar su política, y así, en 1878, se reanudó la costumbre de las Conferencias de las nuevas diputaciones provinciales con algunas de las formalidades tradicionales. Ahora bien, la ruptura legal que provocó la Ley de 21 de Julio de 1876 también condicionó el carácter y el contenido de las Conferencias. Desde la aprobación tácita del sistema de Conciertos económico-administrativos, las reuniones de las Conferencias se convirtieron, por un lado, en un encuentro de carácter más técnico que político, con la única finalidad de armonizar las diferentes posturas frente a la administración central. Por otro lado, la inseguridad jurídica de la nueva coyuntura era palpable. Es por ello que algunos diputados comienzan a calificar la citada Ley de 21 de Julio de 1876 en términos de modificadora de los fueros, en lugar de derogatoria, para que de ese modo el sistema de Conciertos pudiera obtener una legitimidad histórica. Pero la ruptura jurídico-institucional parecía incuestionable, puesto que faltaba la instancia que podría haber legitimado los cambios, las Juntas Generales. En 1886 la elite vasca aspiraba a lograr la solidez jurídica de la autonomía administrativa, en un sentido similar al de Navarra.

En 1906 consiguieron firmar un concierto a 20 años vista y, asegurada la autonomía tributaria, las Diputaciones provinciales se plantearon iniciar la reclamación de la autonomía político-administrativa, esfera en la cual las facultades habían quedado seriamente mermadas. La idea de volver al estado de derecho perdido ("reintegración de su estado de derecho", "derechos de Vasconia" y "vida propia" son algunas de las expresiones que se repetían) subyace en las opiniones de la mayoría de los diputados durante los dos primeros decenios del siglo XX. (46)

En 1907 la Conferencia fue titulada "Asamblea". No era un lapsus, sino más bien el reconocimiento de una nueva realidad política.

El Mensaje de las Diputaciones provinciales al Gobierno, acordado en sesión ordinaria de una de las Conferencias, el 16 de Julio de 1917 en Vitoria, se titulaba Asamblea y actualizaba el enviado en 1904. En su contenido se dibujó el primer proyecto moderno de autonomía integral, una vía intermedia entre la reintegración foral y la autonomía fiscal-administrativa. C. Echegaray, cronista de la Provincias Vascongadas, y que a la sazón realizaba las antiguas funciones encomendadas a los consultores fue el redactor del texto básico. Véase MENSAJE DE LAS DIPUTACIONES VASCONGADAS AL GOBIERNO DE SU MAGESTAD. En 1904 se interpretó por primera vez la idea de que el Concierto no era una concesión, sino un derecho del país.

En consecuencia, desde la práctica común de las Conferencias se articuló la plataforma autonomista; la "reivindicación total del sistema foral" sería un objetivo que siempre estuvo presente en la mente de la mayoría de los Diputados desde 1885. En Bizkaia se elaboró en 1917 el proyecto de Estatuto orgánico de la autonomía vasca. Y ante el fracaso del mismo, Ramón de la Sota propuso en 1920 la creación de un Consejo regional o administrativo, un paso intermedio entre el sistema de Conferencias y el Estatuto de Autonomía.

Este periodo se caracteriza también por una conjunción y colaboración con Navarra más intensa.

Desde 1897 se habían suscrito representaciones colectivas al Gobierno central por las "cuatro diputaciones hermanas". En 1899 las Conferencias se reunieron por primera vez en Pamplona y se habló en términos de Región foral referida a las "cuatro diputaciones hermanas". Parecía como si la idea del Laurac bat renaciera por razones prácticas de índole política. El objetivo no era otro que el de acumular fuerzas frente a la acción uniformizadora de los Ministros de Hacienda en aspectos tales como la tributación y la autonomía fiscal. Hubo proyectos comunes de las cuatro Diputaciones, por ejemplo, el de la creación de una Escuela de Agricultura; pero el único que prosperó fue el de la fundación de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza en 1918 para la inmediata consecución de la universidad vasca. En junio representantes oficiales de la Diputación de Navarra se desplazaron a Bilbao para participar directamente en la preparación del I Congreso de Estudios Vascos en Oñati (47).

En las Conferencias celebradas a partir de 1931 la participación de Navarra puede calificarse como de ordinaria y plenamente integrada.. Las actas de las Conferencias exhiben temas de carácter técnico-tributario. La formulación de los Estatutos de autonomía vació de contenido netamente político-ideológico a las Conferencias, pero el diseño implícito que conllevaba el sistema de Conferencias fue reflejado en la redacción del Estatuto sometido a plebiscito en 1933.

Durante la fase de los Conciertos económicos los protagonistas de las Conferencias eran los diputados de las Diputaciones provinciales. Pertenecían, sobre todo en Bizkaia, a la burguesía industrial, si bien perduró la presencia de los viejos terratenientes de título nobiliario.