Concept

Serora

Su origen es incierto. Pierre De Lancre, en un intento de desprestigiarlas, lo situó en las diaconisas de la Iglesia de la Edad Antigua y Alta Edad Media. Después, Manuel Larramendi adoptó la misma opinión, aunque con la intención de alabar la antigüedad de la institución. Wenworth Webster confirmó dicha hipótesis mediante la comparación de las funciones sociales, y aquellos que en épocas posteriores han realizado investigaciones sobre el tema muchas veces han adoptado también esta primera opinión. Sin embargo, aún no se ha encontrado ninguna evidencia en documentos más allá de la Edad Media, y el tema se encuentra estrechamente ligado a las dudas subyacentes en torno a la primera cristianización de Euskal Herria. Por otra parte, existen otros movimientos religiosos de mujeres que se propagaron por Europa en la Edad Media y que podrían haber dado lugar a las seroras, o que podrían, por lo menos, ubicarse entre sus influencias. En los pueblos de menor tamaño del norte de Europa, Francia, y España y en las colonias americanas, se extendió la figura de una mujer que recibía el nombre de beguine y beata, y en el caso de las zonas rurales, emparedada y recluse. Realizaban labores semejantes a las seroras de las villas y ermitas de Euskal Herria, aunque con ciertas diferencias. Por si esto fuera poco, antes de establecerse la clausura en la orden canónica, las órdenes aceptaban a mujeres laicas en sus comunidades para los quehaceres de fuera de los conventos y monasterios, y de ellas también podría derivarse esta institución, ya que tomaban los nombres soror y freila. Algunos investigadores opinan que tiene más sentido situar el origen de las seroras en estas instituciones, y no en las diaconisas.