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REINO UNIDO

La Francesada. Wellington y la batalla de Vitoria (1813). Con motivo de la invasión napoleónica intervinieron los ingleses desde el comienzo. En agosto de 1808 fue enviado el famoso militar irlandés Wellington a Portugal donde comenzó sus hazañas derrotando a las tropas francesas. A raíz de la victoria de Talavera de la Reina ( 1809) fue nombrado generalísimo del ejército español. En enero de 1812 se lanzó a la ofensiva logrando la derrota francesa en la batalla de Arapiles (22 de julio), ocupando Madrid el 13 de agosto aunque tras un contragolpe francés tuvo que retirarse. Su enérgica acción llevó a sus tropas a desbordar el Ebro. Los aliados, ingleses (41.000), portugueses (25.000) y españoles (18.000) se enfrentaban con un ejército francés de 70.000 soldados de infantería, caballería y artillería. Un ejército francés mandado por Reille pasó por Valmaseda a Bilbao para asegurarse las comunicaciones francesas y poder unirse con las fuerzas de Foy que iban a su encuentro. Pero ya el día 15 de junio el ejército mandado por Wellington pasaba el Ebro obligando a los franceses a retirarse hacia el norte. Estos movimientos del ejército aliado y su contrario el francés llevaron todo el peso de la batalla hacia la Llanada de Vitoria. El rey José, dueño de la ciudad (día 19), se aferraba a la línea del Zadorra desde las Conchas de Arganzón hasta Abechuco, fortificándose en los cerros que existen a uno y otro lado. Mandaban a los franceses los generales Reille, Gazán y Drouet. La inferioridad numérica francesa era evidente debido a dispersiones de fuerzas como las de Clausel que se hallaban en Navarra, las de Foy, conduciendo un convoy, y otras en Bilbao y Tolosa. El día 21 de junio, al alba, las fuerzas del general Hill atacaron el ala izquierda francesa mandada por Gazán y le obligaron a abandonar la Puebla de Arganzón y Subijana de Morillas. Sincronizadas las fuerzas aliadas del centro, cruzaban el Zadorra por Nanclares y Trespuentes. El general francés Drouet no pudo resistir el doble empuje y cedió lentamente, viéndose obligado a perder su artillería y replegarse hacia Vitoria. El general inglés Graham, que mandaba el ala izquierda aliada, salió de Murguía y atacó a las fuerzas de Reille, que fueron desalojadas de sus posiciones en lucha porfiada y durísima: Cerca de Abechuco se dio un desesperado contraataque francés. A las seis de la tarde la derrota francesa era total. La infantería inglesa perseguía de cerca al ejército invasor que se retiraba hacia Pamplona. El Diputado General don Miguel Ricardo de Alava, que tomaba parte activa en la gran batalla, quiso salvar a la ciudad del saqueo y del incendio que ocurría en todas las retiradas. En un gran golpe de audacia se adelantó con fuerzas de caballería y desalojó a los franceses. Vitoria cayó pues el 21 de junio de 1813. La ciudad, agradecida, le regaló una espada de oro. Después de perdida Vitoria, los franceses con su rey José se dieron a la retirada a Francia. José I llegó a Pamplona el 23 de junio y salió de allí con dirección a Elizondo, pernoctó en Lanz, llegó al valle de Baztán el día 26 y cruzó la frontera por Vera (Nav.). Entretanto, la retirada de los franceses se hizo por San Sebastián donde quedaron cercados e incomunicados. Las tropas de Wellington ocuparon Irún y sus cercanías. Las tropas francesas del general Soult se habían establecido, sobre seguro, en San Juan de Luz (Lab.), en Francia. Los ingleses acamparon en los barrios de Anaka y Ventas de Irún. Los españoles ocupaban el casco de Irún, el monte de San Marcial, las alturas de Portu dominando sus 14.000 hombres el pequeño valle de Soroya y el río Bidasoa. Junto a las Peñas de Aya se instalaron 3.600 portugueses. La artillería francesa era mucho más poderosa que la aliada. A su amparo tendieron un puente sobre el Bidasoa, cerca de Biriatou, sorprendiendo las líneas aliadas hasta el punto de casi alcanzar la cumbre. Las tropas de Freire les hicieron retroceder mientras Wellington observaba la batalla con sus anteojos de larga vista. Los franceses se reorganizaron y lanzaron tres potentes embestidas con el fin de dominar las alturas a toda costa. Incluso un potente contingente atravesó el Endarlaza para sorprender a la brigada portuguesa de Peñas de Aya. Wellington, apercibido de la maniobra, movilizó la séptima división británica obligando a los franceses a retirarse en medio de un fuerte temporal. La victoria de San Marcial tuvo lugar el 2 de septiembre de 1813. Entretanto se desarrollaban estas operaciones, otras fuerzas aliadas tomaban por asalto San Sebastián dos días antes, el 31 de agosto. Pero sucedió lo inesperado. Las tropas liberadoras incendiaron la ciudad, la saquearon y se entregaron a toda clase de tropelías, violaciones, etc. Las tropas francesas abandonaron San Sebastián refugiándose en el castillo de la Mota donde resistieron hasta su capitulación el día 8 de septiembre.