La morería. La Capitulación otorgada por Alfonso I disponía que, pasado un año, los musulmanes evacuarían el recinto urbano y se trasladarían a un barrio extramuros. Estos barrios, generalmente cercados, reciben el nombre de morerías. Existían morerías en Tudela, Corella y Cortes. La más importante fue la de Tudela, fortificada en 1365 por orden del rey Carlos II. No era, sin embargo, la morería un lugar cerrado en el que sólo los moros vivían o entraban, ni tampoco era el único sitio en el que podían vivir. Las Capitulaciones respetaban la propiedad de sus campos y heredades y les permitían vivir en las casas de campo que poseían en los alrededores de Tudela. Además, si los moros tenían libre acceso a la ciudad (derecho que les había sido reconocido en las capitulaciones), el acceso de los cristianos a la morería era constante: las tiendas de los artesanos y el mercado que se encontraban en el interior del recinto, eran frecuentados por todos los habitantes de la ciudad.