Villes

LLODIO

Celebra fiestas de la Asunción y San Roque. Feria de ganado vacuno y porcino, los primeros domingos de cada mes. Mercados de ganado porcino, el 26 de diciembre, Carnaval. Varios grupos de niños postulaban el domingo de carnaval por la mañana, sin disfraz y con la correspondiente pandereta. En una cesta abierta portaban un gallo con las patas atadas, y en cada alto en el camino repetían: «Este gallo es escarbador de trigo y cebada ajena, aquí morirás traidor, por los niños de la escuela». Con lo recogido, viandas y dinero, comían el domingo de piñata, en la casa de alguno de la respectiva cuadrilla. El domingo, lunes y martes pedían también los jóvenes, vestidos de aldeanos. En su recorrido llegaban hasta Oquendo. Estos mozos contaban con un panderetero y cantaban: «Cantar, cantar, bailar, bailar, beber, beber, en pan de arlotes celebrando el carnaval, cantar cantar que el canto es el mayor placer de los arlotes sin faltar a la moral. Cantar, cantar de la alegría la expansión que en la armonía cantar es el buen vivir. Así gozan los arlotes. Que digan lo que digan ya estamos aquí, ya estamos aquí». En los tres días de carnaval salía una carroza del caserío de «Kurtze» (Cruz) -muy conocido por la elaboración del txakolí-, en el barrio de Gardea. Para la primera carroza-hace sesenta y cinco años- se sirvieron de una galera propiedad de un cura de Bilbao, conocido en Laudio por el apodo de «Capa perros». La carroza, tirada por dos caballos, iba adornada con varios arcos confeccionados por medio de flores y ramas de laurel y fresno. En ella figuraban de quince a veinte jóvenes ataviados de aldeano, con boina, camisa blanca, blusa, al cuello pañuelo de indistinto color, pantalón mil rayas, faja o «gerriko», medias y alpargatas blancas. El boyero lucía una blusa más larga que los compañeros. Pedían y cantaban con acompañamiento de acordeón, guitarra y pandereta, y visitaban las localidades de Orozco, Amurrio, Orduña, etc. En 1918, a esta representación carnavalesca de Laudio se le cerró el paso a Bilbao, por disposición gubernativa. En años más recientes, las carrozas se montaban sobre un carro rural chirrión, movido por una yunta de bueyes, y representaban distintos motivos identificados con el país, como podían ser un carrejo de bolos y un caserío, con jóvenes vestidas de aldeana, con pañuelo en la cabeza, chambra, falda y delantal negro, con medias de lana y abarcas. Por la tarde o al anochecer se retiraba la carroza al punto de partida, y con el producto de la recaudación comían un domingo cualquiera de Cuaresma. Al margen de esta actuación paseante, en el casco urbano de la villa salían los «máscaras», durante la fiesta vespertina de los tres días. Los «máscaras» -disfrazados y con careta-, se divertían cada uno a su manera. A1 oscurecer, con la romería amenizada por la Banda Municipal de Música y un txistulari, concluía la jornada de carnaval. En el baile tomaban parte los que acudían sin disfraz y los «máscaras», más de uno ataviado de mujer. Las chicas se disfrazaban en raras ocasiones. La prohibición festiva del año 1937 rompió con la tradición de los carnavales de Laudio [Ref. J. Garmendia Larrañaga: Carnaval en Alava, p. 65-68, San Sebastián 1982].