Villes

LLODIO

Arte, I. Parroquia de San Pedro de Lamuza. La fabrica de esta iglesia es de planta de cruz latina con cabecera lisa y capillas en la nave, esta cubierta por bóvedas de lunetos salvo en el crucero que lo hace con una de arista, emplea arcos fajones y torales de medio punto. Fue construida a mediados del siglo XVIII por Francisco de Amiriola, aunque en su origen debió ser una iglesia románica o protogótica. En 1741 se encontraba ya en un estado de autentica ruina por lo que se tuvo que trasladar el culto a la ermita de San Roque, los canteros Martín de Larrea y Juan Bautista de Ibarra diseñaban una nueva traza para la reconstrucción de la iglesia aunque parece que finalmente se empleó la presentada por Manuel de Arechavala en la reconstrucción que en 1748 llevó a cabo Francisco de Amirola. Al exterior se levanta un magnífico pórtico de hierro construido hacia finales del siglo XIX en sustitución del antiguo, ya inservible. El pié de la torre sirve de segundo pórtico en la fachada oeste, es de planta rectangular y consta de dos cuerpos, el primero es macizo y el de campanas esta perforado por cuatro grandes vanos y rematado por una cúpula ovalada con linterna y reloj. Fue construida a principios del siglo XVIII a consta, en parte de los vecinos del valle. El 23 de noviembre de 1722 el maestro Juan de Goiri entregaba la obra terminada.

En el interior de la iglesia junto al presbiterio se levanta la sacristía y la antigua sala capitular del cabildo, la primera fue levantada tras la reconstrucción del templo en el siglo XVIII, la sala capitular lo hacía en 1799 bajo el proyecto del arquitecto Pedro de Arizmendi. En la parte izquierda de la nave destaca la capilla de Guadalupe erigida en el momento de la construcción de la iglesia, se accede a su interior a través de un gran arco de medio punto cerrado por una reja de hierro forjado. La capilla tiene dos tramos separados por un arco fajón de medio punto y cubiertos por bóvedas de arista, y sacristía propia a los pies con bóveda de lunetos. En el segundo tramo de esta capilla hay una lápida de mármol pintada con la siguiente inscripción: "D. Antonio de Beraza fundó esta capilla de Ntra. Sra. De Guadalupe el año de 1751. D. Enrique Ortiz de Zárate Vázquez Queipo y de Bergara patrono y 3er. Nieto del fundador la restauró en 1890".Como consta en esta inscripción y en el lienzo de la Virgen de Guadalupe la capilla fue fundada por don Antonio de Beraza vecino de Zacatecas en Nueva España y restaurada por su descendiente Enrique Ortiz de Zárate, la última reforma se realizó en 1987. La licencia de erección de esta capilla se conseguía el 12 de octubre de 1751 momento de la reedificación de la iglesia a favor de don Antonio de Beraza. Terminada su construcción fue dotada del mobiliario litúrgico necesario compuesto por un retablo que albergaba el lienzo de la Virgen de Guadalupe enviado desde Méjico por el patrón de esta capilla.

El altar mayor es rococó consta de banco, cuerpo principal, presidido por San Pedro y dividido en tres calles por cuatro columnas corintias y gran remate. Fue construido hacia 1782 gracias a las aportaciones del Conde de Ayala patrón de la iglesia, en 1821 el pintor cántabro Antonio del Corral encarnaba cuatro serafines. A las imágenes San Pedro y la Asunción situadas en la calle central le acompañan las de San Juan Bautista, San Pablo Santiago peregrino y San Juan Evangelista. Desconocemos con certeza la autoría de esta obra aunque ha sido atribuida al arquitecto Marcos de Sopeña y al escultor Jerónimo de Arcos. En el crucero se sitúan los altares del Rosario y San José, el de la Virgen del Rosario es un retablo rococó de planta ochavada que consta de banco, cuerpo principal dividido en tres calles y ático, decorado por rocallas, colgantes y guirnaldas. Esta presidido por una talla de la Virgen del Rosario acompañada por San Joaquín y Santa Ana, haciendo referencia a la genealogía de la Virgen, y en el ático por Santo Domingo de Guzmán. Fue construido el año 1778 por el retablero cántabro Marcos de Sopeña, por su parte, las tallas del la Virgen y Santo Domingo fueron realizadas por el escultor Jerónimo de Arcos y las de San Joaquín y Santa Ana por Manuel de Acevo un interesante maestro formado en el entorno del prolífico escultor madrileño Luis Salvador Carmona. La policromía es de tendencia neoclásica y fue realizada por los pintores-doradores cántabros Vicente de Vierna Mazón y José de Menero, la imagen titular la policromó Luis Foncueva. El retablo de San José es una obra rococó de planta borrominesca compuesta por banco, un único cuerpo dividido en tres calles y remate, en la calle central está San José con el Niño, en las laterales Santa Lucia y San Antonio de Padua y en el remate San Miguel. Fue realizado por Marcos Sopeña y Tomás Díaz salvo las tallas de San José y Santa Lucia ejecutadas por Jerónimo de Argos. La policromía se acerca hacia los postulados neoclásicos a través de las imitaciones pétreas y fue ejecutada por los mismos pintores que el retablo gemelo de la Virgen del Rosario.

El retablo de la capilla de la Virgen de Guadalupe es también de la fase rococó aunque de sus inicios, es de planta borrominesca, de gran dinamismo y consta de banco cuerpo principal dividido en tres calles por cuatro columnas de capitel corintio, pareadas y retranqueadas. La decoración que cubre dicho altar esta compuesta por rocallas, volutas, hojas de acanto, cabezas de ángeles, colgantes y penachos distribuidos de forma desigual. En la calle central se sitúa el lienzo de la Virgen de Guadalupe flanqueado por cuatro ángeles, en las calles laterales Santa Ana y San Joaquín, dos tallas de buena calidad. El programa iconográfico de este retablo se cierra con la imagen del Padre eterno y dos ángeles con medias lunas en el remate. El autor de este retablo se desconoce aunque ha sido puesto en relación con el arquitecto cántabro Marcos de Sopeña. La pintura de la Virgen de Guadalupe sigue el modelo estandarizado de esta advocación, de las que se conservan un buen número en estas tierras. En la parte inferior, como suele ser habitual, se puede leer una inscripción que en este caso dice: "V. Rto de la milagrosa Imagende Nra Sra de Guadalupe q se/ venera extramuros de la ciudad de México donde apareció a los diez años de su/ Conquista, estampándose en la Tilma o Capa de un Indio recién convertido a Nra Sta Fee y se conserva maravillosamente/ la Sma Imagen a la q. Se tocó esta el día 18 de Marzo de el año 1749 A devn de D. Antonio de Veraza, Vecino y minero de la Ciudd de Zacatecas".

El retablo de la Dolorosa esta situado en el segundo tramo de la nave, es neoclásico y fue realizado en 1889 por el taller bilbaíno de Garramendi y Basterra. También se conservan algunas tallas sin retablo de entre ellas destaca un San Isidro del siglo XVIII realizado por Jerónimo de Arcos.

La orfebrería es abundante hay varios cálices y copones del siglo XIX, una cruz parroquial del mismo momento, dos custodias, una de ellas de finales del siglo XVII en plata sobredorada y con viril y ostensorio radiante rodeado de rayos. La colección de ornamentos es interesante hay casullas, un frontal, terno y palio con bordados orientales donado por los Marqueses de Urquijo a la parroquia en 1900 según consta en una inscripción.

Santuario de Nuestra Señora del Yermo. La fábrica de este santuario consta de dos naves, una de ellas con cabecera ochavada y la otra recta, los tramos de estas naves se cubren con bóvedas de crucería. A juzgar por estas características esta obra debió realizarse durante la primera mitad del siglo XVI, aunque conserva vanos y rosetones con tracerías que siguen el modelo del siglo XIV, incluso en uno de los ventanales de la cabecera hay restos de vidrieras del siglo XVI. Al exterior se conservan dos portadas, la de la epístola es de arco apuntado con trasdós conopial, la situada a los pies es también apuntada con dovelas y rosetón encuadrado bajo un alfiz. Las dos portadas están resguardadas por un amplio pórtico con cubierta de madera construido en el siglo XVII. En uno de sus extremos se abre la capilla de Nuestra Señora de la Sala, donde según la tradición se veneraba a Nuestra Señora del Yermo. La torre es independiente situada a los pies de la fábrica, es de planta rectangular, a modo de espadaña, y tiene dos cuerpos, el inferior macizo y es superior horadado por dos amplios vanos de campanas y balconada de forja. En la base del segundo cuerpo hay una inscripción que dice: "alzose 1647; reparose en 1742".

El retablo mayor es un buen ejemplar del Primer Renacimiento relacionado con la escuela burgalesa. Es de tipo fachada y casillero, consta de banco, dos cuerpos divididos en cinco calles y ático. El programa iconográfico gira en torno a la Virgen y a los principales pasajes de la vida de Cristo. En el banco se sitúan los cuatro evangelistas (San Lucas, San Juan, San Mateo y San Marcos), en la calle central La Virgen con el Niño y la Asunción. En el primer cuerpo los relieves de la Epifanía, Presentación en el templo, Huida a Egipto y Cristo ante los Doctores. En el segundo Anunciación, Visitación, Adoración de los Pastores y Circuncisión. El ático se remata con el Calvario compuesto por Cristo crucificado acompañado por la Virgen, San Juan y la Magdalena. La decoración es propia del Primer Renacimiento a base de grutescos, formas vegetales, animales fantásticos, máscaras, putti, ángeles, aves, jarrones y otros motivos arqueológicos a candelieri. Tanto las tallas como los relieves denotan el expresivísimo de mediados del siglo XVI vinculado a la escultura burgalesa. En relación con este retablo está el "Altar Dei" o frontal de la mesa de altar compuesto por un guadamecí rococó decorado con motivos florales pintados y policromados.

Entre los retablos laterales destacan el de San Sebastián, San José, el Rosario y San Juan Bautista. El de San Sebastián es un retablo rococó realizado hacia finales del siglo XVIII, consta de banco, cuerpo principal dividido en tres calles y ático. Esta presidido por una interesante imagen neoclásica de San Sebastián acompañado en las calles laterales por los papas San Clemente y San Gregorio, y en el ático una escultura de la Inmaculada. Muy similar es el de San José, presidido por una buena talla de San José con el Niño junto con las de San Pedro y San Pablo en las calles laterales de inferior calidad. El de San Juan Bautista esta situado en la nave de la epístola y como los anteriores es un retablo barroco en su fase rococó. El altar del Rosario es del siglo XIX y lo componen las tallas de la Virgen con el Niño, San Isidro, San Antonio de Padua y una copia de una Inmaculada de Murillo en el ático. A estos retablos debemos añadir algunas imágenes sueltas de entre las que destaca una Andra Mari del siglo XIII con el Niño en su regazo de gran hieratismo y frontalidad.

La orfebrería es de calidad, a este santuario pertenece un cáliz y una cruz procesional del siglo XVI decorada con Cristo y los símbolos de los cuatro Evangelistas junto con la Virgen y los ángeles pasionarios en el reverso. Se guardan también distintos cálices de diferentes cronologías y un relicario de Santa Lucia del siglo XIX.

Fernando BARTOLOMÉ GARCÍA