Concept

La traducción en Euskal Herria

La Guerra Civil y la Dictadura de Franco originaron una gran depresión cultural en la producción en euskara, lo que influyó directamente en la traducción, sobre todo porque se tuvo que llevar a cabo en el exilio y en las provincias del este, en territorio de la República Francesa. En el desierto cultural en euskara de las provincias del oeste, se dedicaron a traducir sobre todo personas allegadas a la Iglesia Católica.

Desde el punto de vista de la traducción, dos hechos cobran una importancia relevante: la aprobación por Euskaltzaindia en 1968 de las bases del euskara unificado y estándar, lo que poco a poco se fue reflejando también en la traducción, y el que a consecuencia de la entrada en vigor del Estatuto de Autonomía, el Gobierno Vasco comenzara a poner en marcha políticas culturales y educativas propias.

Dentro de la iniciativa privada, debe referenciarse que la editorial Itxaropena dio comienzo a la colección "Kulixka [Andarríos]", que se inició con la traducción de la obra del jesuita Jon Svensson Nonni und Manni (1914) por parte de otro jesuita, Plazido Mujika, del alemán, publicada en 1952.

En la misma colección, encontramos, por ejemplo, la traducción pergeñada por Jon Etxaide de Las inquietudes de Shanti Andia con el título Itxasoa laño dago (1959) y la de Ángel Goenaga de la obra de Hemingway The old man and the sea, Agurea ta itxasoa (1963). A esa misma colección corresponde la traducción realizada por el sacerdote Luis Jauregi "Jautarkol" de la obra del Nobel C.J. Cela La familia de Pascual Duarte, Paskual Duarte'ren sendia (1967).

Andima Ibinagabeitia y el carmelita Santi Onaindia vertieron al euskara las obras completas de Virgilio: Idazlanak osorik: Unai-Kantak; eta Alor Kantak. Enearena (1966). Onaindia, por su parte, tradujo, entre otras obras, las Odae de Horacio (a partir de 1955, por partes), y poemas de Evtushenko, Machado, Tagore y otros poetas, la Divina Commedia de Dante (1985) y la Ódýsseia de Homero (1985). No se debe olvidar que Intxauspe en 1892 ya había dejado traducida la primera parte de la Commedia, intitulada Danteren comediaren lehen zatia.

El sacerdote vizcaíno Jon Gotzon Etxebarria "Dirauket" (1934-1996) tradujo algunos poemas de las Carmina Burana, así como poemas de clásicos como Anacreón, Boecio, Cátulo, Horacio, Marcial, Safo etc.; diversas fábulas de Esopo, Fedro y Perrault; además de poemas de poetas más modernos como Jean Aicard, Machado, Mistral...

De nuevo es preciso referirse al jesuita Jokin Zaitegi, tanto desde el punto de vista de la traducción como del cultural. Tras exiliarse debido a la Guerra Civil, en 1950 fundó la revista Euzko-Gogoa, que se convirtió en el aglutinante de numerosos escritores y escritoras vascas expatriadas. Además de las traducciones anteriores a la Guerra Civil, posteriormente vertió las siguientes: Evangeline, A Tale of Acadie de H.W. Longfellow, como Ebanjeline (1945), toda la obra dramática de Sófocles (1946-1958), Medeia de Euripides (1963), y de regreso del exilio, todos los diálogos de Platón entre 1975 y 1979.

Zaitegi tenía cierta tendencia formalista y cerrada al traducir, muy cercana a las estructuras lingüísticas originales, pero como también era seguidor de los modelos de Olabide y de Sebero Altube, solía prescindir de préstamos y buscar expresiones genuinas del euskara.

Otro exiliado merece un lugar privilegiado, Andima Ibinagabeitia (1907-1967), porque sin ser sacerdote, tuvo una influencia considerable. Llevó a cabo una labor encomiable en la revista Euzko-Gogoa. Además de las obras completas de Virgilio que tradujo con Santi Onaindia, vertió el Ars Amandi de Ovidio, como Maita-bidea (1952), y junto a su discípulo y amigo, el escritor Jon Mirande, abrió el camino para el erotismo en la literatura y traducción vascas. También trajo al euskara a Benavente: La fuerza bruta, Abere-indarra (1953). En cuanto al modelo lingüístico, coincidió con Azkue, Mirande, Olabide, Orixe y Peillen, y se posicionó con claridad a favor de unificar la lengua.

Benito Larrakoetxea (1894-1990) publicó en la mencionada Euzko-Gogoa algunas traducciones de Shakespeare: Macbeth (1957), Lear erregea (1958) y Ekatxa [The Tempest] (1959). Tras volver a Euskal Herria, publicó toda la literatura dramática de Shakespeare traducida entre 1974 y 1976. Desde el punto de vista de la lengua, usaba un vizcaíno con ciertos tintes puristas.

Bingen Ametzaga (1901-1969) también tradujo a Shakespeare desde el exilio: Hamlet. Danemark'eko Erregegaya (1952). Además, vertió al euskara a Cicerón, Esquilo, Goethe, J.R. Jiménez, Plinio, Wilde y varios más.

Los escritores y escritoras vascoparlantes han solido traducir a sus autores y autoras favoritas, sobre todo a partir del siglo XX. Sirva como botón de muestra esta somera relación: María Dolores Aguirre tradujo sobre todo dramaturgia, entre otros autores, a Baroja, Buero Vallejo, Casona, Lorca, Tagore; Jon Mirande fragmentos y obras cortas de Baudelaire, Bocaccio, Hemingway, Kafka, Nietzsche, Poe, Saki y otros autores -algunas traducciones han sido descubiertas recientemente-; Gabriel Aresti, Jon Juaristi y Joseba Sarrionandia publicaron a Eliot en euskara (1983); Sarrionandia O Marinheiro de Pessoa, Marinela (1985), poemas de diversos autores en Izkiriaturik aurkitu ditudan ene poemak [Poemas míos que encontré ya escritos] (1985), The rime of the ancient mariner de Coleridge, Marinel zaharraren balada (1995) y una antología de Manuel Bandeira (1999).

Joxe Austin Arrieta ha traducido a M. Yourcenar (Mémoires d'Hadrien como Hadrianoren oroitzapenak, 1985), a Jaume Fuster (Les claus de vidre como Beirazko giltzak, 1997), a W. Golding (Lord of the Flies como Eulien ugazaba, 1990), a Max Frisch (Homo Faber, 2001) y a Proust (À la recherche du temps perdu Du côté de chez Swann como Denbora galduaren bila - Swann-enetik, 2010).

J.K. Igerabide ha traducido a Baudelaire, La Fanfarlo (1991), así como versiones adaptadas de diversos clásicos: Homero, Ovidio...

Koldo Izagirre ha vertido al euskara, de Castelao, Retrincos como Zirtzilak y Un ollo de vidro como Kristalezko begia (1986); de Novoneyra, Bazterrak / Os Eidos (1988); de Maiakovski, Poemak (1993); de Prosper Merime, Mateo Falcone (1995); de Victor Hugo Idi orgaren karranka (2002) y de Charles de Coster, La légende d'Ulenspiegel como Ulenspiegelen elezaharra (2007).

Mikel Lasa a J.P. Sartre Le Mur como Paretaren kontra (1980); a Alfonso Sastre, Bazterrean utzitako panpinaren ixtorioa (1984) [Historia de una muñeca abandonada, 1962]; Marcel Schwob Mimoak (1985) y Rimbaud, Une saison en enfer como Denboraldi bat infernuan (1991) y Poemak (1993).

Hay otra larga lista de escritores y escritoras que simultanean la escritura y la traducción: Jon Alonso, Xabier Amuriza, Begoña Bilbao, Itxaro Borda, Andolin Eguzkitza, Lukax Dorronsoro, Jüje Etxebarne, Luzien Etxezaharreta, Felipe Juaristi, Juan Kruz Igerabide, Pello Lizarralde, Pello Otxoteko, Jose Luis Padrón, Eider Rodríguez, Patxi Zubizarreta...

Hay que dar cuenta de otro fenómeno relacionado con la escritura, y es que algunos escritores y escritoras vascoparlantes suelen traducir a veces sus propias obras, bien al francés bien al castellano. Es preciso mencionar que más que de traducciones, hay que hablar de versiones o adaptaciones, puesto que a veces son más largas o más cortas que los originales.