Concept

Exilio y Literatura en Euskara

Joseba Zapirain (Errenteria, 1871-1957) ya aparece en 1897 en El Heraldo de San Sebastián junto a Pello Errota y Otaño, dos de los poetas populares más célebres de la época. En unos versos dedicados a la guerra nos cuenta el encarcelamiento de dos de sus hijos, el fusilamiento de otros dos y un sinfín de desgracias que soporta con espíritu estoico. Versifica también en una crónica la Guerra Mundial. La línea poética que continúa Zapirain, nos dice Leizaola, es aquella que vivió en su infancia y juventud bajo la influencia de Iparraguirre (1820-1881) Y de Indalecio Bizcarrondo Bilintx (1831-1876), de los que toma por un lado el aire, la música con la que se han de cantar sus versos, por ejemplo la melodía "Ara nun diran" ("He ahí donde están") o la del "Zibilak esan naute" ("Me han dicho los civiles"), junto con una tierna melancolía que abunda también en Bilintx. Zapirain, pues, se nos presenta como un poeta popular, que sigue una tradición secular, heredero legítimo de Iparraguirre, que incluye la Guerra Civil y sus muertes en una alusión más general a todas las destrucciones de la Guerra Mundial que acabó con la derrota hitleriana el año 45.

Ignacio Eizmendi Basarri (Régil, 1913-Zarautz, 1999), célebre por ser uno de los bertsolaris más prolíficos, y porque ya en 1936 ganara el campeonato, es un autodidacta. Colabora en múltiples revistas y periódicos, ya en la preguerra (El Día, Euzkadi ...). Entre su inmensa producción tal vez cabría mencionar aquella composición que sigue la formulación dramática de los bertsolaris en escena cantando versos a los tres dictadores: Mussolini, Hitler y Franco (Euzko Deya, 16-IV-1939). Basarri es uno de los bertsolaris con más escuela, respetuoso de la tradición y sus fórmulas de la manera más estricta, por lo que ha sido considerado como maestro y el padre del bertsolarismo actual. Estuvo exiliado en Las Landas y allí trabajó cortando pinos y haciendo versos.

Joxe Mari Lopetegi (Irún, 1875-Arruta-Sarrikota, 1942), era un bertsolari republicano conocido a quien Txirrita le dedicó versos en euskera por su hombría, y Xanti Meabe, en castellano (Irún Republicano, 11-XII-1931). Como he dicho, este poeta publicó versos varios en Euzkadi en Catalunya y, tras denunciar cómo los fascistas extranjeros se hallaban ayudando a Franco y Queipo de Llano, acaba así una estrofa: "oinperatuaz gezurti danak / gora España ta Euzkadi". (Venciendo a todos los mentirosos, vivan España y Euskadi). En otro poema escrito en Lannemezan (Francia, Pirineos Centrales) en 1939 y publicado en Euzko Deya (núm. 322, 15-III-1950) titulado "Nere Ametsa" ("Mi sueño") dice: "Intentaré hermanar a todos / con los que estamos en el destierro, / liberemos a los presos, / obremos todos juntos, / y vivamos en buena paz / los vascos con la República". Joxan Elosegi (2004) editó su obra con un estudio preliminar muy interesante.

Jesús María Leizaola (Donostia, 1896-1989), ya en 1915 es abogado titular, iniciando en seguida su labor en la Diputación de Gipuzkoa. En 1931 y 1933 es diputado por Gipuzkoa en las Cortes de la República, y del 34 al 36 será secretario de la Diputación. En 1936 José Antonio Agirre le nombra ministro de Defensa y Cultura. Exiliado, trabajó para los aliados en los Servicios de Información; y de 1941 a 1944 residió en Betharram, donde tuvo como compañero a Orixe. Aquí escribió un libro de poemas titulado, Jon, Itsasoko Euzkotarra (Jon, el marinero vasco) (1944). Tras participar en los Congresos de Biarritz (1948) y de París (1956), cuando muere José Antonio de Agirre, será nombrado presidente de Euskadi en el exilio y jurará su cargo de lehendakari el 28 de marzo de 1960 en el cementerio de Donibane Lohizune-San Juan de Luz. Después de 40 años de vivir en el destierro, vuelve al País Vasco el 16 de diciembre de 1979, dejando la Presidencia del Consejo General Vasco en manos del que será el tercer lehendakari, Carlos Garaikoetxea.

De todos modos, es más conocido como ensayista que como poeta, y entre los múltiples ensayos que dedicó a la literatura vasca podemos citar: Estudios sobre poesía vasca (1951), La crónica en la poesía popular vasca (1961), 1808-1814 en la poesía popular vasca y otros estudios (1965), Los romances vascos (Uskal Khantoriak) y sus relaciones con reliquias literarias de la Prehistoria (1970), Acontecimientos del siglo XX y su influencia en la poesía vasca (1974), y El refranero vasco antiguo y la poesía euskérica (1978), de los que el más interesante es el de 1974, en el que enmarca la literatura vasca dentro los trágicos hechos del siglo.

Telesforo Monzón (Bergara, 1904-Baiona, 1981), abogado, ministro del Interior del Gobierno Vasco, figura eminente del exilio y del postexilio en las filas del nacionalismo radical, no es sólo uno de los prohombres de la política, sino también una figura señera en la literatura. Tras un viaje de exilio que pasa por París, Flandes, La Provence, Senegal, Marruecos y México, publica en este último país el primer libro de poemas del exilio: Urrundik (Desde Lejos) (1945), pleno de frescura, juventud y optimismo, donde muestra un buen instinto rítmico y maneras populares, ya por los temas como por la forma de abordarlos. En su segunda obra, Gudarien Egiñak (Los hechos de los milicianos) (1947), iniciado y finalizado en Lapurdi, nos presenta una verdadera crónica de la guerra, en la que la parte Euskal Guda 1936-1937 desarrolla un poema épico corto. Al comentar esta segunda obra, dice Orixe que las cualidades de frescura, juventud y optimismo presentes en su primera obra reaparecen pero siendo el tono humano más profundo y dolorido, siendo a su vez un gran acierto la selección de melodías de danza, apartándose así de modo deliberado de los esquemas excesivamente rígidos de la canción popular.

Jokin Zaitegi (Mondragón 1906-Donostia 1979), tras estudiar en Loiola, Oña, y Marneffe con los jesuítas, el año 44, al considerar que no encuentra en la Compañía el ambiente adecuado para su trabajo abandona ésta sin dejar el sacerdocio. Hay una anécdota de este año que retrata su carácter. En la frontera guatemalteca presenta su pasaporte escrito en vasco que no entienden los gendarmes, pero lo dejan entrar advirtiéndole que debe hacerse con el pasaporte español. Llaman varias veces al Ministerio para conocer si ha regularizado su situación, mas Jokin se mantiene en sus trece. Al final el dictador, el general Jorge Ubico, le llama a su despacho, y tras una larga conversación Zaitegi tendrá abierta a todas horas la casa del Presidente. En adelante también la casa de Zaitegi estará abierta a todos los refugiados y emigrantes vascos. Da clases de latín y griego en la Universidad de San Carlos, que abandona para crear el Instituto América al que bautizará con el nombre de Liceo Landíbar.

Y el año 50 surge Euzko Gogoa, que se redactará exclusivamente en euskera y donde participaron autores como Andima, Orixe, Etxaniz, Urruzola, Onaindia, Labaien, Krutwig, Mirande, Aresti, San Martín ... Durante los diez años que se mantiene viva la revista, se publicará del 50 al 56 en Guatemala y del 56 al 59 en Biarritz. De sus tres mil seiscientas cincuenta y ocho páginas, parte está dedicada a la literatura y el resto a la lingüística, la sociología, la historia, la religión, la filosofía, las bellas artes, las ciencias naturales, la psicología, etc. Según un recuento realizado en la revista Jakin, el porcentaje de los diversos géneros literarios es el siguiente: poesía 10,7 %; narrativa 12,02 %; teatro 19,5 %; y crítica 15,26 %. Euzko Gogoa, siguiendo la ruta iniciada por Gernika (Paris, 1948-1953), abrió la vía de la secularización a la cultura vasca.

Zaitegi, además de impulsar y pagar de su bolsillo la revista, tradujo las Tragedias de Sófocles (Guatemala, 1958) y los Diálogos de Platón (1975-1989), Los Hechos de los Apóstoles utilizando el griego, el hebreo e incluso el arameo; a los poetas catalanes Costa i Llobera, Verdaguer y Maragall; al novelista americano Henry Wadsworth Longfellov; a poetas franceses como Baudelaire, Jully-Prudhomme ... ; publicando dos libros de poemas de gran interés: Goldaketan (En el surco) (1945) y Berriz ere Goldaketan (De nuevo en el surco) (1962).

Nicolás Ormaetxea Orixe (Orexa, 1888-Añorga, 1961), ex jesuita, compañero de Zaitegi y de Ibiñagabeita, que ya había publicado un libro de poemas titulado Barne-muinetan (En las médulas del interior) (1934) de tendencia mística, no dejó de escribir poemas en su exilio. Exiliado primero en Francia, estuvo posteriormente en Argentina, Chile, Perú y El Salvador, volviendo a su tierra natal en 1954.

Sus poemas así como toda su ingente obra han sido editados por Paulo Iztueta. Mientras se hallaba en Guatemala, publicó en Zarautz en 1950, su gran poema Euskaldunak (Los Vascos), ya escrito antes del comienzo de la Guerra Civil. Es un magno álbum del mundo rural vasco, donde se halla ausente el industrial. Sus poemas de exilio también siguen la línea religioso-mística anterior, como si nada hubiera sucedido.

Pedro Ormaetxea Lontzi Aba (Etxano, 1891-Viña del Mar, Chile, 1949), es un carmelita exiliado, que tras escribir en diversas revistas publica en Santiago de Chile dos libros de poemas titulados Ipuintxuak (Cuentitos) (1947), y Bigarren lpuintxuak (Los segundos cuentitos) (1948). Son, a pesar del título, breves poemillas donde el dolor por la pérdida y lejanía del solar nativo es patente.

Juan Ignacio Goikoetxea Gaztelu (Gaztelu, 1908-Donostia, 1983), capuchino, es otro poeta laureado que estuvo muchísimos años en el destierro argentino. Tradujo poemas de fray Luis de León y de San Juan de la Cruz en su poemario Musika ixilla (Música callada) (1962). De uno de sus poemas titulado "Atzerritik" ("Desde el exilio"), extraemos el siguiente fragmento: "En el exilio ¿de qué va el verso? / Pero de la uva ¿qué mana? -Vino. / De la manzana ¿qué? -Sidra. / y del corazón desarraigado ¿qué, pues? / ¡Sólo amor patrio!."

Para acabar con la serie de poetas no podemos dejar de citar al poeta socialista Toribio Echebarría (Eibar, 1887-Caracas, 1968). Creador de ALFA y director de CAMPSA durante la República, en el destierro escribió numerosas obras en castellano y euskera como: La experiencia socialista en España, vista desde mi pueblo (México, 1966); Del trabajo, la sabiduría y la oración (México, 1967), Ibiltarixanak (Poemas del caminante) (Zarautz, 1967) ... Un amigo que le veía empeñado en estos trabajos desinteresados le solía decir: "orrek biarrok denda baten eingo bazendu zembat bolivar" ("¡Cuántos bolívares si todas esas horas de trabajo las metieras en una tienda!"). Su compromiso con el pueblo y la lengua nativa, así como la solidaridad humana no le abandonaron nunca.