Territoires

Bizkaia. Educación y cultura (version de 1999)

Las ikastolas y el proceso de confluencia en la red pública.

Iniciamos este tema a partir de las escuelas vascas creadas durante la II República y las experiencias escolares posteriores, procurando evitar la repetición de los aspectos ya recogidos en la voz ikastola de esta misma Enciclopedia. En 1932 la Federa ción de Escuelas Vascas (Eusko-Ikastola-Batza) tomó la decisión de abrir una serie de centros, atendiendo a una iniciativa del sector femenino del Partido Nacionalista Vasco. La Federación redactó oportunamente las bases y reglamentos referentes a la ideología, aspectos pedagógicos y organizativos de la institución; se estableció también la filosofía o carácter que debía matizar el conjunto de la obra. Según esta filosofía, las escuelas debían ser íntegramente vascas e íntegramente cristianas. Aunque se pretendía que el euskera tuviera un pleno uso en estas escuelas, en la práctica se dividieron en "euskéricas y erdéricas", según los conocimientos del euskera mostrados por los alumnos y en función también del entorno socio-lingüístico. La obra de la Federación tuvo una rápida expansión y en unos pocos años se extendió a casi todos los grandes núcleos urbanos de la provincia. Se abrieron las escuelas en Bilbao (Errotatxueta y Belosticalle) y en las poblaciones como Durango, Amorebieta, Algorta, Barakaldo, Elorrio, Galdakao, Ondarreta, Portugalete, Trapagaran-San Salvador del Valle y Sondika. El número de alumnos escolarizados fue de 1.079 en el curso 1935-36. La Federación tuvo una vida muy corta; la guerra civil vino a interrumpir este interesante proyecto, cuando apenas se habían dado los primeros pasos y faltaba todavía la consolidación. Muchos de los alumnos, así como las andereños hubieron de salir al exilio en 1937. Con todo, la influencia de estas Escuelas Vascas se notará en el movimiento cultural y educativo posterior. Cuando se reinicie la historia de las ikastolas en la postguerra, se observará que no se ha perdido del todo la tradición escolar vasca, a pesar de la dura represión política y académica sufrida. Varias andereños y alumnos que habían vivido directamente las experiencias educativas de la época de la II República, estarán en el origen de las nuevas ikastolas. Además, los textos elaborados en la preguerra serán los materiales de que se dispondrá durante muchos años. En 1957 la iniciativa de Xabier Peña, secundada por la acción conjunta de padres y andereños, culminó en la creación de la primera ikastola de la postguerra en la catequesis de San Nicolás; cuando al año siguiente el obispo Gúrpide les hizo ver que no podían seguir allí, la ikastola clandestina pasó a los locales del convento de Iralabarri, donde no corrió mejor suerte que en San Nicolás y fue cerrada como fruto de la denuncia formulada por el inspector-jefe, Pablo Sánchez Azpuru, cuando apenas habían transcurrido los primeros meses del curso 1959-60. En la segunda etapa, y a lo largo de unos seis años, las ikastolas se organizan en domicilios particulares, rotando de casa en casa, con todo lo que esto supone de vida clandestina y precariedad de medios. En 1966, y contando con el apoyo de Euskaltzaindia, se hicieron las gestiones necesarias para la legalización de la ikastola "Resurrección Mª de Azkue" de la calle Elcano nº 6, en el marco de los cambios educativos del momento, lográndose a los dos años la autorización para el funcionamiento. Juliana Berrojalbiz fue una de las más activas y destacadas organizadoras de las ikastolas de Bizkaia, desde la etapa anterior. En l968 surgió el "Centro de Estudios Oñate S. A.", conocido como el primer colegio bilingüe de Bizkaia, que se estructuró como una entidad que debía dar continuidad a los estudios que se hacían en la ikastola "Azkue", a través de la instauración del bachillerato; surgió con la idea de llevar adelante la segunda enseñanza, buscando así que los niños no abandonaran a los ocho años la ikastola, como venía sucediendo. El centro funcionó hasta el término del curso 1973-74, en que paralelamente con la ikastola "Azkue", cesa para concentrarse en la "Cooperativa de Enseñanza Lauro". Por otra parte, una de las características más notables de esta etapa es la expansión de las ikastolas por los diversos pueblos y núcleos urbanos de la provincia, sobre todo, a partir de la segunda mitad de la década de los sesenta. Como no existía un modelo definido de centro, esta proliferación dio lugar a una gran diversidad de ikastolas, con una personalidad y vida propias, en función de los diferentes medios de financiación utilizados y los condicionamientos socio-culturales con que se contó en cada caso. En otro orden de cosas, y como se puede observar en el cuadro l, en los años setenta se da un notable crecimiento tanto en el número de centros como de alumnos; el ritmo de crecimiento es más lento a partir de la década de los ochenta.

Cuadro 1
AñosNºde ikastolasAlumnos
1970-71
1974-75
1980-81
1984-85
1987-88
1988-89
1989-90
1990-91
1991-92
1992-93
33
45
-
52
52
53
53
53
53
51
2.591
7.800
17.157
20.668
23.559
23.734
23.563
23.570
23.381
23.274

En los cuadros 3 y siguientes se aportan más datos sobre la evolución de la población escolarizada en las últimas décadas. Aparte del ritmo de crecimiento de centros, es preciso destacar los intentos realizados por ofrecer a la ikastola una cobertura legal y avanzar hacia la consideración jurídica de las ikastolas como Escuela Pública Vasca; como es sabido, el 25 de mayo de 1993 terminó el plazo de su confluencia en la red pública o mantenerse en la privada. Este proceso ha estado precedido de un ambiente muy complicado, por la inseguridad de la gente a la hora de decidir su voto. Como fruto de la tensión existente se ha llegado, incluso, a la división en algunos centros. Una vez producida la confluencia, el 64% de las ikastolas vizcainas han optado por permanecer en la red privada.