Es tanto como tradición oral que trata de explicar el mundo, pero contada, narrada (ver sobre esta noción la obra moderna La importancia de la Ciencia de C. F. von Weizsäcker, Labor, 1966). El mundo mítico alavés ha podido recogerse en los valles montañosos de habla vasca o recientemente perdida y aun en zonas alejadas, cercanas al Ebro por trasvasamiento del vascuence anterior al castellano actual.
El aldeano la ha solido considerar plana pero con relieves montañosos. Algunos cuentos y leyendas dejan ver la inmensidad de la misma cuando sus personajes viajan por inmensísimos países que no se terminan nunca. Un trozo de pan que se cae al suelo quedaría impurificado y para purificarlo, en Llodio, por ejemplo, se besa antes de comerlo. Hay días propicios para la fertilidad de la tierra. En Abecia decían que no se secaba el rosal plantado a las doce de la noche de 23 y 24 de junio y en Laguardia que las habas sembradas en Nochebuena dan gran cosecha. En Salcedo se sembraba con preferencia el día de ánimas porque ese día tiene gracia especial, y las habas deberían sembrarse el día de San Lucas, según el refrán: "El día de San Lucas se siembran pocas y se cogen muchas". Los de Santa María de Llodio no sembraban maíz nunca el día de la Ascensión.
En Iruña (Trespuentes), se dice que existe una custodia de oro dentro de una campana entre las ruinas de la ciudad romana. También se habla de simas y conductos subterráneos: la Torca de Tuyo, que se abre en forma de una sima, llegaría hasta Pobes, según los pastores. En las simas habitan genios como la Dama de Amboto, al norte de Aramayona. Desde la cueva se la habría visto salir en forma de hoz de fuego. Del castillo de Zaldiarán (Berrosteguieta) se cuenta que vivía una mora que, sentada a la puerta de su habitación, se peinaba con peine de oro. En las simas habitarían monstruos y otros animales. En Oquina existiría un becerro de oro custodiado por monstruos y brujas. En San Román de Campezo, en el Barranco de los moros, hay una gallina de oro. En Aralar un dragón vivía en una sima y cuando salía causaba estragos en los pueblos cercanos. En la cueva de Mairulegorreta en el Gorbea (Gopegui) existía oro enterrado. Su mismo nombre da testimonio de la creencia en los mairuak. Las cuevas artificiales que existen en Álava se han atribuido a los moros. Una de las cuevas que existe en Corro parece haber sido en otro tiempo ermita de San Juan. En Laño hay varias cuevas con el nombre Santorkaria. En Goba, camino de Albarria a Laño, está La Piedra de la Doctora. En ella hay una cueva donde vivió una mujer, la última de una raza que se extinguió. En varias cuevas se han instalado ermitas, muchas ya desaparecidas: en Lagrán, Faido, Villafría, San Román de Campezo y Laño. Aquí había una advocación de Santa Marina, relacionada con la diosa Mari.
En Arechavaleta de Alava y Gardelegui se habla de movimientos de la corteza terrestre y de cómo ha ido levantándose paulatinamente, cómo, en efecto, la colina de Induzmendi y la del Polvorín Negro y otras de la llanada no han permanecido inmóviles desde el Cuaternario. Los ancianos de Salvatierra contaron a Adán de Yarza que los campanarios de los pueblos comarcales, especialmente el de Andicana, que hoy se divisan, antes quedaban ocultos.
En Olaeta la hazaña que en el resto del país se atribuye a San Martinico la lleva a cabo la Dama de Amboto. Esta Leyenda sobre las primeras siembras de trigo en el País Vasco es de un interés extraordinario. Se recuerda cómo la Dama de Amboto logró hacerse con semilla de trigo mediante una apuesta que hizo con los basajaunes que conocían y practicaban el cultivo. Hizo una apuesta con ellos para ver quién saltaba el montón de trigo más airosamente. Los basajaunes lo hicieron ágilmente y la Dama cayó en el montón pero llevando disimuladamente en sus botas bastantes granos de semilla. Esta leyenda recogida íntegra en Muskiz y en Kortezubi se ha publicado ya en muchas partes (Barandiarán, J. M.: El Mundo en la Mente Popular Vasca, I, p. 67).
La creencia en genios y en brujas estuvo muy extendida. En Arrizala, cerca de Salvatierra, hay un dolmen que recibe el nombre de Sorginetxe, "casa de brujas". Entre Orenin y Arbulo está la Fuente de las Brujas y se añade que el viajero que pisa la yerba que nace junto a la fuente, pierde el cerebro y otro caso parecido existe en Narbaja. La leyenda de Abadelaneta, de Cigoitia y de Echagüen, puede leerse en la citada obra (p. 92). Un lugar donde se reunían las brujas era Urkiza, entre Peñacerrada y Loza.
Este genio familiar se llama en Añes, los enemiguillos. Se les conoce la noche de San Juan si se recoge la flor de helecho.
Se rodean de creencias en un ambiente animista. En lo alto de la colina de Goba, entre Albaina y Laño, existe la Peña del Fraile y otra la Piedra del Zapato, en Faido la Peña de la Culebra y en Gallarrete la peña Aspoarn (forma de fuelle: "auspo"). En Aramayona está el monte Ispitekoarrije donde hay una cruz de piedra donde había muerto un obispo martirizado a pedradas. Algunas piedras se usan con fines de magia. En Llodio para quitar berrugas se deberían colocar debajo de una piedra otras tantas bayas de enebro. En la Piedra de los Santos, de Laño, los curas conjuraban las tormentas. Junto a la ermita de San Antonio en Llodio, se halla en la roca la huella del paso del Santo. En Oyardo hay en una roca una pisada de la Virgen. También se tienen por huellas de animales otras que existen en rocas. En Armiñón, junto a la ermita de San Francisco, habría brotado una fuente bajo una pisada del santo. En Bujanda otra fuente habría brotado por la pisada del caballo que condujo el cuerpo de San Fausto. Otras huellas misteriosas se encuentran en San Víctor de Gauna y Peñacerrada (íd., págs. 137, 138).
Se tiene cocimiento de la leche con. una piedra candente y en vasija de madera. Sobre el hervido de la leche hay leyendas de lamias escasas en Álava. En Oquina se introducen en la leche estas piedras apisonadas en la rujadera de la punta de un palo. Existen muchos útiles de piedra más o menos rodeados de explicaciones orales legendarias: molinos, artesas, mesas, bancos, yunques y pedernales para trillo, como en Añastro. El hacha de piedra es conocida en Sabando, Faido, Briones y Apodaca con el nombre "piedra de rayo". En Garayo, en Llodio y en Nafarrete preserva del rayo. Hay un cuento vasco que recuerda la introducción del gato y del gallo, en el país y de la hoz, del empleo del lino, de la lana y del esquileo. También recuerdan otros la aparición del herrero, de la soldadura y del empleo del fuelle (Estornés Lasa, B.: Orígenes de los Vascos, t. IV, p. 73).
Se emplean piedras para señalar términos municipales y propiedades. Las estelas discoidales adornadas de símbolos se han usado para señalar sepulturas. Algunas sepulturas de piedra de forma trapezoidal tienen un hueco especial para la cabeza en Araya, Nanclares de Gamboa, Uzquiano, Marquínez, Albaina, Faido, Villafría, Sobrón, Andicano y San Felices de Abalos. La swástica curva, rosetones, árboles simbólicos, hojas, flor de cardo, estrellas, sol y luna, cruces, etc., llenan casi todo nuestro arte decorativo, vacío ya de sentido.
Álava es rica en monumentos prehistóricos de piedra, dólmenes sobre todo. Ya en 1831 se descubrió el de Egilaz, cerca de Salvatierra. Posteriormente se han ido localizando desde el Gorbea hasta la sierra de Cantabria. En Cuartango se les conoce con el nombre de almoras como en el vasco armor. En casi toda Álava se les llama morkuero. El dolmen de Arrizala se le llama Sorginetxe y se cree fue construido por brujas. Junto a algunos dólmenes el cristianismo levantó ermitas: San Sebastián de Cuartango, San Juan de Laminoría; en Kapelamendi en la carretera de Betoño a Durana y San Bartolomé cerca del puerto de Vitoria. Otras veces coincidía con mojones.
Frecuentemente se han usado dientes. Para conseguir la primera dentición se colgaba del cuello del niño en Llodio un saquito con dientes de erizo. En las ruinas de Iruña fueron encontrados colmillos de jabalí.
Las hay para muchas cosas. Al caerse un diente en Abecia lo echaban a un gallinero y decían esta fórmula:
"María la del gallinero, toma un diente viejo y dame uno nuevo".
En Aramayona dicen a la vaquilla de San Antón:
"Matxingorringo, matxingorringo! Gaur euzki eta biar euri egingo"
("Machingorringo, hoy sol y mañana, lluvia").
Divinidad femenina conocida por varios otros nombres y frecuentemente con el particular de Dama de Amboto. Es la diosa que habita bajo tierra entre objetos de oro y un novillo rojo. Cambia de residencia cada siete años. Entre sus moradas turnantes se citan Kapilduy, Oquina y Zaldiarán en Álava como incidentalmente se dijo antes. Se la ve en formas diversas: hoz o bola de fuego (Zuazo de Gamboa), y con figuras de animales y aun humana, pero con pies de cabra. Condena la mentira, el robo, el orgullo y la falta de palabra o respeto mutuo. En algunas leyendas suyas aparece un misterioso carnero.
En Ataun, no lejos del límite alavés, se recogió una leyenda sobre el fin de los gentiles y la llegada de Kixmi.
- Barandiarán, J. M.: El Mundo en la Mente Popular Vasca, San Sebastián, 1965 (3 tomos);
- Barandiarán, J. M.: Mitología Vasca, Madrid, 1960;
- Caro Baroja, J.: Los Vascos. Cap. El Mundo Mitico, Madrid, 1958;
- Estornés Lasa, B.: Mensajes orales de las generaciones pasadas. En "Orígenes de los Vascos", t. IV, 19-86;
- Caro Baroja, J.: Algunos mitos españoles, Madrid, 1941.
Ver Refranero.
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