Territoires

Álava-Araba

La provincia de Álava ofrece una fascinante atracción a cuantos se asoman a ella o la recorren en sus poco más de 3.000 km², poniéndose en contacto con sus tierras o con sus hombres. Si el móvil principal de este recorrido radica en el afán de buscar curiosidades en las fiestas, a buen seguro que encontrará, y muy sobradas, expresiones del más fino tipismo. Por eso siguiendo a uno de esos imaginarios viajeros y pasando por alto todo aquello que sea una corriente expresión de la fiesta, es decir, parándonos tan sólo en aquello que suponga una típica manifestación de celebración festiva y aun a riesgo de dejar de reseñar alguna principalmente por razones de espacio, por aquello de que para muestra vale un botón, veremos lo que puede dar de sí durante el año el almanaque festivo alavés. Apenas comenzado el año, el 22 de enero, la Villa de Oyón (extremo meridional de Rioja alavesa) le depara la sorpresa de ver cómo la procesión que se celebra en honor de los Santos Patronos de la Villa, llegada a la plaza mayor, hace un alto, enmudecen las campanas, dejan de oirse los alegres sones de la jota de San Vicente (típica danza de esta villa que bailan en la procesión los mozos) y de una rueda de fuegos de artificio plantada allí mismo, comienzan a dispersarse al aire estruendosos disparos a la vez que comienzan a dar vueltas en una persecución nunca lograda, un muñeco que representa a un torero y un "torico" de cartón.

La fuerza de los cohetes les hacen dar y dar vueltas hasta que el torico revienta al explotar los petardos que lleva en su interior; en este momento prosigue solemne la interrumpida procesión y los oyoneses agradecen así la especial protección que un día (eso dicen las historias) les deparó San Vicente cuando celebrándose la misma procesión se escapó de los corrales un toro que iba a ser lidiado a la tarde y se dirigió a los "procesionarios" quienes imperturbables prosiguieron su procesión seguros de la protección del santo que no se hizo esperar ya que el toro "reventó" cuando ya llegaba casi a tocar a los devotos oyoneses sin que a ninguno le ocurriera nada malo. Las Pascuas de Resurrección dan ocasión al viajero en tierras alavesas de contemplar en Salinas de Añana, en Lagrán, en Samaniego y en algún otro punto de la geografía un detalle que hace a estas fiestas altamente simpáticas y significativas. En la plaza mayor se desarrolla la emocionante escena del encuentro de la Madre con el Hijo resucitado, y en ese preciso momento se llena el aire de ruidos procedentes de un árbol donde pende un grotesco muñeco que representa a Judas, el apóstol que traicionó al Maestro, el cual arde irremisiblemente hasta consumirse juntamente con el letrero que (colgado de su cuello) da la razón de esta muerte con un "Así mueren los traidores".

En Labraza además puede presenciar el juicio al que es sometido Judas al que le cargan cuantas barrabasadas han sucedido en la Villa durante el año y le condenan por ello a morir en la hoguera.Y en Cripán además podrá deleitarse con las alegres escenas de la persecución y captura del Judas y "la Judesa". El 3 de mayo el Valle de Arana se remonta a tiempos muy pretéritos en la fiestas de "Plantar el Mayo" sirviéndose de una enorme haya que los mozos han derribado en el monte y han bajado pelándola entre todos hasta convertirla en un airoso poste. Ya en la Villa, le colocan dos espadas de madera en forma de aspa, una bandera blanca formada con los corporales que han tenido el Cuerpo del Señor el día de Jueves Santo como conjuro permanente contra las tormentas y una pequeña cruz de cera confeccionada por las mujeres del lugar con cera de la colmenas de la Villa. Bendecida esta pequeña cruz en ceremonia pública y venerada por todos los presentes llega el momento de "aupar la Cruz" que permanece así hasta el 14 de septiembre presidiendo vivir de la Villa y preservando de nubadas a tierras y habitantes. En el valle de Arrastaria y en Orduña el 9 de mayo es el señalado para la famosa fiesta de "La Entradilla" con la que los de este precioso valle alavés recuerdan el voto que hicieron en 1639 de tener por Patrona a la Virgen de Orduña la Vieja.

A tal fin se desplazan con sus pendones hasta el Santuario en Orduña, y cada uno de los cuatro pueblos que lo componen bailan las famosas "entradillas" que han dado a la fiesta el nombre y bajan a encontrarse con la Corporación Municipal de Orduña con la que sus alcaldes intercambian las varas en señal de envidiable amistad intermunicipal que en este caso resulta además interprovincial. Es por la Ascensión del Señor cuando tienen lugar las rogativas (que en Álava suelen llamarse según los lugares rogaciones, letanías y hasta ledanías) pero en Labastida además añaden un detalle simpático en la segunda de las rogativas, es decir, en la del martes. Para ello acuden chicos y grandes hasta la ermita de San Ginés en plena sierra de Toloño. Allí es donde la propia Corporación Municipal prepara y sirve la comida con la que obsequian a los niños de la escuela que han acudido en su totalidad a la rogativa, mezclando así el honrar a los santos y el servir a los niños con su propio trabajo.

Si el imaginario viajero acude al día 4 de julio al Valle de Barrundia y se introduce en el bosque de "La Estrada" se sorprenderá al ver cruzar una de sus sendas a un buen número de personas (la mayoría varones) precedidos por el txistulari y el tamborilero que no dejan de tocar una alegre biribilketa. Son los vecinos de Larrea que acuden a la ermita de San Martín en el vecino pueblo de Hermua a celebrar la llamada "Fiesta del Barte". Es una fiesta llena de ritos cuya antigüedad habrá que buscarla en el siglo XIII, y que tiene mucho que ver con derechos de pastos, aguas, etc., y queda reflejada en más de una sentencia arbitraria por virtud de las cuales les siguen reconociendo a los de Larrea el derecho a acudir en fiestas al pueblo de Hermua. Es por eso por lo que los de Hermua les dejan bien preparadita la ermita, la plaza, el juego de bolos y la campa de la Estrada ya que ese día los de Larrea bailan el aurresku tras el rosario en la ermita, juegan una partidita a bolos en el bolatoki y trenzan alegres kalejiras en la campa después de pasar lista por ver si falta algún vecino en cuyo caso tendrían que aplicarle alguna pena puesto que el derecho a esta fiesta se liga también con la supervivencia del derecho a los pastos.

Sin que parezca que tenga mucho que ver esta fiesta con el hecho de que algún día los de Larrea vendieran o no a los de Hermua la imagen de San Martín por un Barte. El día de San Juan celebra la Villa de Salvatierra una curiosa fiesta en el pueblo de Arrizala. Para las siete de la mañana se ha puesto en marcha la comitiva de toda la Corporación a caballo. Llegan al pueblo del dolmen de Sorginetxe donde espera todo el vecindario. Realiza la ceremonia de posesión del lugar por parte del Municipio y hay que ver la alegría con la que son recibidos y despedidos todos y la emoción con la que cantan la tradicional jota de despedida a la Vara de la Justicia. No han dado las diez de la mañana cuando toda la comitiva hace su entrada en Salvatierra entre los aplausos del vecindario quienes se disputan el honor de obsequiar con un ramo de flores a cada uno de los que cabalgan, los cuales en un florido cortejo se dirigen hasta la iglesia de San Juan después de pasearse por las calles de la Villa al son de ancestrales marchas.

Si, ya en el invierno, acude el viajero a Labastida se hallará con una preciosa marcha en honor de la Purísima la víspera de su día y podrá admirarse cómo siguiendo ancestral costumbre se comunica (bien que por teléfono) al presidente de la Diputación que se ha celebrado sin novedad la ronda en Labastida igual que lo hicieran antes despachando para ello un mensajero que por el puerto de Rivas se dirigía sin más objeto hasta Vitoria para dar el parte al Diputado General. Y también en Labastida podrá deleitarse con la llamada "Fiesta de los Pastores" con las que los labastidenses realizan unas celebraciones navideñas de indudable sabor ancestral. Adoran al Niño y bailan dentro del templo los pastores ataviados con sus típicos trajes una clásica danza, le ofrecen sopas de ajo hechas en la plaza momentos antes, le ofrecen también un cordero todo ello en la persona de la más joven pareja que durante ese año haya tenido la dicha de haber visto aumentada su familia con un hijo varón que también está presente en la fiesta representando al Niño Jesús.

JOJ