El propio prestigio de la marca facilitó la búsqueda de más recursos financieros, puesto que su salida a Bolsa en 1986 fue todo un éxito, colocándose entre las firmas más rentables del parqué durante la década siguiente y acometiendo sin problemas las sucesivas ampliaciones de capital. Así sucedió con la emisión de bonos para cubrir la compra de Naturín Werk, en 1990, por 16.000 millones de pesetas y en esa fecha primer productor mundial de envolturas de colágeno y una plantilla de 1.500 obreros. Las principales entidades financieras navarras, españolas e internacionales acudieron a ese proceso, un valor seguro. Este cambio era una repuesta al propio éxito empresarial que significaba producir por debajo de la demanda. Por eso la política de inversiones se aceleró en la década de los noventa, actuando ya como líder mundial. Ya no había aranceles que pagar para competir en Europa, el este se abría como oportunidad, Asia también, aunque el mercado norteamericano permaneció cerrado hasta 1994 dadas las barreras de entrada a la propiedad industrial. Esa estrategia global, sin embargo, se encontró con problemas derivados del tipo de cambio entre la zona dólar y la futura zona euro. En el arranque del siglo XXI la entrada en USA tuvo como factor añadido resolver la caída de precios de las envolturas artificiales y el riesgo de una fuerte exposición a las variaciones de las divisas. De tal modo que la presencia productiva en ese país ha permitido ganar eficiencia en la cobertura natural de divisas, además de reducir costes de gestión y transporte y obtener ventajas de las reducciones arancelarias.