La naturaleza de este negocio está marcada por tratarse de un producto muy atomizado, con muy pocos productores de vanguardia y presente en los mercados nacionales de gran tradición de elaboración y consumo de embutidos. El modo de competir se ha estructurado tanto buscando producir más y mejor gracias a una política potente de I+D+i que le ha permitido mejorar y diferenciar productos, como dotándose de una red comercial activa en todo tipo de economías, desde la más desarrolladas en Norteamérica a las emergentes de Asia, este de Europa y Latinoamérica. La investigación se enfocó sobre todo a la mejora de los procesos de fabricación y el desarrollo de nuevas aplicaciones. Las inversiones en investigación fueron muy rentables, ya que crearon productos y variedades pioneros en la industria mundial y, en consecuencia, se mostraron muy eficaces en el prolongado proceso de absorciones y fusiones de los grandes del sector. Así las tripas de celulosa han ido incorporando las basadas en colágenos y plásticos en los últimos diez años. El centro tecnológico sigue en Cáseda y su planta es la que presenta una eficiencia productiva líder dentro del grupo.
La conquista de espacios de producto y distribución seleccionó economías emergentes en Europa que otorgaban la ventaja de los costes salariales más bajos, una capacidad de consumo creciente y una tradición industrial que ha permitido a medio plazo transferir conocimiento tecnológico y logístico. Ese esquema fue ensayado en Brasil y México en América y, más tarde, en Tailandia (2001). Desde 2003 se ha implantado un centro de converting en Mexico. Lo relevante no ha sido sólo la capacidad financiera para asumir compras de empresas punteras en cada país y colocar su propio know how, sino asimismo la incorporación junto a las factorías de las redes comerciales respectivas. Han sabido conjugar soluciones globales para clientes globales y respuestas locales para necesidades locales.