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SEGURIDAD SOCIAL

Los primeros pasos en previsión social. En el proceso reformista hay que incluir la creación de las Cajas de Ahorro, anteriores en el tiempo a la legislación social, que buscaron generalizar el espíritu ahorrador burgués entre la clase obrera como medio ideal para evitar caer en la miseria. Aparte de esta primera misión, las Cajas tuvieron especial trascendencia en la implantación de los primeros seguros sociales, al establecer acuerdos de colaboración con el INP. Entre todas ellas sobresalen dos que iniciaron la puesta en marcha de los seguros de vejez anticipándose a la creación del INP: la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa (CAP), fundada en 1896, primera Caja con el carácter de provincial, y que en 1900 organizó una Caja de Retiros para la Vejez; y la Caja de Pensiones de Barcelona, constituida en 1905.

El Diputado provincial y Secretario de la Junta de Gobierno de la CAP. Feliciano Echeverría, fue quien sugirió a la Comisión de Hacienda de la Diputación de Guipúzcoa la creación de una "Caja provincial de previsión y de retiro para los inválidos del trabajo" (1-6-1899). Posteriormente, se hizo cargo de ese proyecto Tomás Balbás y Egeo (1846-1930), también Diputado provincial, Presidente de la Comisión Directiva y de la Junta de Gobierno de la CAP. Balbás, reformista social en el más pleno sentido de la palabra, luchó inútilmente durante años por ampliar los seguros sociales, con una visión más cercana a la que tenemos hoy en día que a la existente en la época en que le tocó vivir. Además, fueron fruto de su iniciativa: La Gota de Leche de San Sebastián (1902-1985), sufragada por las dos Cajas de Ahorro guipuzcoanas; la Casa Cuna de Fraisoro, primera gran obra social de una Caja de Ahorros, que se complementó con importantes ayudas económicas a la Granja Escuela de Fraisoro, etc..

Pero donde hay que concederle los mayores derechos de primogenitura es el terreno de los seguros sociales. Balbás modificó la idea de Echeverría, y preparó los oportunos reglamentos -aprobados por la Diputación el 13 de noviembre de 1899-. El 1 de enero de 1900 comenzó su andadura la primera Caja de Retiros para la Vejez e Inválidos del Trabajo, gestionada por la CAP y subvencionada por la Diputación con 60.000 pesetas anuales, anticipándose varios años a la iniciativa estatal. Su reglamentación se ajustaba a las normas del seguro. Las pensiones se formaban por la capitalización de las aportaciones personales, donaciones y la subvención provincial. Todo dentro de la técnica actuarial de seguros y del principio de libertad subsidiada (no se obligaba a ningún obrero a asegurarse, pero si se abría una libreta de retiro se contaba con la bonificación de la Diputación).

Cuatro años más tarde Balbás creó la Mutualidad Maternal, aneja a la Caja de Retiros, también con subvención provincial, que permitiría a las mujeres tener un seguro de enfermedad y, sobre todo, de maternidad, encargado de cubrir los gastos médicos y farmacéuticos, y de facilitar una ayuda económica que sustituyera el salario que las mujeres dejaban de cobrar las tres semanas posteriores al parto, y en las que no debían trabajar según la Ley de 13-3-1900. Asimismo, inició la puesta en marcha de la Mutualidad de empleados provinciales y la de los empleados de la CAP, también dentro de la Caja de Retiros. No tuvieron estas iniciativas todo el éxito que merecían. La Caja de Retiros pervivió lánguidamente hasta la implantación del retiro obligatorio, y la Mutualidad Maternal fracasó rotundamente. Los salarios de los obreros, y no digamos los de las obreras, estaban en unos niveles tales que imposibilitaban cualquier tipo de ahorro a largo plazo, y los empresarios no pusieron el menor interés en colaborar en estas importantes iniciativas provinciales. No obstante, sirvieron para ir desbrozando el camino y para preparar especialistas en previsión social, que demostraron su valía años más tarde. Balbás se persuadió pronto de la necesidad de implantar el seguro obligatorio, viendo claramente lo ineficaz que resultaba el de libertad subsidiada. Intentó convencer, sin lograrlo, a José Maluquer y otros promotores del INP con los que mantuvo contactos directos en la etapa preparatoria de la ley.