Lexikoa

NATURALEZA

Recuerdo del primitivo lenguaje. Coinciden todas las noticias de relaciones entre el hombre y la naturaleza en que todos los seres y aún cosas hablaban. Una de las leyendas exceptúa al musgo. El hombre, contraviniendo esta orden así establecida, quiso enseñarle a expresarse y desde entonces sólo el hombre conservó el don de la palabra. Por ejemplo veamos este diálogo entre las ovejas y la yerba:

ARDIJE TA BEDARRAK

Antxiñe, bei, ardi ta animali gustijek, eta bedar eta arbolak berba egiten ebenian, landa baten ardi ba:ek bedarra jaten ziarduen.
Barrenetik asi san, eta bedarrak esareutsen:
jaik an gojen, eta oiñ itxi eiskuk, gero gosuaguek isango gaituk eta.

Juen san ardije gorenera ta emengo bedarrak be asi yakosan esaten: an barrenlen yagok bedar gosue.

An ebillen ba ardije batien barrenien da bestien gorenien bedarra jaten.

Askenien gogait egin da asarratute esautsen bedarrei: ekin, ekin. gure bosue, nik betik asi te goraño arlos jango saituet eta.

LA OVEJA Y LAS YERBAS

Antiguamente, cuando las vacas, las ovejas y todos los animales y yerbas y árboles hablaban, en un pastizal se ocupaba una oveja en comer yerba.

Empezó por la parte baja, y las yerbas le decían: la yerba que hay allá arriba, aquélla es sabrosa: pace allá arriba, y ahora déjenos, que después seremos más sabrosas.

Se fue la oveja a lo más alto y las yerbas de aquí empezaron también a decirle: allá abajo está la yerba sabrosa.

Andaba, pues, allá la oveja, una vez abajo y otra arriba, comiendo yerba.

Por fin, hastiada y enojada, dijo a las yerbas: hablad. hablad, si os place; que yo os comeré por completo de abajo hasta arriba.

[Narración de Berriz, comunicada en 1923 por D. León de Bengoa. J. Mi. de B.: "E. M. e. l. M. P. V.", t. II, p. 158].

En la de Kanillo el pescador hablan el besugo, el león, la paloma y la hormiga con el hombre. En una ronkalesa un pastor y el mes de febrero. En otra de Zeanuri un tordo se dirige al mes de marzo. Puede decirse que estos cuentos de animales son siempre dialogados, bien ellos entre sí, bien con el hombre. Pero, aparte lo que todo esto pueda tener de figura literaria, cita el hecho separado de situar a algunos de ellos en aquel tiempo en que todas las cosas y seres hablaban y se entendían. Aquí hay dos hechos involucrados en uno. El recuerdo de la edad de oro, aquella de un paraíso feliz y el de entenderse todos en un solo idioma. Late en el fondo el tema del monogenismo lingüístico junto al antes citado. Otros datos que merecen citarse es el de las lamias que se niegan a hablar y sólo lo hacen sorprendidas en el momento en que hierve la leche y se hincha, sobrándose.