Los territorios históricos del País Vasco continental -Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa- no forman división administrativa oficial alguna, sino que se encuentran englobados en uno de los 99 departamentos en que se halla estructurado el Estado francés desde 1790, más concretamente en el departamento 64 denominado de los Pirineos Atlánticos, ex-Bajos Pirineos. Lapurdi, el territorio histórico vascofrancés más occidental, linda al Norte con las Landas, al Sur con Navarra y Guipúzcoa, aunque con este territorio su límite sea más suroeste, al Este con Baja Navarra y al Oeste con el Golfo de Vizcaya o de Gascuña. Su superficie es de 859 km2. lo que viene a significar el 28,73 % del territorio vasco continental y el 4,14 % del total de Euskal Herria. Su población supone el 80 % del total de Iparralde y el 6,5 % del total de la asentada en los siete territorios históricos.
- Unidad básica de las divisiones administrativas galas
La constituye la comuna cuyo equivalente sería el municipio de los territorios vascos del Sur. Se diferencian dos tipos de comunas: la comuna rural, aquélla cuya población no supera los 2.000 habitantes, y la comuna urbana, aquélla cuya población supera los dos millares de residentes en torno al núcleo principal. La agrupación de las comunas constituye el cantón equivalente en cierta medida a la comarca o región de los cuatro territorios peninsulares. La agrupación de estas comunas constituye el Departamento, el equivalente a la provincia de la división administrativa peninsular. En la actualidad el territorio de Lapurdi se encuentra dividido en 41 comunas agrupadas en 10 cantones, con la particularidad de que dos de ellos, Bidache y Labastide-Clairance, reúnen comunas de los territorios de Lapurdi y Baja Navarra. Caso excepcional constituye la formación del BAB, agrupación supracomunal formada por las comunas de Bayona, Anglet y Biarritz, en 1972. La capital del departamento es Pau y el mismo está dividido en tres circunscripciones o distritos, a cuyo frente se encuentran los subprefectos. Los territorios de Lapurdi y Baja Navarra dependen del distrito de Bayona, mientras que Zuberoa tras la desaparición del distrito de Mauleón ( 1926) depende de Oloron. En marzo de 1964, y por motivos de índole económica y de planificación territorial, el territorio francés quedó dividido en 21 regiones económicas.
El departamento de Pirineos Atlánticos constituye con Dordogne, Gironde y Landes una de las veintiún regiones económicas citadas denominada Aquitania y cuya capitalidad reside en Burdeos. El INSEE (Institut National de la Statistique el des Etudes Economiques) señala en sus estudios la existencia de tres aglomeraciones urbanas en el Departamento 64, a saber: Pau, Oloron y Bayona. Esta última es la única del País Vasco Continental y en ella se encuentran, junto a diez comunas de Lapurdi, dos del departamento de Las Landas (Ondres y Tarnos). Junto a ellas se encuadran: Bayona, Biarritz, Anglet, Boucau, Bidart, Mouguerre, Arcangues, Saint-Pierre d'Irube, Guethary, Bassussary. Quiere ello decir que los territorios de Lapurdi, B. Navarra y Zuberoa no tienen oficialidad administrativa alguna y que la actividad administrativa y económica de las comunas de Lapurdi gira en tomo a Bayona, como subcentro -en cierta medida así se puede definir- de Burdeos. Los diez cantones de Lapurdi agrupan a las 41 comunas existentes según la siguiente clasificación:
- CANTON DE BAYONA: Bayona, Boucau, Arcangues Bassussary, Lahonce, Mouguerre, Saint-Pierre d'Irube y Urcuit (8 comunas)
- CANTON DE ANGLET. Anglet (1 comuna)
- CANTON DE BIARRITZ. Biarritz (1 Comuna)
- CANTON DE BIDACHE: Bardos y Guiche (2 comunas)
- CANTON DE ESPELETTE: Ainhoa, Cambo, Espelette, Itxassou, Louhossoa, Sare y Souraide (7 comunas)
- CANTON DE HASPARREN: Bonloc, Hasparren, Macaye, Mendionde (4 comunas)
- CANTON DE HENDAYA: Biriatou, Ciboure, Hendaya y Urrugne (4 comunas)
- CANTON DE SAlNT-JEAN DE LUZ: Ascain, Bidart, Guethary, Saint Jean de Luz (4 comunas)
- CANTON DE USTARITZ: Ahetze, Arbonne, Halsou, Jatxou, Larressore, Saint-Pee, Ustaritz, Villefranque (8 comunas)
- CANTON DE LABASTIDE CLAIRANCE: Briscous, Urt. (2 comunas)
Desde el punto de vista judicial las jurisdicciones se dividen en ramas:
- Jurisdicción penal: tribunal de policía en Biarritz y Bayona, tribunal correccional en Bayona, la Cour d'Assises de Pau.
- Jurisdicción civil: tribunal de instancia en Biarritz y Bayona, tribunal de gran instancia de Bayona, Cour d'Assises de Pau y Cour de Cassation en París.
- Jurisdicción comercial: tribunal de Comercio de Bayona y Cour d'Assises de Pau.
- Conseil de prud'hommes para asuntos laborales.
Lo que antaño, en la época prehistórica, fue un territorio cubierto de bosque hasta la misma costa del Cantábrico, con el paso de los años se ha convertido en un hábitat humano donde la flora natural se encuentra arrinconada en pequeños espacios dispersos y empobrecidos. La actual situación de la vegetación natural, y sobre todo del bosque, es el resultado de la lucha permanente del hombre contra el árbol desde el comienzo de la humanidad, en la cual este último tiene todas las de perder. El cambio de la vegetación natural a los cultivos y las landas actuales, que representan la mayor extensión del territorio de Lapurdi, comenzó cuando nuestros antepasados al llegar al País Vasco la cultura neolítica, descubrieron que la tierra podía ser fuente de producción de alimentos, y no sólo susceptible de recolección de frutos y cereales y de la caza de los animales. Fue en esta época cuando comenzaron las primeras roturaciones de tierras en Lapurdi, y con ello la aparición de los primeros cultivos y prados, afincándose la agricultura, la ganadería y el pastoreo. Este proceso de cambio de utilización del suelo, se vio aumentado durante el período de ocupación romana. Epoca en la cual se comenzó a explotar las riquezas que el subsuelo de esta tierra poseía. Entre los minerales explotados caben destacar los mármoles, los minerales de hierro y cobre. Fue entonces cuando se fundó la ciudad de Bayona (Lapurdum en denominación latina), la cual se erigió como el puerto más importante de este territorio, y desde donde se exportaron dichas riquezas.
Durante la Edad Media, debido al paulatino aumento de la población y al surgimiento de nuevas villas y aldeas, estas actividades tuvieron un nuevo impulso, sobre todo, tras el auge económico de los siglos XII, XIII y XIV. Es en este período cuando aparecen las primeras ferrerías (zearraolak, en euskara) de carácter hidráulico y localizadas por esta razón junto a los lechos de los ríos, o en zonas donde existían las grandes formaciones de bosques, los cuales tuvieron el papel de abastecedores de carbón vegetal. En Lapurdi son dignas de destacar las ferrerías que de este tipo se localizaron en Urruña, Halsou y Cambo. La actividad de estas ferrerías prosiguió hasta la Revolución Industrial. De esta manera, durante la Edad Moderna aparecieron nuevas ferrerías, entre las que destacan las de Azkaine, Senpere, Sara y Ainhoa. Fue en este período cuando se inició la actividad de los astilleros, localizándose los más importantes en Hendaya, San Juan de Luz y en Bayona; al mismo tiempo que la roturación de tierras para la agricultura y el desarrollo de la ganadería en sus tres vertientes de caprina, ovina y porcina, iban ahondando en este proceso de degradación de la vegetación natural. En estos últimos años, con el desarrollo del turismo, que ha traído consigo la expansión de las ciudades costeras, y el abandono progresivo de las zonas agrícolas, ha profundizado si cabe más todavía esta situación.
Como consecuencia de todo esto, en la actualidad en el territorio de Lapurdi podemos encontrar grandes extensiones de landas y de cultivos, y una gran cantidad de pequeños bosquecillos, diseminados entre los escasos bosques que aún perviven de la vegetación natural. Estos bosques están formados principalmente por robles de la especie quercus pedunculata, a la cual se asocian otras tales como los castaños, castañae sativa, abedules, betula berrucosa... Junto a estos bosques aparecen en la costa bosques de repoblación de pinos que han sido plantados con miras a la explotación económica del turismo. Si analizamos estas formaciones nos daremos cuenta que la que: más extensión ocupa es la formada por las landas, cuya extensión, aunque no existan cifras precisas, ocupa más o menos el 45 por ciento del territorio de Lapurdi. La siguiente formación en extensión es la formada por los cultivos, que representan aproximadamente el 40 por ciento. El 15 por ciento restante se reparte entre los bosques, que suponen alrededor del 10, y el suelo urbano e improductivo que supone el 5 por ciento.
Ante estos datos se puede ver pues cómo el papel actual del bosque en el territorio de Lapurdi es muy reducido, si se compara con las otras dos provincias costeras vascas, en las cuales el bosque supone el 57 por ciento (Bizkaia) y el 59,5 por ciento (Gipuzkoa). Entre los bosques que aún se conservan en condiciones ecológicas aceptables se pueden mencionar los siguientes: El bosque comunal de Urruña, con una extensión de 638 hectáreas; el bosque comunal de Senpere, con una extensión de 1.589 hectáreas; el bosque comunal de Sara, con una extensión de 1.268 hectáreas; el bosque comunal de Ainhoa con una extensión de 436 hectáreas, y el bosque de Ithorots con una extensión de 841 hectáreas. Todos estos bosques, como anteriormente hemos mencionado, tienen como especie más importante el roble, asociados al cual aparecen los castaños, abedules y demás especies secundarias que en estas latitudes podemos encontrar. Junto a estos bosques, testigos de lo que fue aquel bosque climax existente en la época prehistórica, en los últimos años se han plantado en la Zona turística de Lapurdi bosques de pino marítimo de la especie pinus pinaster, destacando entre éstos el que se encuentra en Anglet, denominado bosque de Xiberta, con una extensión de 638 hectáreas.
MSU
Los ríos de Laburdi, como la mayoría de los ríos del País Vasco Continental, se caracterizan por ser de corta longitud, debido a que nacen a poca distancia de la desembocadura y porque depositan sus aguas en el Océano Atlántico, es decir, pertenecen a la vertiente atlántica. Las corrientes fluviales, a su paso por Laburdi, descienden suavemente desde alturas bastante moderadas. Considerándolos desde el límite de Laburdi, no suelen superar a su entrada en la provincia los 500 metros y bajan paulatinamente hasta su desembocadura por lo cual la pendiente no supone un factor de gran importancia para el desarrollo de su labor erosiva. Las características de estos ríos están en estrecha relación con el clima templado oceánico que afecta a la zona. En su mayoría son de régimen pluvial-oceánico, es decir, la curva estacional de sus caudales presenta un máximo de otoño-invierno, correspondiendo con las épocas de mayor precipitación. En verano, se alcanzan los valores mínimos de caudal paralelamente a los meses de menor pluviosidad. Son ríos bastante caudalosos debido a la abundancia de precipitaciones, que por otra parte se distribuyen de manera continua durante todo el año, por lo que son también de carácter regular. La extensión de las cuencas es por lo general bastante reducida. Los principales cursos fluviales de la provincia de Laburdi son:
- Adur
Es el mayor río colector del País Vasco Continental y recibe la mayor parte de las aguas de los ríos que recorren Laburdi. Tiene un recorrido de trescientos treinta y cinco kilómetros desde su nacimiento en los Pirineos, cerca de Tourmalet. Sus últimos treinta kms. de recorrido los efectúa en el País Vasco Continental, constituyendo el límite entre Laburdi y Las Landas. Desemboca a la altura de Boucau, en Bayona, y en la misma ciudad recibe al Nive. Posee un régimen pluvio-nival en su curso alto, con un máximo en otoño y primavera debido este último a la fusión de las nieves, mientras que en su curso medio y bajo le corresponde un régimen pluvial-oceánico.
- Bidasoa
Nace en Izpegi (Baztán) a 672 m. de altitud y desemboca en la bahía de Txingudi entre Hendaya y Hondarribia. Durante los doce últimos kilómetros de su recorrido separa Laburdi de Guipúzcoa.
- Errobi o Nive
Nace en el Pirineo Navarro en el monte Errozate, pasa por San Juan de Pie de Puerto, donde se le unen el Lauribar y el Arnéguy. Recorre treinta kilómetros por tierras labortanas para verter sus aguas en el Adur, a siete kilómetros de su desembocadura en Bayona. A su paso atraviesa las localidades de Cambo Les Bains y Ustaritz, a partir de donde empieza a meandrear hasta su unión con el Adur. Su principal afluente es el Aldudes o Baigorri.
- Ugarana o Nivelle
Nace en la cuenca de Urdax y Zugarramurdi. Entra en Laburdi pasando por Ainhoa y Saint-Pée donde se le une el río de Sara, y después se le une el Ascain. Otros afluentes de este río son el Olabide, Artxuri, Urdazuri y el arroyo de Larrun. A pesar de su escasa longitud (45 kilómetros) es el río más largo que desemboca en el Cantábrico a la altura de San Juan de Luz.
MME
- Historial geológico
Con una extensión de 859 kilómetros cuadrados (29 % del País Vasco Continental), la provincia de Lapurdi es una de las más pequeñas del País (únicamente Zuberoa presenta una extensión menor). Geológicamente, Lapurdi se localiza a caballo entre dos unidades netamente contrastadas: Pirineos y cuenca de Aquitania, participando de los caracteres litológico-estructurales de ambas unidades. Litológicamente, esta zona abarca una amplia gama de materiales, que van desde las formaciones primarias del eje axial Pirenaico hasta el complejo Mesozoico-Terciario de la cuenca de Aquitania. Las formaciones más antiguas pertenecen al Paleozoico inferior (macizos de Ursuia-Baigura o de Lapurdi y Cinco Villas, incluyendo aquí la prolongación nororiental de Aia-Larrum), estando integradas por gneis, micasquistos, cuarzofilitas y pegmatitas del Ordovicico, que hacia el techo de la serie dejan paso a un nivel conglomerático integrado por cantos de cuarcita fuertemente trabados por un cemento silicoso (este nivel conglomerático nos indica la existencia de importantes áreas emergidas).
El Silúrico es muy homogéneo, puesto que está representado por esquistos negros muy ricos en materia orgánica (fondo pobre en oxígeno), cuya potencia resulta difícil de calcular, puesto que este nivel ha jugado un importante papel en la evolución tectónica de la región (nivel de despegue). Unicamente a finales del Gotlandiense reaparecen los aportes detríticos, depositándose éstos en una cuenca subsidente, de ahí que el Devónico inferior presente un espesor de 1.500 m. Por encima se disponen una serie de depósitos esquistosos y arenosos primero y calizas griotes después, cuya potencia no rebasa los 30-40 m., habiendo sido datados como pertenecientes al Devónico superior. El Carbonífero es la serie más extensa y mejor representada, constituyendo la mayor parte de los afloramientos Paleozoicos existentes en Lapurdi. El conjunto sedimentario se inicia mediante un conjunto de rocas silicosas y esquistosas con nódulos fosfatados que paulatinamente dejan paso a una facies tipo Culm (areniscas, calcoesquistos y pelitas con intercalaciones calcáreas y esquistosas). Esta facies Culm concluye en el Westfaliense, momento en el que se inicia una sedimentación terrígena integrada por esquistos negros con intercalaciones areniscosas.
Todos estos depósitos son coronados en discordancia por una fase detrítica (Estefaniense) representada por gruesos bancos de areniscas, que anuncian ya la orogenia herciniana (Estefaniense superior- Westfaliense inferior), responsable de la emersión del umbral pirenaico. Esta primitiva cadena herciniana es rápidamente desmantelada por la erosión, siendo las areniscas y pudingas permotriásicas los últimos testimonios de este desmantelamiento. Estos sedimentos bordean los macizos Paleozoícos y hablan de una fase regresiva, ya que los materiales gruesos de la base se hacen progresivamente más finos hacia el techo de la serie y, a medida que recubren los terrenos Paleozoícos, esquistosos. Al mismo tiempo se desarrollan importantes fenómenos volcánicos bajo la forma de coladas basálticas (Larrun). El Mesozoíco es una etapa de calma orogénica, únicamente alterada por movimientos secundarios responsables de la compartimentación de la cuenca sedimentaria en pequeñas cuencas o surcos secundarios, ligados a la formación de umbrales originados por una tectónica epirogénica de fondo que responde a presiones previas a la tectónica alpina. Todo ello genera la ruptura del Zócalo herciniano según directrices alpinas.
El Triásico es claramente regresivo, lo que se traduce mediante la deposición de un potente complejo detrítico integrado por pudingas, areniscas, psamitas, argilitas rojizas o violáceas que se confunden en ocasiones con los materiales del Pérmico subyacente. Este ritmo sedimentario se interrumpe en el Muchelkalk, puesto que en estos momentos se produce una tímida transgresión marina, depositándose calizas dolomíticas, a menudo carniolizadas, calizas grises o negras y calizas en plaquetas (son depósitos lenticulares cuya potencia oscila entre 20 y 100 m.). Una nueva fase regresiva se inicia en el Keuper, instaurándose un régimen lagunar que tiende a colmatar las cuencas interiores mediante la deposición de evaporitas y arcillas abigarradas más o menos gipsifera. A finales del Trías se producen emisiones eruptivas fisurales (a través de las fracturas de distensión que afectan al zócalo), tal y como lo prueba la existencia de importantes masas de ofita. La regresión Triásica finaliza en el Jurásico, período que se inicia mediante una fase transgresiva generalizada, como consecuencia del hundimiento general de la Cuenca Cantábrica a partir del Malm inferior.
El mar Jurásico invadió la casi totalidad de las tierras emergidas, respetando únicamente los sectores más elevados de los Macizos Paleozoicos. Posteriormente, se iniciaron una serie de emersiones (movimientos de finales del Jurásico y comienzos del Cretácico), responsables del recrudecimiento de la erosión y de la individualización del Golfo Vasco Cantábrico (elevación de un continente al norte de Burgos, unido al de Asturias y a la Meseta y elevación de los macizos paleozoicos vascos). Todos estos movimientos tectónicos provocaron una nueva regresión marina responsable de la emersión de pequeños umbrales y el aislamiento de pequeñas cuencas de agua dulce o salada. Al mismo tiempo, el clima semiárido prewealdense evoluciona hacia un clima cálido-húmedo, lo que explica el aporte de importantes masas terrígenas, de vivos colores. La regresión Wealdense concluye a finales del Cretácico inferior, mediante una etapa transgresiva, produciéndose la deposición de complejo urgoniano (aptense-albense inferior), cuya enorme potencia no puede explicarse más que en función de una lenta pero continua subsidencia de toda la cuenca sedimentaria. Sin embargo, en aquellos lugares donde los fondos eran importantes (y en consecuencia los organismos constructores no podían desarrollarse) se produce la acumulación de importantes masas (3.000 m. de potencia) de sedimentos terrígenos finos entremezclados con episodios zoógenos (cabe reseñar la aparición de plataformas bíoconstruidas de rudisto).
En definitiva, "toda la historia albo-aptense consiste en una lucha permanente entre la distribución de material detrítico y la implantación de edificios construidos que abortan desde que crecen los aportes terrígenos. Esta competencia se prolonga durante el albense superior... predominando los materiales areniscosos (areniscas de Ascain, Saubrigues y Ayherre). (A. Debourle y R. Deloffre, 1976). Cerca de los Pirineos se instaura una sedimentación prodeltaíca debido a los abundantes aportes detríticos aportados por las aguas fluviales que actúan violentamente sobre la vertiente meridional de los Pirineos como consecuencia del rejuvenecimiento del relieve, fruto de la elevación epirogénica de los Pirineos. Al mismo tiempo, la existencia de un clima cálido y húmedo reactiva la erosión, conformándose, sobre los macizos primarios, importantes acumulaciones deltaícas (pudingas de Mendibeltza e Iguntza, cuyo espesor puede alcanzar los 1.000 m.). Una nueva etapa transgresiva se inicia en el Cenomanense; al mismo tiempo una serie de fuerzas de distensión generan pliegues de gran radio, paralelos entre sí, y el desarrollo de un surco a lo largo del borde nordpirenaico de 250 km. de longitud (concretamente, éste surco se extiende entre Foix y el Atlántico). Como afirman Debourle y Deloffre, "esta especie de depresión submarina se va a colmatar progresivamente durante el Cenomanense".
Todo ello se traduce mediante la constitución -tanto al Norte como al Sur de este surco- de una plataforma poco profunda donde predomina una sedimentación de tipo litoral, depositándose series calcáreas poco potentes (posiblemente, todos estos movimientos también provocaron el desarrollo de fracturas verticales del zócalo, que a su vez favorecieron la salida de masas magmáticas desde el Cenomanense hasta el Senoniense inferior). En la costa vasca predominan las facies carbonatadas, excepto en el sector septentrional de Lapurdi donde la sedimentación es más arenosa. Concretamente, en el sector litoral predomina el flysch con sílex del Coniaciense-Santoniense, integrado por bancos calizos y margas. Al mismo tiempo, en la fosa nordpirenaica subsidente -cuyo eje se encuentra al sur del frente nordpirenaico se produce la deposición de importantes masas de material, alcanzando el relleno una potencia de 2.000 m. (Cenomanense-Senoniense inferior). En el Campaniense, este surco subsidente se desplaza hacia el Norte (este surco se sigue de manera continua, a lo largo de 400 kms., entre Corbiéres y la Costa Vasca), siendo colmatado durante el Campaniense- Maestrichtiense inferior, mediante la deposición de una facies flysch, calcáreo-areno- margosa. A medida que nos acercamos a la costa, la facies flysch es sustituida por una facies margosa o margo- calcárea, cuya potencia oscila entre los 200-300 m. , integrada por pequeños bancos de caliza con intercalaciones de margas negras, plaquetas arenosas y pasadas de brechas. Un buen ejemplo se observa en Hendaia (capas con Stegaster, descritas por Lapparent en 1918).
A partir del Campaniense superior se produce una elevación generalizada de los fondos marinos instaurándose un ritmo sedimentario típico de plataforma marina. La regresión ya iniciada en el Campaniense superior, se hace mucho más patente en el Maestrichtiense y Daniense; únicamente se produce una sedimentación flysch en el surco nordpirenaico anteriormente citado. Esta situación es trastocada como consecuencia de la orogenia pirenaica, cuyas primeras manifestaciones se producen ya en el Luteciense. Concretamente, en el Luteciense inferior va a emerger la vertiente septentrional de los Pirineos y una parte de la cuenca de Aquitania, mientras que en el antepaís vasco pervivirá una sedimentación arcillo- arenosa, que paulatinamente será sustituida por materiales calizos y margosos (Luteciense superior). En el Bajo Adur, el Luteciense superior presenta un carácter localmente transgresivo sobre las series más antiguas, con presencia de conglomerados (estos fenómenos están en relación con la fase paroximal pirenaica). Los relieves generados por la orogenia pirenaica son inmediatamente desmantelados por la erosión, hasta tal punto que en el Mioceno la cordillera Pirenaíca apenas sobresale de la masa de derrubios que empastan sus valles. El fuerte aligeramiento provocado por la erosión generó el levantamiento isostásico de las tierras emergidas, que posteriormente serán retocadas por los sistemas morfogenéticos cuaternarios adquiriendo el aspecto que todos conocemos. Al mismo tiempo se produce la colmatación de las áreas deprimidas y el desarrollo de una importante dinámica fluvial y litoral.
- Rasgos fundamentales del relieve
Frente a la relativa complejidad estructural que define al País Vasco Peninsular, Lapurdi se caracteriza por presentar una acusada uniformidad litológica excepto en el sector meridional de la provincia- lo que determina el desarrollo de un paisaje homogéneo, donde las diferencias de nivel son poco importantes. Al sur del Adur y desde la costa hacia el interior, el relieve asciende suavemente hasta alcanzar el eje axial pirenaico, que culmina en el monte Larrun a 900 m.s.n.m. El paisaje se resuelve mediante un conjunto de colinas -modeladas a expensas del flysch- de dirección ESE-ONO, que por lo general no rebasan los 400-600 m. de altitud. Los interfluvios son anchos y regulares, quedando separados entre sí por valles de dirección SSO-NNE. En conjunto, el relieve está disecado por multitud de arroyos que convergen hacia el Nive, a su vez afluente del Adur. Hacia el Sur, este paisaje de colinas queda dominado por los macizos paleozoicos de Cinco Villas y Ursuia-Baigura (o de Lapurdi). Estos macizos presentan una clara orientación submeridiana identificándose con el primitivo axial herciniano. Concretamente, el macizo de Lapurdi consta, en su parte septentrional, de una masa de materiales cristalofílicos atravesada por un núcleo de granito y de la que arrancan dos apófisis de terrenos primarios (Heddebaut, 1975): una de dirección SE, representada por los afloramientos ordovícicos de Baigura y del devónico del Sur de Ossés, y otra en dirección S. que no es sino la prolongación del macizo de Cinco Villas. Litológicamente, predominan los esquistos gris azulados o negros, entre los que aflora una pudinga integrada por cantos de cuarzo, cuarcita, licianas negras y esquistos fuertemente trabados por un cemento silíceo. Es una facies homogénea, cuya monotonía queda rota por el desarrollo de lentillas calizas. Por último, la costa entre Hendaia y el Cap Saint Martin (Baiona) se resuelve mediante una sucesión de acantilados cuya altura oscila entre los 30-80 m., únicamente interrumpidos por pequeñas playas. A partir de Saint Martin y hasta la desembocadura del Adur se desarrolla una costa rectilínea, baja y arenosa, que anuncia ya la costa de Las Landas.
- Minas
Después de las minas de hierro del valle de Baigorry (Baja Navarra), que eran las más conocidas, citaremos en Lapurdi: la de Espelette, que es muy antigua; la de Ainhoa, en la ladera noroeste del monte Ilhartz, explotada hace mucho tiempo por los ingleses; la de Bayonnette, en Urruñe, y la de Sara. Las minas de sal gema de Villefranque, los pozos de sal y las salinas de Briscous; los cementos de Urruñe y de Guéthary; las minas de caolín de Louhossoa y de Espelette. En cuanto a los establecimientos termales citaremos solamente los de Cambo que son muy conocidos.
JEF
Los factores que configuran el clima de Laburdi son muy diversos, derivados de su propia situación latitudinal -entre los 43º 22' y 4 latitud norte-, y de su peculiar configuración de relieve. Por su situación en el conjunto de las tierras emergidas (concretamente en el SO de Europa), podemos incluir esta zona dentro de la Zona templada, en el dominio de la circulación general del Oeste, pero muy cerca ya del límite con las altas presiones subtropicales, participando así del influjo de masas de aire continentales procedentes del centro y norte de Europa, masas oceánicas Atlánticas y masas cálidas mediterráneas.
En conjunto, la provincia de Laburdi presenta unos datos climatológicos que corresponden a un tipo de clima mesotérmico, sin estación seca y con precipitaciones abundantes (~1.500 mm. anuales), bien repartidas a lo largo del año, presentando un máximo otoño-invernal muy nítido, lo que en la clasificación de Köppen se denomina clima templado húmedo sin estación seca (Cfb).
Las precipitaciones rebasan los 1.400 mm. anuales (Biarritz, 1.484 mm.; Anglet-Parma, 1.457 mm.; Hendaia, 1.600 mm.). No son lluvias muy intensas, puesto que si relacionamos el número de días de lluvia (~ 180) con la cantidad de precipitación, advertimos su baja intensidad (menos de 9 mm. diarios de media); ello no quiere decir que no sean frecuentes períodos cortos de lluvia intensa. Otro rasgo que define las precipitaciones es su variedad mensual y estacional, puesto que
"los valores estadísticos no se ajustan a los valores reales de precipitación, existiendo años anormalmente secos y otros excesivamente húmedos"
(A. Uriarte, 1982).
Por el contrario, como afirma A. Uriarte, la variabilidad anual es muy pequeña -0,15-, típica del clima de la Europa oceánica. La causa fundamental que explica la elevada cuantía de las precipitaciones, así como su desigual distribución, viene dada por el factor orográfico. En efecto, como afirma A. Uriarte,
"la orientación Oeste-Este de las sierras y el hecho de que el País Vasco sea un paso montañoso entre las altas cimas de la cordillera Cantábrica y de los Pirineos, unido al efecto de succión producido por la región ciclogenética del Mediterráneo Occidental es causa frecuente de que el flujo general del Oeste se tuerza hacia la cuenca mediterránea a través del País Vasco después de haber resbalado paralelo al relieve cantábrico a lo largo del resto de la costa".
Los vientos, especialmente en los niveles bajos, adquieren una dirección más del norte en la costa vasca y las masas de aire saltan las montañas en su camino, vía valle del Ebro, hacia el Mediterráneo. Esto explica el hecho de que las precipitaciones sean aquí superiores a las que se registran al pie de la cordillera Cantábrica y Pirineos. En conjunto, la variedad oceánica presenta una buena distribución anual de las precipitaciones, con un máximo otoño-invernal muy nítido, siendo diciembre el mes más lluvioso del año (156 mm. en Biarritz). En enero y febrero, se observa una menor intensidad y frecuencia de los días de lluvia, debido al progresivo reforzamiento del anticiclón térmico europeo, lo que dificulta la penetración de masas de aire húmedo (138 y 107 mm. respectivamente). Las causas que explican este máximo invernal vienen determinadas por la mayor frecuencia y profundidad de las depresiones atlánticas -así como por la mayor actividad de los frentes a ella asociados- y al no ser aún desviado el flujo general hacia el Nordeste por el anticiclón térmico europeo de invierno, aún muy débil. En efecto, en noviembre-diciembre, el "jet" polar se ubica en torno a los 35-40º latitud Norte, lo que se traduce en un predominio de las corrientes del Oeste, de ahí que sean frecuentes las
"afluencias de masas de aire templado y húmedo de carácter polar marítimo que son encauzadas hacia las costas europeas por las vaguadas del jet en disposición meridiana como consecuencia de fuertes coladas de aire polar que se ven frenadas u obstaculizadas por la presencia del anticiclón de las Azores y del anticiclón Noratlántico"
(Guipúzcoa, 1978).
Estas masas de aire penetran hacia el Mediterráneo, más cálido, pero chocan con la barrera orográfica vasca, descargando en la vertiente septentrional cantidades considerables de precipitación. A medida que avanza el invierno, las precipitaciones decrecen en función del retroceso experimentado por el anticiclón de las Azores y el descenso en latitud del frente polar, lo que se traduce en una mayor estabilidad atmosférica; a pesar de todo, las precipitaciones son importantes y están ligadas a la llegada desde el Oeste de largas familias de frentes. Ahora bien, estos frentes no siempre generan precipitaciones, puesto que éstas dependen de la dirección exacta de su desplazamiento; si este desplazamiento -caso muy frecuente- se efectúa de forma ondulada, sólo nos afectarán cuando vengan en onda meridiana descendente. No hay que olvidar que cuando estas familias llegan a nosotros, han atravesado la mayor parte de la península, es decir, llegan ocluidos o muy debilitados.
Todo ello explica que en invierno sean frecuentes períodos de buen tiempo y frío intenso, provocados por la existencia de vaguadas del jet de dirección meridiana que encauzan masas de aire polar continental o ártico marítimo, o bien, este buen tiempo está ligado a los anticiclones oceánicos de fin de familia. Las situaciones y tipos de tiempo invernal son frecuentes durante la primavera, aunque no aparecen los típicos del centro de éste. Concretamente, en estos momentos, el anticiclón térmico europeo alcanza su máxima potencia, el mar se ha enfriado aportando una menor cantidad de vapor de agua a la atmósfera, lo que se traduce mediante una mayor estabilidad atmosférica en los niveles bajos de la atmósfera. Además, el flujo del Oeste se ha debilitado considerablemente, lo que favorece la génesis de anticiclones térmicos en el Atlántico frío responsables de abundantes precipitaciones (escasa intensidad). En conjunto, los índices pluviométricos primaverales alcanzan valores importantes, presentando un máximo secundario en abril (118 mm. en Biarritz y 116 mm. en Hendaia). Los meses de medias mínimas son los correspondientes al período estival -aunque no existe ninguno realmente seco-, siendo julio el mes "más seco" del año (72 mm. en Biarritz).
Esta estación es la más compleja en lo que a tipos de tiempo se refiere, puesto que participa de la dinámica atmosférica de Europa Occidental -lo que se traduce mediante el paso repetido de frentes fríos ligados a las borrascas de latitud media que contribuyen al mantenimiento de las precipitaciones estivales-, y de las situaciones características de la península que actúa como un pequeño continente. El verano es la época del año en que adquieren mayor importancia las situaciones de buen tiempo; el fuerte decrecimiento experimentado por las precipitaciones es consecuencia del retroceso que experimenta el frente polar (en estos momentos únicamente nos afectan lluvias de margen de frente), junto con el ascenso del anticiclón de las Azores que se sitúa en las proximidades de Galicia. Este anticiclón permanece estable durante bastante tiempo, tanto en presión como en posición, puesto que la temperatura del agua del mar es inferior a la que registra el continente, de ahí que el anticiclón emita una apófisis a lo largo del golfo de Vizcaya. Mientras la apófisis anticiclónica se mantenga, el País Vasco queda protegido de posibles lluvias. A medida que este anticiclón se retira hacia el Oeste, comenzamos a recibir vientos húmedos del Norte que generan precipitación. Los anticiclones oceánicos que se intercalan en situaciones borrascosas provocan advecciones de masas de aire frío que al entrar en contacto con una superficie más cálida generan nieblas costeras (55-57 días al año).
A medida que transcurre el verano, el mar experimenta un calentamiento progresivo, lo que genera una mayor inestabilidad atmosférica en sus capas bajas, siendo suficientes ligeros vientos del Norte para provocar precipitación. A partir de agosto, los frentes fríos que ocasionalmente llegaban a nuestras costas, se hacen más frecuentes, lo que permite explicar la existencia de importantes lluvias estacionales. Una situación muy frecuente durante la época estival son las invasiones de masas de aire tropicales -de corta duración-, muy cálidas y húmedas, responsables de los máximos térmicos absolutos del país. El otoño participa de las características y situaciones típicas del invierno y del verano, de ahí que sea una estación muy irregular, caracterizada por presentar una alternancia de períodos de buen tiempo, con otros muy lluviosos. Es esta la época en que se producen las primeras expulsiones de aire frío polar, llegando hasta nosotros frentes muy activos que van a generar precipitaciones muy intensas. A finales del otoño, la situación es similar a la de diciembre, puesto que se restablece la circulación zonal, generalizándose la llegada de frentes y borrascas del Norte y Noroeste. Por término medio, las precipitaciones no rebasan los 10-15 mm. diarios, si bien no se descartan días con precipitaciones especialmente significativas por su intensidad y duración, ya sea en días de tormenta o con situaciones de gota fría. Las precipitaciones sólidas -granizo y nieve- son escasas, las nevadas únicamente aparecen en enero-febrero (6-8 días), siendo más frecuentes en el sector meridional (Larrun...). El granizo es también raro, alrededor de 10 días entre octubre y abril, no descartándose granizadas veraniegas.
Desde un punto de vista térmico, Laburdi se caracteriza por presentar una temperatura media anual moderada (+ 14° C en Biarritz). Las causas que explican esta suavización térmica están en relación con el elevado índice de nubosidad que mitiga la pérdida de calor por irradiación, y por la proximidad del mar, cuyo efecto atemperante se traduce mediante una suavización de los rigores invernales y excesos estivales. En invierno, llegan hasta nosotros masas de aire oceánico -templado y húmedo- que dulcifican las temperaturas, actuando la nubosidad como pantalla térmica. Por otra parte, la corriente cálida del golfo hace que las aguas del Atlántico Norte presenten en invierno acusadas anomalías térmicas positivas provocando el calentamiento de las masas de aire que se forman o pasan sobre ellas, antes de llegar hasta nosotros. En verano ocurre algo similar, la nubosidad debilita la intensidad de la insolación, al mismo tiempo que las masas de aire ligadas a los frentes fríos de las borrascas suavizan las temperaturas, haciendo disminuir la oscilación térmica anual. En conjunto, Laburdi presenta una temperatura media anual de + 14° C, oscilando entre los 20° C de agosto y los 8° C. de diciembre y enero, lo que arroja una oscilación térmica anual moderada (12° C).
Las temperaturas máximas medias no rebasan los 23° C (Biarritz), mientras que las temperaturas mínimas medias no suelen superar los 5° C, de ahí que las heladas sean escasas; en la costa, el número de días de helada por año es de 10,3 (periodo 1941-1970), habiéndose producido la primera el 12 de noviembre y la última el 19 de abril. En invierno, las heladas negras son provocadas por la invasión de masas de aire frío de origen polar o ártico, mientras que las heladas primaverales o de irradiación se generan por enfriamiento del suelo durante las noches de cielo despejado. En resumen, existen 157 días en los que el riesgo de helada es posible. Las temperaturas mínimas absolutas se producen cuando nos invaden masas de aire del Norte continental. Estas situaciones son frecuentes avanzado el invierno y aun durante el comienzo de la primavera, momento en el que el anticiclón térmico europeo alcanza su máxima potencia y el flujo del Oeste se desacelera generándose contracorrientes del Este y del Nordeste.