Monarkia eta noblezia

Eudon El Grande

Situación peligrosa entre francos y musulmanes (729). Otra puerta peligrosa de entrada para la Aquitania era el boquete pirenaico por el país llamado de la Cerdaña o Cerdanya donde la cadena montañosa sufre una gran depresión. Por ahí, tres caminos de invasión rápida podrían tomar los árabes: el del río Tet, hacia Perpiñan; el del río Auda, hacia Carcasona, y el del río Ariége, directamente hacia la capital, Tolosa. Precisamente esa depresión había sido ya ocupada por Tarik y Musa en los primeros momentos de la gran embestida hacia el continente. Durante el reinado del emir Abder-Rahman, el moro Munuza (Otaman Abi Nessa), hombre decidido e inteligente, luchaba contra los verdaderos árabes, rodeado de leales bereberes. Eudón conocía la importancia estratégica de la zona, para la seguridad de sus estados de la Cerdaña, así es que entró en tratos, en negociaciones, con el walí Munuza. A estas negociaciones le impulsaba el creciente peligro por la frontera del Loira amenazado por Carlos Martel y por la meridional ante los preparativos de una gran campaña de parte de Abderrahman el Gafeki. El caso de Othman Abi Nessa o Munuza no era sino un caso más de los muchos que había entre árabes explotadores y berberiscos explotados.

Sobre estos últimos se apoyaba la actitud de Munuza, ahora en tratos con Eudón. Pero Munuza, que residía en Llivia, abrigaba la esperanza de poder apoderarse del gobierno de Hispania musulmana. Llivia era algo así como la capital de la Cerdaña. El plan de Munuza y de Eudón era audaz y propio de un difícil momento. Se trataba de cambiar la faz de las cosas llevando los berberiscos al poder a través de Munuza. La negociación tuvo lugar y, para garantizarla plenamente, casó Lampegia, hija de Eudón, con el jefe musulmán de Cerdaña. Las crónicas dicen que Lampegia era una mujer de gran belleza y que Munuza quedó prendado de ella desde un primer momento. Bladé dice que la influencia de Eudón se extendía hasta el Ebro y que proyectaba apoderarse de la Septimania, en poder de los musulmanes. En realidad ambos concertantes no aspiraban sino a fortalecerse mutuamente: Eudón, a preservar una parte de su frontera y Munuza a obtener el respaldo del duque vascón-aquitano en caso de necesidad. Asi parece confirmarlo el arzobispo D. Rodrigo:

Nuper Eudo praepositus Gallicorum huic Muniz filiam suam causa foederis in conjudio copulavit, et ad suos libitus tradidit inclinandam. ob persecutionem Arabum differendam

(Roderic, Hist. Arab., c. 13).

Hacia poco, Eudón, el jefe de la Galia, había unido en matrimonio a su hija con el referido Munuza por motivos de la alianza, y la entregó para que se doblegase a los caprichos de aquél, pensando que aplazaría así la persecución de los árabes.