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VILLA (INSTITUCIÓN)

El enfrentamiento de las villas con el mundo rural. El nacimiento de las villas, en medio de un mundo enteramente rural, había de producir un choque entre ambos mundos. Donde primero se manifestó este enfrentamiento fue en Araba (la lucha sostenida por las villas, Vitoria y Salvatierra, con la Cofradía de Arriaga, señora de Alava, que terminó con el pacto de 1332). También nos hemos referido al caso navarro. Y en los artículos BAIONA y LABURDI a los de Laburdi. Fáltanos ahora estudiar las luchas de las villas por un lado y del campo o tierra llana por el otro en Bizkaia y en Gipuzkoa, referidas a la baja Edad Media. El antagonismo entre las villas y el campo no procede de una causa de tipo racial. En las villas, sus habitantes eran vascos, igualmente guipuzcoanos o vizcainos, como los de la tierra llana, salvo la excepción de los gascones de San Sebastián. No hace falta para ello más que ver lo que dicen las cartas pueblas que hemos examinado o los primeros censos, como el de Tolosa de 1351 o los primitivos habitantes de Bilbao. La causa fue de tipo económico: la lucha del campo contra la ciudad, de una actividad mercantilista frente a una economía rural. En un principio, la mayoría de las villas se hallaban supeditadas al campo, al mundo rural, cuyos representantes eran los parientes mayores. Así, en Bilbao, los Leguizamón eran los jefes oñacinos, a quienes seguían los linajes de Martiartu, Zangróniz, Aguirre, Astunduaga, etc. Los de Zurbaran lo eran del gamboino, con los Arbolancha, Basurto, Anuncibay, Guecho, Asúa, Susunaga, luchando ambos bandos en el interior de Bilbao. Vitoria se hallaba dividida entre los bandos de los Ayala y los Calleja. Bayona en las facciones aristocrática y popular. Otras muchas villas pertenecían a uno u otro bando. Fue necesario que la actividad mercantil de las villas adquiriera un mayor desenvolvimiento para que pudieran sacudir el yugo de los parientes mayores y se enfrentasen, luego, con ellos. Ver ARISTOCRACIA, BANDO, NOBLEZA. Muchas villas actuaron contra los banderizos y sus guerras y violencias. En 1477 se nombran, en Bilbao, alcaldes de hermandad y cuadrillas para la persecución de los malhechores, por mandamiento de los señores de Vizcaya, los Reyes Católicos. En 1478, la villa de Bilbao prohíbe la entrada en la misma a Juan Alonso de Múxica, a Pedro de Abendaño, a Juan de Salazar y a Fortún García de Arteaga, jefes oñacinos y gamboinos, y desterró, a ocho leguas de distancia, a sus vecinos Tristán de Leguizamón, Juan de Arana, Ochoa Pérez de Arbolancha, Martín Sánchez de Isasi, Diego Pérez de Zaballa, y Martín López de Zurbarán, todos ellos parientes mayores y principales cabezas de los bandos. A pesar de que en 1479 se renueva la hermandad de las villas vizcainas, estas medidas no consiguieron reducir a los banderizos. Bilbao, entonces, trató de salvarse de las luchas y violencias y pidió a los señores de Vizcaya (los Reyes Católicos) que se aplicaran en Bilbao las ordenanzas que para su apaciguamiento se habían dado a Vitoria. Los señores de Vizcaya enviaron a esta villa al licenciado Garci-López de Chinchilla (v.). Este, juntamente con el Concejo bilbaino y los vecinos de la villa, redactó unas ordenanzas que fueron aprobadas por los bilbainos. Estas ordenanzas fueron sólo para las villas; nunca se aplicó a la tierra llana y, por consiguiente, no tuvo efectividad la cláusula que atentaba contra sus Fueros. La consecuencia más trascendental fue la separación de las villas y ciudad de la tierra llana. Esta separación duró hasta el año 1630, en que las villas volvieron a las Juntas de Gernika, previo un acuerdo entre todas las poblaciones de Bizkaia. Estas ordenanzas lograron que las villas sometieran a los parientes mayores que las dominaban y quedando al margen de las luchas de la tierra llana. Al final del s. XV, las luchas de bandos desaparecen de Bizkaia. Algunos parientes mayores, como Fortún García de Arteaga, Adán de Zubieta y los Salazar intentan levantar casas fuertes, pero su construcción fue suspendida hasta ver los peligros que tales construcciones podrían acarrear. Las villas guipuzcoanas reaccionaron de una manera decisiva contra los parientes mayores y el mundo que representaban viendo amenazado su desarrollo comercial. El mismo comercio castellano de las lanas, que se hacía por los puertos vascos, era de continuo interrumpido por los robos y saqueos a que se dedicaban algunos parientes mayores. Esta causa económica fue decisiva en la derrota de los parientes mayores. Por un lado vemos la gran importancia que el comercio había adquirido y, por otro lado, la coincidencia de los intereses de los comerciantes de las villas con los del poder real, a través del comercio de la lana que afectaba directamente al tesoro del rey. Las villas guipuzcoanas, en su lucha, fueron dirigidas por un personaje que ha pasado a la historia con el nombre de "gipuzkoako erregia": Don Menjón González de Andía, representante de esta nueva clase social de comerciantes y hombres de negocios, nacida en las villas. La sociedad, en la baja edad media, experimenta una honda transformación, acelerada sobre todo desde la fundación de las villas, cuyo origen, como hemos expuesto, es debido a necesidades económicas, que luego adquieren un desarrollo tal que llega a un punto cuyo paso inmediato es el poder político. A fines del s. XV, en las villas vizcainas y guipuzcoanas se consolida una oligarquía de mercaderes y navegantes que controlan el municipio. Hay, pues, una nueva concepción social. "Una transformación profunda -escribe Luis María de Lojendio [Aspectos sociales de la Historia Vasca, San Sebastián, 1935]- se opera en el país. El signo de la vida vasca en la época anterior fue la preponderancia de aquellos valores sociales que incorporaban al hombre a la tierra y le sometían a su influjo. El distintivo predominante de la Edad nueva será ya la entidad política: es el tipo de organización de la libertad. Y paralelamente, respondiendo a esa transformación fundamental y profunda que se advierte en el rumbo de la vida vasca, evoluciona la técnica, que deja de ser primitiva y rudimentaria; se modifica la fisonomía del país con el paso de la población dispersa a la vida ciudadana. Y la transformación diríamos que se opera hasta en el carácter del pueblo. De su aislamiento y rigidez radicales, y de la dureza bárbara que se muestra en estas luchas, pasa a la vigorosa expansión y a la flexibilidad adecuada a las más variadas empresas". Y añade, como resumen de las luchas de bandos: "Fue ante todo una crisis de crecimiento. En el itinerario de la historia vasca, la sacudida brutal de las guerras de bandos marca una etapa en la evolución que de la institución familiar, como predominante en la vida social, conduce a la constitución de la sociedad política. Del aislamiento de la casa solar, al ambiente de relación ciudadana sobre la base de la célula municipal".

Federico de ZAVALA Idoia ESTORNÉS ZUBIZARRETA

Ver FRANCO, MUNICIPIO, REALENGO, TIERRA LLANA, URBANIZACION.