Monarquía y Nobleza

Sancho VI Garcés (versión de 1996)

Arbitraje inglés (1177). Ya el 26 de agosto de 1176 habían tenido una entrevista, entre Nájera y Logroño, los monarcas de Castilla y de Pamplona, Alfonso VIII y Sancho el Sabio. La situación guerrera, de invasiones, daños y gastos, era insostenible para los navarros. Deseaban la paz y ésta no podía obtenerse si no era, en el mejor de los casos, reteniendo lo poseído hasta entonces. Los navarros, como víctimas, deseaban restablecer el derecho, pero sabían de antemano la casi imposibilidad de arreglo con los castellanos y aragoneses. En esa situación debieron aceptar el someter sus diferencias a Enrique II de Inglaterra, suegro de Alfonso VIII y, por tanto, parte interesada. No obstante, el afán de paz era superior y Sancho el Sabio debió de someterse al arbitraje del inglés, previa tregua por siete años. Se fijó la fecha del 9 de marzo del año siguiente, 1177, para hallarse en la corte inglesa para recibir el fallo del arbitraje. Se dieron formalidades solemnes al acto, aunque tras ellas se hallaran pretensiones inconfesables. Lo cierto es que tanto castellanos como pamploneses pusieron la fianza de tres de sus más renombrados castillos: Nájera, Arnedo y Cellorigo, por Castilla, y Estella, Funes y Marañón, por el navarro. Tanto los respectivos reyes como los encargados de dichos castillos deberían acatar la sentencia. Enrique II Plantagenet tomó juramento a los embajadores comprometiéndoles a aceptar la sentencia arbitral en nombre de sus respectivos soberanos. La sentencia fue de compromiso. Tuvo además la virtud de dejar descontentos a ambos reyes. Se ordenaba la devolución de las conquistas hechas durante el reinado de Alfonso VIII sin mirar si se trataba de una conquista o de una recuperación. Así, pues, el castellano recibiría Logroño, Navarrete, Entrena, Autol y Ausejo en determinadas condiciones. El navarro recibiría Leguín, Portilla, y el castillo que tiene Godín. Los embajadores regresaron contrariados a sus respectivos reinos, pagados en parte sus gastos de regreso, además de recibir del inglés preciosos regalos. Se ordenaba guardar la tregua y mantener un período de paz de diez años más la entrega a Sancho de Navarra por el rey castellano de 300 maravedíes anuales durante ese lapso de tiempo.