Territorios

Nafarroa Beherea

  • Prehistoria

Los vestigios más antiguos de presencia humana en el País Vasco datan de la Prehistoria: se trata de refugios bajo-roca y de cavidades vinculadas a las afloraciones calcáreas del Piémont. El principal lugar de este período es el de las grutas adornadas como hábitat de Saint-Martin d'Arberoue. Tres grutas fueron ocupadas durante un largo período entre aproximadamente -80 000 y -10 000 años: la gruta de Isturitz, la gruta de Oxocelhaya y finalmente la gruta Erberua. La primera es famosa por sus flautas prehistóricas del Paleolítico superior (- 35 000; -10 000 años). El arte mobiliario, caracterizado por el perfeccionamiento de las herramientas, incluye arpones en hueso, figurillas de bisonte sobre piedra y cabezas de propulsores en madera de reno. Esculturas y pinturas parietales adornan también las grutas.

Pintura de la gruta de Oxocelhaya, Isturitz

En total, más de 70.000 objetos, pinturas y grabados existentes en el lugar, demuestran la importancia de este sitio.

La gruta de Unikoté en Iholdy sirvió de guarida a hienas de las cavernas durante la primera parte de la glaciación würmienne (Paleolítico superior, > - 35 000): vestigios líticos y numerosos restos óseos dan cuenta de una intensa frecuentación de esta cavidad por los Carnívoros. Este período temperado se acompaña de un importante cambio cultural, con el paso del Paleolítico medio al Paleolítico superior. Durante el Paleolítico superior, la difusión de las materias primas (sílex, conchas, ámbar,...) y de las ideas (arte parietal y mobiliario) dan cuenta de la circulación y los intercambios entre los grupos humanos. El período se caracteriza también por un perfeccionamiento de las herramientas y un desarrollo de la producción artística: gruta de Azkonzilo en Irissary (- 19 000; - 16 000), gruta de Bourouilla en Arancou.

Varios campos protohistóricos, Gaztelu Zahar, jalonan también el territorio, como entre Arhansus y Juxue, el lugar llamado Castellu cahara en Suhescun o mas aún en Abarratia, (Isturits-Ayherre).

Gaztelu Zahar de Abbaratia, Ayherre

Se trata de murallas protegidas por empalizadas donde sólo subsiste el trazado de las zanjas. Existe tres tipos: murallas a parapetos de tierra (Elhina en Armendarits, Kurku en Béguios, Sardatz en Béhasque-Lapiste, Tuqueta en Labets-Biscay que se extiende sobre 5000 m²), murallas a parapetos de piedra (Gaztelu en Lecumberry, Jarra en Irouléguy, Zerkupe en Saint-Michel), y murallas con gradas (Hoxa handia en Lantabat, Gazteluzaharrea en Irissarry, Gaztelu-mendi en Uhart-Cize). Esta última parece especifica del País Vasco. El número de líneas defensivas puede variar de 1 a 7 (Gaztelu Zahar en Lantabat). Estos Gaztelu Zahar sólo tenían una función militar ocasional, pero no servían como lugar de vivienda permanente. Se establecieron algunos castillos, como los de Mauléon o Luxe, sobre Gaztelu Zahar.

  • Antigüedad

El trofeo de Urkulu, el más antiguo monumento romano del País Vasco, indica la frontera oriental del País Vasco romanizado. Una torre de piedras secas, dispuesta sobre una roca calcárea, constituye una marca simbólica en el paisaje. Según J.L. Tobie, ésto sería un trofeo construido para conmemorar el victorioso final de las campañas de Messala Corvinus en Aquitania en los años 29-28 a. de C. De una decena de metros de altura, su techo debía llevar un trofeo de guerra.

En Saint-Jean-le-Vieux, el antiguo lugar de Imus Pyrenaevs, establecido a los pies del puerto de Cize, fue elegido por los Romanos hacia 15 a. de C. y se caracteriza por los vestigios de un castrum con su talud defensivo y por una pequeña aglomeración civil de los cuales existen pocos rastros. Hacia el siglo I, el primer hábitat fue abandonado en favor de un mansio. Viviendas ligeras se desarrollan fuera del campo, en el actual pueblo. Al norte del pueblo, se establecen grandes edificios y una nueva necrópolis. Las termas (las más antiguas del gran Suroeste) agrupan distintas piscinas: el caldarium, calentado por "hypocaustes", el tepidarium en el cual el labrum permitía las abluciones, y el frigidarium que incluye el suelo, en opus spicatum, caracteriza la arquitectura termal del imperio romano. Las piezas estaban recubiertas de chapeado de mármol o de arenisca pulida, de cerámica, de mosaico de suelo, de cristal de vidrio. La utilización de arcilla como argamasa así como bálago o tablillas traducen técnicas locales. Vajilla de lujo (sigilada itálica lisa o decorada), vaso en vidrio de Italia, España o Narbona, lámparas a pico en yunque o cabezas de pájaros, ánforas de vino de España y del Languedoc, monedas de distintas procedencias, fueron encontradas. También fueron asociadas al lugar dos necrópolis de fines de la Antigüedad y de la Alta Edad Media.

Los numerosos tesoros encontrados por todas partes ilustran igualmente esta romanización: casa Etcheaintzin en Lecumberry (al anverso una cabeza barbuda a la derecha, al reverso un jinete al galope a la derecha, y una leyenda "HONTZAN" ), Saint-Jean-le-Vieux, el dinero del emperador Vitellius en Baïgorri... El País de Cize, situado en un corredor de circulación financiera a partir de la España del Norte, ejercía una verdadera atracción económica sobre el País Vasco.

Aún se pueden citar los vestigios de actividad minera y metalúrgica que comprende numerosas obras mineras que abastecieron durante la Antigüedad una cincuentena de talleres de metalurgia instalados en los alrededores de las mineralizaciones, en las montañas (Baïgorry).

  • Edad Media

Castillos, casas fuertes y casas nobles caracterizan el período medieval y responden a períodos de desordenes donde las guerras por el poder local causan estragos. En esta época, la piedra sustituye a la madera: es un cambio radical en el arte de construir.

Las casas fuertes, derivadas de terrones castrales, son las viviendas de la pequeña aristocracia local para cuya creación se necesitaba un permiso del rey. Tenian una función militar sobre todo simbólica. Desempeñan particularmente el rol de marcador social. Una extensa vivienda de 1 a 3 niveles cuenta en el primer piso, el aula, sala de recepción, adornada de una chimenea y de un vasto decorado (estatuario, pintura...).

Su arquitectura es extremadamente simple y se asimila a los casas-torres del sur de los Pirineos: se flanquea un cuerpo de viviendas, de forma cuadrada o rectangular, de dos a cuatro torres laterales salientes, cuadrangulares o en hemiciclo. Una excepción es Latxaga que presenta una forma más compleja con torre-porche y muralla, única en el País Vasco septentrional.

Casa fuerte de Latxaga, Ostabat

Ninguna cubierta subsiste (salvo Jauregia en Saint-Pée que conserva su almena). Algunas son enteramente en piedras (Jauregia de Beyrie, Méharin o Saint-Esteben) o estructura en madera como lo muestran las hileras de ménsulas (Béhasque, Labets). El aspecto defensivo está garantizado por paredes gruesas, un protegido acceso a los pisos y aspilleras. Tabiques de madera organizan los espacios interiores. Existen letrinas, más o menos bien conservadas, en Beyrie, Latxaga y Donesteya. Una casa, Borda, a menudo se asociaba, y albergaba la vivienda de hombres y animales, y a veces un granero y/o un desván.

Citemos la casa fuerte de Laustania (siglo XIV) y el Castillo de Larrea en Ispoure (siglo XVI-XX), el castillo de Camou-Mixe (siglo XVI)

Castillo de Camou

, antiguo terrón feudal del siglo XI, la casa noble Jauregia de Suhescun (siglo XVI), Arsoritzea en Saint-Jean-le-Vieux, el castillo feudal Saint-Julien (uno de los más antiguos vestigios de la arquitectura militar del siglo XII en País Vasco del cual sólo subsisten los restos de una torre y de murallas) y la casa fuerte de Ahaxe, la casa fuerte Larramendia en Juxue (siglo XIV-XV), el castillo de los Señores de Luxe, la casa noble de Olcé en Iholdy (siglo XVII) cuyo dintel de la puerta se corona con un escudo que lleva las armas de Monseñor de Olce, el castillo de Harrieta en Saint-Jean-le-Vieux y su sala subterránea románica abovedada (siglo XII), citado desde 1150 y muy restaurado en el siglo XIX, o mas aún Rocafort en Isturitz, antigua fortaleza medieval perteneciente a los Reyes de Navarra que defendía la frontera septentrional del Reino. Pero el ejemplo más majestuoso es aquel de la casa Ospitalea en Irissarry.

Antigua encomienda Ospitalea, Irissarry

Desde lo alto de sus cuatro pisos, esta construcción monumental era originalmente una encomienda medieval que los caballeros de Malta levantaron de sus ruinas luego de las Guerras de religión, aportándole un carácter de casa fuerte : tres ménsulas encajadas en cada ángulo debían servir como apoyo a una atalaya. Los escudos de la Orden, que dos ángeles alados sostienen, coronan la puerta de entrada. La clave de la puerta sureste es adornada por una cruz fleurdelysée flanqueada de tres cruces de Malta y de distintos motivos decorativos.

Aún se puede citar la ciudad medieval amurallada de Saint-Jean-Pied-de-Port. Idealmente situada a los pies del paso de Cize y a lo largo de la vía de paso de los Pirineos por Roncesvalles, Saint-Jean-Pied-de-Port abraza, desde la Edad Media, un destino de ciudad-frontera, plaza fuerte, ciudad de guarnición, ciudad jaquesa y rincón comercial, posesión de los reyes de Navarra al final del siglo XIII. En las paredes de la muralla en arenisca, cuatro puertas en arco apuntado dan sobre la Villeneuve. La alta parte de la muralla fue modificada en el siglo XIX, con la adaptación de un camino de ronda y la construcción de un muro perforado de múltiples aspilleras para fusil. El muro de la iglesia Notre-Dame-du-bout-du-pont, integrada a la muralla, se prolonga hacia una poterna y una atalaya, luego hacia el camino de ronda que sube a la ciudadela (lugar del antiguo castillo medieval).

Ciudadela de Saint-Jean-Pied-de-Port

Ella fue construida entre 1625-1627. Es un ejemplo excepcional de fortificación bastionada tal como lo concebían los precursores de Vauban. En la prisión de los obispos, la entrada conduce a un cuerpo de guardia seguido de células disciplinarias. Una escalera exigua permite acceder a una amplia sala subterránea medieval con bóvedas ojivales.

  • Época Moderna

De la época del Renacimiento, sólo subsiste el castillo de Bidache, casa ducal arruinada de los Gramont.

Castillo de Bidache

Incendiado en 1523 y en 1796, su parte más antigua es un grueso torreón del siglo XV, dado que se destruyó la 1a fortaleza de fines del siglo XII. Después de las destrucciones del siglo XVI, el cuerpo de viviendas fue reconstruido entre los dos patios, sobre las ruinas del castillo medieval, y rodeado de fortificaciones. Dos pisos de ventanas ajimezadas y un frontón triangular caracterizan esta época. Durante el siglo XVII, se privilegia el embellecimiento del castillo, con la creación de jardines, en detrimento del carácter defensivo. Esculturas y paramentos decorativos se multiplican : pórtico monumental del siglo XVIII al sur, coronado de un mascarón y de un frontón triangular adornado de dos figuras femeninas sobre las murallas.

Más modestas, las casas rurales de Baja Navarra declaran una historia singular: mientras que el Lapurdi y Zuberoa están ligados al ducado de Aquitania, Baja Navarra, tierra de "Ultrapuertos" se orienta hacia España y al reino de Navarra, al cual está unida hasta 1607. Al norte de la provincia, las fachadas con trozos de madera se imponen en Saint-Martín d'Arrossa, Saint-Jean-le-Vieux, Luxe, Juxue, La Bastide-Clairence. Más al sur, es la piedra la que domina: en los países de Mixe y Arberoue, ésta gana el marco de vanos de la planta baja y la extremidad de las paredes mientras que en el primer piso, generalmente único, la madera organiza la fachada tripartita. La parte central, aquella de los desvanes, se separa en voladizo sobre la entrada (granja Barnetche en Viellenave, granja Amiasorhoa en Succos). Este tramo es más alto que los laterales, debido a la altura más significativa del techo del eskaratz, en la planta baja. Este vestíbulo que sirve a las habitaciones de la casa sirve también para guardar el material. La fachada siempre orientada hacia el Este.

Cerca de Bidache, las casas muestran un techo disimétrico y un cuerpo en vuelta destinado al establo. La puerta de entrada de piedra de sillería puede ser monumental y adornada con un dintel. La entrada al vestíbulo es puesta en relieve por un arco carpanel.

El país de Cize y los valles de Baïgorry y Aldudes privilegian las construcciones de piedras locales, la arinesca de color roja rosada. La entrada se destaca por un arco de medio punto cuya clave es frecuentemente adornada con un motivo tallado o con un dintel que lleva el nombre de sus fundadores

Un exemplo de casa de Baja navarra con su portada decorada

(Jaxu, 1759; Sarasquette, Lantabat, Cibits) o que hace referencia a mitos o creencias: cruces vascas, custodias, jinetes, estrellas... (cruz de Malta en Irissarry). La influencia de Navarra y sus blasones esculpidos sobre las fachadas de las casas es evidente. Este gusto por la ornamentación, característico del siglo XVIII, traduce condiciones económicas y sociales idóneas, favorecidas por una Paz recobrada y una agricultura en progreso.

  • Prehistoria

Las más antiguas sepulturas conocidas datan del Néanderthal, hace alrededor de 80.000 años: se trata de inhumaciones en plena tierra, bajo piedras planas, acompañadas de armas, herramientas y alimentos. Durante el Neolítico medio (30.000 a. de C.), las inhumaciones adoptan un "ritual": planificación particular, posiciones idénticas de los cuerpos. Durante el Paleolítico superior, los ritos funerarios se perfeccionan: esqueletos alineados este-oeste, rostros orientados hacia el sol naciente. La estructura de las tumbas evoluciona: se utiliza la piedra. A los cuerpos inhumados se asocian sílex, huesos trabajados, conchas perforadas, perlas, collares, pulseras, distintas armas, figurillas, gorros de perlas de marfil o dientes de ciervos, etc. Lugar de vida y reagrupamiento, la gruta de Isturitz es también una de las grutas sepulcrales principales. Se entierran ahí los difuntos con objetos, según ritos particulares. Durante la Edad del cobre (- 2000 ; - 1800) y la Edad de bronce (- 1800 ; - 600), los muertos se entierran en "habitaciones" funerarias cubiertas de tablas de piedra. Se trata generalmente de sepulturas colectivas reunidas en los sitios. La habitación funeraria, orientada hacia el Este, se oculta generalmente bajo un túmulo (dolmen de Mendive).

En la época protohistórica (Edad del hierro -600 ; -56), con la llegada de la metalurgia de hierro, aparece una nueva práctica funeraria : la incineración. La tumba se vuelve entonces más simbólica. A lo largo de las vías de recorrido de los Pastores, se agrupan en círculo alrededor de las sepulturas de incineración llamadas baratz (cromlechs) como la necrópolis de Ilarita (1387 m.) en Okabe.

Cromlech de Okabé

Piedras levantadas manifiestan la voluntad de organización del espacio funerario alrededor del punto central donde se conservan las cenizas, generalmente en un pequeño cofre de piedra llamado ciste. Estos monumentos coexistieron con los túmulos, mas grandes, albergando también un ciste para incineración, pero rodeada de piedras a granel. Sus arquitecturas se combinaron a veces, como en Zaho II dónde el harrespil se oculta bajo un túmulo, delimitado por un segundo círculo de piedras.

  • Antigüedad

Generalmente localizados en las zonas romanizadas, los monumentos funerarios antiguos desaparecieron a causa de la re-utilización de la cual las piedras fueron objeto. Los conquistadores romanos acostumbraban a enterrar los muertos en baúles de piedra sin fondo cubiertos por pequeñas losas. Más tarde, hacia el S.IV, se vuelve a la práctica de la incineración: las cenizas son protegidas por un disco de piedra o una cerámica de arcilla cocida delimitada por un círculo de piedras redondas. El sitio de Saint-Jean-le-Vieux es el más importante descubierto hasta hoy: se trata de una necrópolis para incineraciones unida a un hábitat permanente. Los círculos de cantos rodados, rodean una placa-hogar discoidale en arcilla o piedra, pudiendo ser sepulturas de lètes o de soldados federados que controlaban la carretera durante el S.IV.

  • Edad Media

Durante la Edad Media, los ritos se organizan en torno a la iglesia. Del tiempo románico sólo quedan algunos edificios en general muy alterados o reconstruidos. La iglesia de Bidarray es la mejor conservada. Esta antigua encomienda de Roncesvalles conserva su ábside románica con ventanas y capiteles esculpidos

Abside de la iglesia de Bidarray

, restaurados en el siglo XIX-XX, y una portada adornada remontada sobre la fachada actual, tardíamente ampliada hacia el oeste.

La antigua encomienda de los Hospitalarios en Aphat-Ospital desapareció casi completamente. Sólo quedan algunos vestigios occidentales que sirven como depósito agrícola. Excavaciones permitieron poner al día las fundaciones de un ábside de planta semicircular. En las portadas esculpidas, algunos vestigios de esculturas románicas, ilustrando crismones (Harambels, Sorhoueta y Saint-Jean-le-Vieux) o figurando los vicios (Arbouet).

La iglesia de Saint-Jean-Pied-de-Port es, después de la catedral de Bayona, el edificio gótico más importante del País Vasco francés. La tradición atribuye su construcción al rey de Navarra, Sanche el Fuerte, en conmemoración de la victoria de las Navas de Tolosa en 1212. Algunas piedras son talladas con marcas de canteros. La fachada de piedra rosada es decorada por una portada gótica de columnillas del siglo XIV. Durante el siglo XIX, se acondicionan algunas tribunas.

Importantes vestigios arquitectónicos góticos se encuentran también en Uhart-Cize, la Madeleine (una parte de los muros y puertas provienen de una capilla gótica), Viellenave y Arancou. En este último lugar, dos hospitales albergan a los peregrinos: el Espitau Nau (encomienda de Roncesvalles, casa Lacoste) y el Espitau de Arancou (casa Gallaret). La encomienda posee en la época su propia capilla, su propio cementerio así como un molino y el bosque de Bedat. Del Espitau subsisten la iglesia, el cementerio, la fuente a la entrada del hospital, y algunas casas que probablemente pertenecen a los "donats" (casa Sabalette, siglo XIII). La iglesia Notre-Dame se asimila a aquella de Viellenave con su cabecera poligonal, sus bóvedas ojivales, y sus capiteles de ganchos y hojas lobuladas. El coro en altura y la puerta de entrada, datada de 1613, datan de reconstrucciones modernas. En Viellenave, la iglesia gótica San Jaime, que consta de una bella portada occidental esculpida

Portada de la iglesia de Viellenave

, sirvió de mausoleo a la familia Gramont instalada en un castillo vecino. Una espada, dos dagas y una cuarta arma acompañaba un esqueleto encontrado en la iglesia.

  • Tiempo moderno

El siglo XVI marca una creciente separación con las provincias vascas al sur de los Pirineos. Este período de crisis y destrucciones conlleva la pérdida de numerosas iglesias, entre ellas la de Sainte-Eulalie de Ugange en el antiguo burgo de Saint-Jean-Pied-de-Port. Una vez recobrada la paz, una reorganización política, religiosa y finalmente artística se impone: se restauran numerosas iglesias (Saint-Jean-le-Vieux, 1630) y a veces se reconstruyen enteramente otras. Una arquitectura tipicamente regional se constituye, diferenciando por fin los edificios del norte de los Pirineos de las construcciones españolas : es el estilo laburdino, que triunfa igualmente en Baja Navarra. Estos edificios con una única nave cubiertos con un techo artesonado y pintado, con extensas tribunas (aquí generalmente dispuestas al revés de la fachada occidental, como en Zuberoa), con cabecera recta o poligonal aumentada sobre la sacristía, el campanario cuadrangular o espadaña, el pórtico albergando lápidas sepulcrales, se distinguen sobre todo por su mobiliario y su decoración. La iglesia de Iholdy debe su singularidad a sus tribunas exteriores excepcionales.

El retablo es el mobiliario más difundido y majestuoso. En madera, éste se acompaña de columnas helicoidales y de imágenes pintadas y esculpidas. El retablo de la Presentación en el templo de Santa Cruz de Alciette es admirable por sus representaciones pintadas de santos (santa Catalina y san Miguel psicopompo) que acompañan las pinturas murales de los apóstoles en un cielo estrellado sobre la bóveda.

A partir de la segunda mitad del siglo XVII, se buscan la magnificencia y la riqueza decorativa. Los temas iconográficos son extraídos principalmente de las Escrituras, de las estatuas de santos o alegorías. De cada lado del altar, los dos pilares de la Iglesia, san Pedro y sus llaves, y san Pablo y su espada. En Alciette, figuran los dos apóstoles por ambos lados del tabernáculo, en torno a la paloma del Espíritu-Santo, mientras que en Iholdy, rodean una pintura que muestra la ejecución del santo patrón Juan-Bautista. En Irissarry, los dos santos figuran en un retablo sobre la gloria del bautismo de Cristo, un cuadro dorado en bajorrelieve de madera policromo. Los retablos laterales representan escenas de la vida de santo Domingo y santa Catherine de Sienne. El putto hace referencia al culto de la protección angelical. La imagen de la Virgen es muy difundida: en San Andrés de Bascassan, el altar lateral le es consagrado. A veces, la imagen de Dios el Padre bendiciendo los fieles corona todo ello: bajo la bóveda celeste del techo de Bascassan, un busto de Dios el Padre en gloria. Las creaciones de artistas regionales se caracterizan por la abundancia del oro y la rica policromía.

En la capilla San Nicolas de Harambels, citada a partir del siglo X, lo esencial del decorado data del siglo XVII, a excepción del crismón románico que figura en el tímpano de la portada occidental. Las carpinterías y pinturas, así como el retablo, corresponden al estilo del Renacimiento. Sobre el retablo, el patrón del priorato, san Nicolás, y tres niños salvados del saladero según la leyenda. La Santa Trinidad preside el decorado, rodeada de una estatua de san Jaime peregrino y de la Virgen al niño. El antependium, delante del altar, es adornado por un medallón de san Nicolás. La bóveda en madera es igualmente pintada con figuras evangélicas.

Las estelas discoidales forman parte integrante del arte funerario vasco. Compuestas de un zócalo de forma trapezoidal, son coronadas de un disco esculpido con diversos motivos. Estas estelas, ubicadas al lado de la cabeza del difunto, se orientan este-oeste (juego de sombra de la estela sobre la tumba) o oeste-este (para que el difunto vea el amanecer). En Baja Navarra, las estelas son a menudo pintadas en azul, verde, ocre amarillo y marrón rojo.

Un exemplo de una estela discoidale pintada

El decorado puede representar la posición de una casa, de las armas, raramente escudos de armas, alusiones a los oficios (instrumentos), vegetales evocando la vida, cazadores y animales, señales astronómicas, jinetes, o monograma IHS.

Estela discoidale en el cementerio de Bidarray

La asociación de los motivos hacha y luna es muy frecuente en Baja Navarra: estos instrumentos se colocaban en las tumbas de la Antigüedad en señal de protección.

En el valle de Lantabat, un mismo maestro "Tristant" realizó numerosas estelas: la elegancia de su escritura, su gran control técnico, inscripciones circunscritas en cartuchos, una meticulosa puntuación, el uso generalizado del latín y una datación completa caracterizan sus creaciones. En Arancou, dos estelas colindan la iglesia. Sobre la primera, datada de 1790 y situada bajo el portíco, figura un relieve en piedra de la crucifixión.

La Crucifixio en una estela de la iglesia de Arancou

En la antigua encomienda de Arsorits (barrio Zabalce, Saint-Jean-le-Vieux), una estela discoidal representa al anverso un caballero armado sobre su montura y su escudo al reverso. El cementerio de Mendive conserva una gran cantidad de estas estelas entre las cuales se encuentra la estela de una tejedora donde figuran sus instrumentos de trabajo. En el siglo XIX, las cruces baja-navarras se convierten en el modelo dominante: las imágenes se reducen a una modesta decoración. El champlevage desaparece en favor de la litografía. La pintura compensa la ausencia de relieve.

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MAE 2011.