Concepto

Ikastola

Finalizada la guerra civil, sin embargo, regresó a San Sebastián desde su exilio de Sara (Laburdi) Elvira Zipitria, antigua andereño de la ikastola de Muñoa. Elvira Zipitria era una mujer de enérgica personalidad, muy identificada con la institución ikastola y con su profesión de andereño. En 1943 ella y un grupo de padres decidieron recomenzar con la enseñanza en vascuence, organizando a tal fin una pequeñísima ikastola en el domicilio de una de las familias comprometidas. Habida cuenta de que se trataba de los primeros años de la postguerra no es necesario insistir sobre el carácter clandestino de esta actividad. Bajo la aparente sencillez del proyecto gestado por Elvira y el grupo de padres se descubren dos cuestiones importantes: en primer lugar, Elvira Zipitria, personalidad significativa del movimiento de ikastolas anterior a 1936, será quien mantenga viva a través de los avatares de la guerra la llama de la ikastola y la hará conocer a la generación de la postguerra. En segundo lugar, en el hecho de recomenzar la labor, aunque la situación era infinitamente precaria en todos los aspectos, se encuentra la semilla de todo el movimiento actual. Elvira Zipitria acabó instalando la ikastola en su propio domicilio de la Parte Vieja de San Sebastián. Una habitación fue acondicionada como aula, pero ésta era tan austera y discreta que nada hacía sospechar que era la sede de una escuela. La labor de andereño de Elvira se desarrollaba bajo la más absoluta discreción. Los grupos de alumnos nunca excedían de diez y la clase se impartía durante dos horas diarias. El resto de la jornada la completaban con las clases de lengua francesa, cuya profesora era Felitxu Eraso, y otras actividades libres. En la década de los cincuenta varias andereños más abrieron sus ikastolas en San Sebastián. En Bilbao la nueva andadura se inició en 1957, en Pamplona en 1963, en Vitoria en 1966 y en Laburdi en 1969.

Desde el punto de vista pedagógico las directrices marcadas por Elvira Zipitria se siguieron fielmente hasta casi el final de los sesenta, en que la expansión de la ikastola adquirió gran envergadura, y por lo tanto se produjeron cambios importantes a nivel organizativo, ideológico y pedagógico. Elvira Zipitria nada dejó escrito sobre la metodología que ella utilizaba, ni sobre los autores ni materiales en que se inspiraba. Tras su muerte ha sido necesario recoger y ordenar todo aquello que permitiera reconstruir esa metodología. Para ello ha habido que recurrir a los recuerdos, vivencias, apuntes, cartas, cuadernos de trabajo, etc., de aquellas primeras andereños que se formaron a su lado, de los alumnos, de los padres de éstos e incluso de personalidades de la cultura vasca con quienes ella mantuvo estrecha relación. El examen de su biblioteca personal ha permitido conocer las fuentes en que se inspiró tanto para el sistema de aprendizaje de lecto-escritura, realizado por medio de "txotxas", como para el sistema que seguía en la enseñanza de las matemáticas y que eran, ambos, totalmente originales y eficaces aquí. Los contenidos escolares se agrupaban en cuatro grandes áreas: euskara, matemática, religión y experiencias: La lengua se cultivaba por medio de canciones, poesías, cuentos, fábulas.... provenientes del folklore del país o seleccionados de la obra de escritores como "Orixe" o "Lizardi". La matemática se trabajaba según la metodología arriba mencionada, y el área de experiencia partiendo de la vida y del entorno natural del niño. La formación religiosa de los alumnos era un capitulo que merecía una especial atención. En el ideario de Elvira Zipitria era inconcebible una ikastola que no la contemplara. No hay duda de que Elvira Zipitria llevaba en su mente y en su corazón la concepción de lo que debería ser la ikastola como escuela del pueblo vasco. Otra cosa es que esa concepción evolucionase al compás de los tiempos. En todo caso su personalidad y su obra marcan un hito en la Historia de la Pedagogía de este pueblo.

MGL