Literatos

Estornés Lasa, Bernardo

Reinstalado en Donostia, Estornés se hace reexpedir su Biblioteca desde Chile a fin de que su vuelta pase más desapercibida. La idea, largamente acariciada en el exilio, es la de volver a montar una Editorial. El capital es pequeño, los gastos han de ser los esenciales, el clima político resbaladizo; todo lo relacionado con la letra impresa suscita sospechas. Comienzan a volver algunos exiliados -Segundo Olaeta, Barandiarán-, el euskera repunta, temeroso, en alguna emisora y publicación (Egan, Kulixka Sorta, Zeruko Argia, Jakin), en la ikastola clandestina de Elvira Zipitria, en la música (Enarak, Soroak, canciones de N. Etxaniz), Euskaltzaindia revive penosamente, Tovar intenta sacar a los estudios vascos del ostracismo, Caro Baroja publica dos importantes títulos. Pero el "libro vasco" es aún tabú.

Estornés reanuda la relación con los amigos que quedan -Francisco Unzurrunzaga, de la imprenta y editora Itxaropena, José de Arteche y Fausto Arocena, bibliotecarios de la Diputación, Jesús Elósegui, el librero Jiménez de Aberásturi, el ex empleado de Eusko Ikaskuntza Eustasio Arrue, el ex director de El Día José Lecároz, el que fuera socio-alumno de Eusko Ikaskuntza Julio Caro Baroja-; anuda nuevas amistades - Nemesio Etxaniz, el librero Arbelaiz, el lingüista Koldo Mitxelena, el publicista navarro José María Iribarren, el P. Berriochoa, Juanito San Martín, Isidoro de Fagoaga, Miguel Pelay, el P. Antonio Zavala, Gaizka Barandiarán, Juan Garmendia Larrañaga, Federico de Zavala, Luis Peña Basurto y su hijo Peña Santiago, el escultor Nestor Basterrechea, que le presentará al también escultor Oteiza. Uno de estos amigos pone en relación a ambos hermanos con Angel Cruz Jaca y la "Academia Errante", suerte de tertulia clandestina que agrupó, a fines de los 50 y comienzos de la siguiente década, a opositores al Régimen de muy diferentes procedencias y talantes como Martín Santos, Busca Isusi, Valle Lersundi, Mitxelena, Uría, Ayestarán o Reyes Corcóstegui. En un entresuelo de Donostia, ciudad veraniega del Caudillo, clausurado e intervenido por Falange, desentierra Estornés, no sin precauciones y tras 22 años, parte importante de los fondos de la vieja Editorial de la preguerra. Amigos y familia -también el portero del inmueble- habían escondido convenientemente el depósito.

La Colección Auñamendi comienza a publicar sus libros ese 1958 bajo la cobertura legal, hasta 1962, de Itxaropena. La elaboración de las primeras suscripciones se organiza en el domicilio con la ayuda de Itxaropena, grupo Aranzadi, Amigos del País y listas recuperadas de la preguerra. La llegada, en un solo día de 70 suscripciones, pese a las circunstancias, indica que existe un rescoldo.

La censura gubernativa de los libros la esquiva con ingenio Estornés mediante dos procedimientos: 1º Autocensura y composición de unos pocos ejemplares susceptibles de ser eliminados en caso de tachaduras y comentarios de los censores. 2º El envío de originales y/o libros directamente a Madrid, eludiendo, mediante la agencia ad hoc del vasco Luis Madariaga, el paso por la quisquillosa Delegación de Gipuzkoa, mucho menos indulgente que la central Dirección General de Información dependiente del Ministerio de Información y Turismo. Las autorizaciones todavía se expiden a tenor de la orden del Ministerio de Gobernación del 15 de julio de 1939.

El nº 1 corresponde a la novela de ambiente roncalés Oro del Ezka, escrita por su hermano Mariano, pronto reeditada. El siguiente título de la encubierta Editorial es el primer volumen de una de las obras más paradigmáticas de Bernardo Estornés, Orígenes de los Vascos (1959), cuyas siguientes entregas marcarían jalones hasta 1966 erigiéndose en un auténtico éxito editorial en el reducido ámbito de los estudios vascos. Ese mismo año 1959 da a la luz también El ducado de Vasconia. La Editorial recoge la producción de autores de la preguerra (Urquijo, Arocena, Barandiarán, Labayen) a los que vienen a sumarse otros nuevos como Mitxelena, Arbeloa, Juan Garmandia, etc. También publican los hermanos Estornés, cuando nadie se atrevía a hacerlo, casi toda la interesante e inconformista producción de la Academia Errante.

El año 1963 marca un jalón en la Editorial; Estornés y Jorge de Oteiza "conectan" y aparece en la "Colección Azkue" de Auñamendi un librodestinado a causar enorme impacto en un sector importante de la juventud y gran escándalo en muchas personas de orden: Quosque tamdem...! Oteiza será el apóstol de la mutación estética e intelectual vasca de esos años a través de una muy peculiar reflexión sobre las raícesculturales arquetípicas en relación con la vanguadia: "Escribo hacia atrás. Miro adelante, pero voy retrocediendo". Ese apasionado (y contradictorio) "avanzar retrocediendo" es lo que la nueva generación nacionalista (o afín) de la postguerra está esperando. Son tiempos de urbanización descontrolada, segunda industrialización, inmigración, anomia, bien retratados por Guerra Garrido. Suenan Celaya, Otero, Figuera, Martín Santos y también la primera ETA, Labéguerie, el contubernio de Munich, Krutwig, Ricardo Arregui, caso Grimau, Aresti.

Otro jalón fue la I Feria del Libro y del Disco vascos celebrada en Durango entre octubre y noviembre de 1965 y a la que Auñamendi acudió como principal Editorial del País.

En 1966 Euskaltzaindia nombra a Estornés, pese a la enemiga de éste al traído y llevado uso de la H en el euskera unificado en gestación, Académico correspondiente de la misma. El Instituto Americano de Estudios Vascos de Buenos Aires hace otro tanto. La Enciclopededia Auñamendi (Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco), idea largamente rumiada desde la preguerra, va siendo preparada con mimo y cuidado por esos años. Sistemáticamente todo el tiempo libre lo emplean Mariano y Bernardo Estornés en recorrer el país, tanto en su vertiente francesa como española, reviviendo recuerdos y contactos, asimilando los cambios y aprovechando para fotografiar hasta el último rincón del mismo. La obra la concibe Estornés dividida en tres grandes cuerpos: Diccionario Enciclopédico Vasco, Enciclopedia Sistemática, Bibliografía General Vasca. Este último cuerpo está ya elaborado por Jon Bilbao, profesor de la Universidad de Nevada (Reno), que ha vuelto de su exilio en los EEUU.

Pero los últimos 60 van a estar repletos de sobresaltos. El 2 de agosto es asesinado Melitón Manzanas en Irun; comienzan los Estados de Excepción que, en enero de 1969, alcanzan a todo el territorio del Estado. En los ejemplares del primer volumen de la Enciclopedia, dedicado a la Literatura, obra del mismo Estornés, la censura corrige y tacha varios extremos. Esta Literatura que alcanzaría 5 tomos (1969, 1970, 1973, 1974 y 1981), sucede a las de Mitxelena (1960) y Villasante (1961), pero subsanando un gran problema apuntado por Oteiza a Estornés ("sigo sin saber cómo escriben los vascos"): la traducción al castellano de múltiples textos antológicos de cada autor reseñado.

También a finales de los 60, Estornés, muy aficionado a la poesía y propietario de una cuidada biblioteca poética, hace sus primeros escarceos en este género literario, con el que gana el primer premio en los Juegos Florales de Sangüesa de 1967 y 1968. En 1978 publicará en castellano, con traducción al euskera, su Cantar de Roncesvalles, en 1980 Cuentos roncaleses, poemas y otras cosas navarras y, en 1981, el Cantar de Kixmi. En el segundo de estos títulos recoge hechos acaecidos en su infancia roncalesa tal como llegaron a sus oídos siendo niño.