Concepto

Dinastía Albret

Se incluye entre los reyes Albret del siglo XVI a Enrique III, debido a que cronistas e historiadores han destacado su vinculación a la familia materna desde su nacimiento (diciembre de 1553), siendo el modelo de figura paternal escogido no el de su padre, Antonio de Borbón, sino la imagen mitificada de su abuelo Enrique II de Navarra, de quien tradicionalmente se ha escrito que heredó una naturaleza campechana y rústica, un carácter de rey justo y amable, y una condición de bravo soldado. Sin embargo, Enrique III fue un hombre del renacimiento que recibió una buena educación dentro de un ambiente humanista, y entre cuyas amistades se encontraron personajes de la talla de Michel de Montaigne.

Un episodio que le marcó profundamente fue la matanza de la noche de San Bartolomé (24 de agosto de 1572). Fue protagonista de la matanza de un elevado número de dirigentes hugonotes que acudieron a Paris para asistir a su enlace matrimonial con la conocida como reina Margot.

Tras el asesinato de Enrique III de Francia, acaecido en 1589, Enrique de Navarra se convirtió en rey de Francia, y para serlo, tuvo que cambiar de confesión, no de religión, convirtiéndose al catolicismo. Por ello, se ha atribuido a este monarca la famosa frase Paris bien vale una misa.

En los años siguientes emprendió una política no tanto orientada a restaurar la paz religiosa, en el sentido de reunir a protestantes y católicos, como a restaurar la paz civil. El fin de las guerras de religión llegó con el edicto de Nantes (1598), que organizó la vida cotidiana de los creyentes. Este edicto tuvo una gran importancia ya que por primera vez en Europa se distinguió entre el fuero público, por el que cada súbdito del rey quedaba sometido a la ley, del fuero privado, por el que cada persona era libre de elegir su confesión en base a su conciencia.

Enrique de Navarra y Francia ha sido considerado como uno de los padres precursores de la Europa Unida. Esta afirmación se ha realizado siempre con prudencia y matizando su contenido, debido a que no es que desease una Europa Unida como la conocemos hoy, lo que realmente quiso fue la paz en Europa. Dicha paz solamente podía obtenerse por medio de un equilibrio entre las potencias europeas. Para Enrique, dicho equilibrio exigía entre otros aspectos, que fuesen eliminadas las pretensiones hegemónicas del rey de España y del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en una época en la que Francia estuvo rodeada por territorios en poder o afines a aquellos. Falleció asesinado en París el 14 de mayo de 1610, a manos de un exaltado llamado François Ravaillac. Destacados historiadores lo han denominado el rey de la paz, en base a sus esfuerzos en desplegar una política orientada a la paz en Europa y ser quien puso fin a las guerras de religión.

En fin, la idea utópica de un Reino Humanístico, que se perfiló en los reinados de los monarcas Albret desde inicios del siglo XVI, llegó a convertir al pequeño reino pirenaico en un mito que inspiró la mente de algunos de los principales escritores de la época. En base a ello se pueden comprender los motivos que indujeron a William Shakespeare, a fines del siglo XVI, a dedicar su obra Trabajos de amor perdidos a Navarra, a la que definió como una maravilla del mundo y un reino que será el asombro del mundo.