En general, es un árbol pelado o poste que una vez situado en un lugar concreto se enseba y en su extremo superior se coloca un elemento (bandera o pañuelo, una cruz, adornos vegetales o florales, diversas vituallas) que debe alcanzar la persona que intente alcanzarlo.
La forma más conocida es la cucaña vertical o terrestre, consistente en un árbol pelado introducido en un orificio realizado en la plaza pública, que es atacado una vez y otra, por los intrépidos jóvenes: estos a horcajadas tratan de escalar, desafiando a la gravedad y a la lisa o resbaladiza superficie del árbol. Quién alcanza su nivel superior o coge el objeto allí situado, se erige en ganador y recibe el premio estipulado.
La versión más llamativa o espectacular, corresponde a la cucaña horizontal marítima, tan habitual en las zonas de costa. Suele consistir en un largo poste o viejo mástil que colocado en la bocana del puerto, en una embarcación o en las orillas de las rías de calado adecuado se asoma sobre el líquido elemento. En su extremo más lejano se coloca una bandera como efecto a alcanzar y sobre el cilíndrico maderamen deben andar o gatear los envalentados participantes que en muchas ocasiones, su anhelo de triunfo se convierte en un sonado chapuzón en el agua.
Finalmente, la cucaña horizontal es la sofisticada cucaña de rueda o giratoria. Elaborada en madera, esta formada por un gran eje que se situa sobre cojinetes y que va a permitir su constante giro, con el mínimo impulso. Mientras da vueltas, los participantes deben avanzar en pie de un extremo a otro del eje móvil y sin caer, alcanzar el objeto (bandera o pañuelo) que les erigirá en ganadores del juego.