Concepto

Construcción Naval en el País Vasco

La remisión de las incursiones vikingas, el surgimiento de los primeros núcleos de población estables y la apertura de nuevas vías de comunicación mediado el siglo XI, posibilitaron la difusión y el intercambio de las técnicas de construcción naval nórdicas por todo el Cantábrico, que, justamente, eran las más avanzadas del momento.

Culminado el proceso de poblamiento y de organización del litoral, el País Vasco se mostró una tierra incapaz de autoalimentar a sus habitantes, lo que obligó a buscar el sustento por tres vías: las transacciones comerciales en el Atlántico, la caza de la ballena y la potenciación de las actividades pesqueras mediante la salazón y los escabeches. Los efectos de esta necesidad de aprovisionamiento fueron muy positivos en el sector naval porque generó una demanda continua de efectivos.

Los pocos vestigios que han llegado hasta nosotros, hacen pensar que hasta el siglo XIII las embarcaciones vascas debieron de ser muy parecidas a las del resto de los pueblos norteños. Su principal sistema de propulsión era el remo; carecían de arboladuras fijas, por lo que no contaban con cubierta y eran gobernadas por un timón de espadilla; los cascos estaban forrados en tingladillo; su proa y popa eran simétricas; y tenían la roda y codaste levantados. Estos barcos resultaban más estancos que los del Mediterráneo, pero presentaban el problema de no poder poseer esloras de más de 30 metros.

Llegado el siglo XIII se introdujeron notables mejoras en la construcción naval. Por primera vez se erigieron naves propulsadas únicamente a vela, lo que supuso una auténtica revolución en la construcción naval: implicó la modificación de otros elementos constructivos, exigió un perfeccionamiento de las características del casco y requirió la implantación del timón de codaste para su gobierno. Ello posibilitó el paso de la navegación de cabotaje a la de altura.

En la centuria siguiente los artesanos continuaron trabajando en el perfeccionando de las técnicas navales en un intento de conseguir la adaptación de las ventajas constructivas de los barcos mediterráneos a sus naves. Lograron su objetivo para el siglo XV y consistió en la sustitución de la técnica del tingladillo por el sistema de tablazón a tope para el forro de los cascos. Con este avance constructivo los navíos vascos alcanzaron gran fama en toda Europa y los tinglados de donde salieron figuraron en la nómina de los más importantes. Uno y otro posibilitaron que la industria naval en Gipuzkoa y Bizkaia iniciara su afianzamiento.