Concepto

Colonialismo

La guerra franco-prusiana puede servir de referencia para el inicio de la época de los imperialismos. En esta época el expansionismo adquiere su mayor agresividad, sustentado en la mentalidad de superioridad de la civilización occidental y en el intento de satisfacer los intereses político-económicos de las potencias occidentales, en plena expansión.

Africa ocupó el lugar principal en este nuevo proceso de expansión, y para la Conferencia de Berlín (1884-1885) prácticamente todas sus costas estaban repartidas entre las potencias europeas. En dicha conferencia se trató de llegar a acuerdos de libre comercio, asegurar las rutas comerciales y evitar futuros conflictos. En sucesivos tratados de partición a partir de la conferencia se dio el reparto de África entre Gran Bretaña, Francia, Alemania, Portugal, Bélgica, España o Italia, configurándose las artificiales fronteras estatales actuales, que implicaron entre otros la separación de grupos étnicos determinados entre varias metrópolis debido a la estructura tribal, tan diferente del concepto europeo de posesión territorial. La rápida aparición de estos grandes espacios, de colonias con territorios y poblaciones mucho mayores que los de las metrópolis, llevó a las potencias occidentales a tratar de lograr que el mantenimiento de las colonias y la labor de "civilización" de las mismas no costara demasiado a sus arcas.

La solución se encontró en el capital privado, que puso sus ojos en los lugares con riquezas inmediatas (minas de diamantes, oro y cobre). Así entraron en escena grandes compañías concesionarias a cambio de continuar las exploraciones de los territorios, la creación y mantenimiento de las infraestructuras, y la explotación y administración de los territorios.

Estas compañías (principalmente inglesas, alemanas o francesas) actuaron con toda su ferocidad sobre las poblaciones indígenas, buscando la simple explotación económica, y no mostraron en general interés en crear nuevas infraestructuras, escuelas, ni hospitales. Las compañías fueron sustituidas a finales del XIX e inicios del XX por el control del Estado, permaneciendo ya sólo sociedades comerciales sin privilegios. El mayor control del estado permitió la consolidación de las instituciones coloniales.

En la colonización de África se volvieron a dar diferencias según las zonas y la potencia dominadora. Deben tenerse en cuenta para ello las estructuras tribales y la gran cantidad de etnias existentes, así como la falta de un sustrato cultural común y la falta de poderes de cierta antigüedad. Por ello en algunos casos los dirigentes de las colonias tenían numerosas atribuciones, poderes que no se contemplaban en las propias metrópolis (Congo, la India o las Indias holandesas), y en otros casos las autoridades locales conservaron cierto poder (Marruecos, Argelia,...).

Bélgica se hizo cargo en 1908 del control directo del Congo, ocupando los puestos de responsabilidad con belgas. Gran Bretaña aplicó frecuentemente la administración indirecta respetando los jefes locales y a su vez instruyó a minorías aptas para ocupar cargos. Francia tendió a integrar a las colonias en la metrópoli y también formó a minorías aptas para ejercer los cargos de los europeos en las colonias.

Ya en el siglo XX se aprecian notables diferencias en la evolución de las grandes potencias colonizadoras. Portugal conservaba algunos núcleos en Asia (Goa, Diu, parte de Timor y Macao), y en África conservaba los territorios de Angola y Mozambique, además de Guinea y Cabo Verde. España se había visto reducida, tras perder Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, conservando sólo algunos restos de su Imperio en África (Río de Oro y las islas de Fernando Poo y Annobón y Guinea).

Frente a las tradicionales potencias colonizadoras, ya en declive, otras estaban en plenitud. Holanda conservaba todas sus posesiones en Asia (Indias holandesas) y las islas Antillanas y la Guayana holandesa. Francia se hizo en el siglo XIX con numerosos territorios en África e Indochina. Gran Bretaña mantenía todos los territorios de épocas anteriores aunque con un gran crecimiento también en África. Alemania surgió como potencia colonial en la segunda mitad del XIX con sus territorios en África (Camerún, Africa oriental alemana, Sudoeste africano alemán) y Oceanía (Nauru, noreste de Nueva Guinea, islas Bismarck, norte de las Salomon, islas Marshall y Samoa Occidental), aunque tras la Iª Guerra Mundial los perdió. Otra nueva potencia fue Bélgica, que se apoderó del Congo y Ruanda-Urundi. Italia adquirió posesiones en África (Libia, Eritrea y Somalia), Japón poseía varias islas como Taiwan, las Kuriles, y territorios como Corea y Manchuria, y Estados Unidos adquirió las islas Hawai, Puerto Rico, Filipinas y Guam.