Concepto

Carnavales de Álava

Desde el último cuarto del siglo XX aunque esporádicamente y con gran esfuerzo, somos testigos de la celebración de determinados Carnavales a lo largo de la geografía alavesa. Éstos y otros Carnavales han sido estudiados por el investigador Juan Garmendia, máximo exponente en la materia, cuyos trabajos han servido para reconstruir algunos de los mismos.

Por un lado tenemos el decano. Zalduondo apostó por su Carnaval en la década de 1970 y sigue manteniéndose con la fuerza que le vio renacer. Cada año el Domingo de Carnaval se acercan fisgones y disfrazados. La afluencia, con buen tiempo, es masiva, sobre todo por la tarde, momento del paseo, sentencia y quema de "Marquitos".

Muchos años después, los habitantes del pequeño pueblo de Salcedo y los de Santa Cruz de Campezo, siguieron la misma estela. Con buenas intenciones y sacrificio, intentan a toda costa que no se hundan. La irremisible dejadez podría enviar al olvido cualquier acto. Por eso, los de Salcedo, desde el principio, intentaron involucrar a toda la población, recreando el viejo Carnaval del que se trataba en documentos y se conservaba en la memoria, mediante una expresión anexa como es el sacar aperos de labranza al centro y así ofrecer una imagen totalmente rural y museística de sus convecinos.

Dentro de este tipo de Carnavales, no debemos olvidar al recién recuperado y formado por un colectivo que agrupa a los vecinos pueblos de Ilarduia-Egino-Andoin. Gracias a un interesante trabajo de campo y a la perseverancia de la juventud, se representa una semana antes de las fechas oficiales, trasladándose desde el primer pueblo a los otros y sentenciando en la hoguera al "Hombre de paja".

La tradición carnavalesca no es innata únicamente a estos pueblos. Así tenemos como en localidades de mayor población, como Amurrio, Laudio, Agurain y la capital Gasteiz, se mezclan vestigios del antiguo Carnaval perdido en el tiempo con elementos totalmente propios de los tiempos que vivimos. Desfiles competitivos, disfraces espectaculares, conjuntos musicales, fiestas en locales privados y cerrados, se suceden en pos del mantenimiento festivo y de atracción, a ser posible con el tema económico de por medio. En cambio en aldeas o entidades menores como Llanteno celebran las "Carnestolendas", portando un gallo en una jaula y cantando delante de las casas unas antiguas estrofas, de similares características a otras del mismo Valle de Aiara y los colindantes pueblos de las Encartaciones vizcaínas.

El Carnaval se celebra con un más que meritorio apoyo de la comunidad en determinadas localidades, a caballo entre las antiguas formas representadas por personajes y disfraces, con cuestaciones que, a duras penas, mantienen una luz que se apaga y enciende intermitentemente, y las contemporáneas de expresión social global.