Señorío es un vocablo polivalente al no ceñirse exclusivamente su contenido a la faceta jurídico-institucional. Comprende todo el conjunto de actividades que se engloba en el denominado Régimen Señorial. En este vocablo se configura todo un sistema de relaciones económicas, sociales, políticas, ideológicas y mentales entre su titular y las personas que se integran en aquél de una u otra manera.
Económicamente es una forma de que los señores obtengan una serie de rentas de sus trabajadores o de quienes están subordinados a su Señorío. Socialmente representa una jerarquización social en favor de aquéllos, pero a su vez en momentos de conflictividad es capaz de aglutinar la heterogeneidad social del Señorío en torno a auténticos movimientos antiseñoriales -Oñati en 1388, Lesaka en 1358-. Políticamente el Señorío pretende significar el máximo exponente de la necesaria parcelación del poder en un sistema jurídico-administrativo central con demasiadas imperfecciones. En este sentido las propias rivalidades existentes entre los grupos de poder pueden tener consecuencias en la consecución de mayor poder o de su marginalidad, en función de la mayor o menor cercanía a uno u otro de los sectores políticos en liza. Ideológica y mentalmente contribuyeron al mantenimiento del orden social señorial mediante la expansión y difusión de las ideologías que no ponían en tela de juicio su propia institución. Es normal, por tanto, su apoyo económico a las iglesias locales o su intervención personal en los asuntos eclesiásticos y en sus sistemas de beneficio.
El Señorío representa, por tanto, la creación de todo un imaginario mental de la realidad. Es un polo importante de referencia en la sociedad medieval y moderna. Los componentes señalados no convivieron necesariamente al mismo tiempo y a veces jamás se presentaron todos ellos en los distintos Señoríos. Se pueden encontrar Señoríos de carácter exclusivamente territorial o aquéllos en que tan solamente se ejercen funciones jurisdiccionales. En todo caso, y a pesar de su complejidad, el término Señorío pretende recoger y expresar fundamentalmente dos acepciones: propiedad y poder. Los conceptos que en estos dos vocablos se encierran son suficientes como para que los lectores puedan obtener una imagen bastante precisa del significado de Señorío. La titularidad sobre un Señorío es la expresión más clara de que se dispone de poder sobre quienes están integrados en éste, bien desde un punto de vista económico o jurídico-político.