Concepto

Agote: etnología e historia

La palabra agote (o sus variantes agot, agota, cagot, cagote, capot, gahet, gaffet...) aparece documentada desde el siglo XV para designar grupos humanos que sufrían una profunda marginación socioeconómica en el Pirineo Occidental, desde Aragón y Bigorra hasta Gipuzkoa y la Gironda. Este término se va documentando cada vez con mayor frecuencia a lo largo del siglo XV como sinónimo de chrestiaa, cretino, chistron, gafo, lladre, gezitain, y paulatinamente sustituyendo a éstas. El fenómeno, con la palabra agote, se extiende sobre todo en la Alta Navarra al norte de Pamplona y en Baja Navarra, algo menos en Lapurdi y Zuberoa; en Gipuzkoa su presencia es puntual, ya que tenían prohibida su residencia, por lo que se ordenaba la expulsión de cualquier persona sospechosa de serlo. También fue un fenómeno muy extendido en Bearn, algo menos en Bigorra, con la voz cagot. El nombre capot se extiende por Gascuña. Gahet y gaffet son más habituales en la Gironda.

Aparecen fenómenos similares en regiones cercanas, como son los colliberts, morins y cailluads de Poiteau, los marans de Auvernia, o los cacous y sarrasins de Borgoña. En el Norte de Francia también se dieron casos de marginación, pero limitados a grupos reducidos en localidades concretas, como los oiseliers, hautponnais o lyzelards. En Bretaña, con el nombre de kakous o caqueux, se dio durante el Antiguo Régimen un fenómeno prácticamente igual al de los agotes, al menos en sus manifestaciones externas de exclusión, y a los que se atribuyen orígenes parecidos. Aunque a veces han sido presentados como un grupo étnico diferenciado, los agotes en ningún momento han demostrado serlo, como los moriscos, gitanos o judíos. Se les ha llegado a vincular, sin base documental, con los xuetas de Mallorca, los vaqueiros de alzada asturianos o los maragatos de León.

Los agotes, independientemente del origen u orígenes que se les atribuyen, no tenían ningún rasgo específico, excepto la exclusión a la que se les sometía contra su voluntad. Desde que aparecen con tal nombre, se muestran cristianos católicos que en ningún momento cuestionaban los dogmas y ritos de la Santa Madre Iglesia, hablaban las lenguas y variedades dialectales propias de cada localidad y se regían por las costumbres propias de cada lugar. Eran los vecinos los que les privaban de derechos vecinales y les prohibían participar con normalidad en los ritos religiosos o profanos y en el trato común, excluyéndolos o relegándolos a los últimos puestos. El propio nombre de agote era insultante, nunca se reconocieron como tales.