Municipalities

UHARTE-ARAKIL


Primeras noticias. Se le identifica con Aracelium o Araceli de la época romana. Véase ARACELI. Huarte aparece en documentación del s. XI bajo el nombre y grafías de Hyarte, Hiarte, Hyarhte, Hyaharte, Yarte, Iharte, Yharte, etc. Estas primeras menciones se refieren al monasterio de Santa María de Zamarze, que es donado por Sancho el Mayor de Navarra a San Martín de Albelda (1024), que dicho rey en un diploma de 1031 cita como perteneciente al obispado de Pamplona y al que García el de Nájera hace objeto de una permuta en 1045 con el monasterio de Iratxe, cambiándolo por el castillo de San Esteban de Monjardin. Ver ZAMARZE.

Fundación de Huarte. Según refiere Idoate en Rincones... (t. II, pp. 368-373), en el año 1355 se creó la villa de Huarte, aunque ya existía el pueblo de antes con muy pocos moradores. El recibidor de las Montañas se presentó en Huarte el 9 de noviembre del citado año y requirió a los habitantes de Aguiregui, Echave, Mendicoa, Arguidoayn, Blastegui, Ylardia y Epeloa, para que se presentasen en Huarte al día siguiente. Una vez reunidos todos les hizo saber el deseo y orden del infante don Luis de que dejasen sus aldeas y vinieran a poblar Huarte. Unos días después se reglamentó la manera de edificar las casas del nuevo pueblo, marchándose los delegados del infante, con la promesa de los lugareños de establecerse en Huarte. El día 23 del mencionado mes volvieron los delegados, teniendo que reprender a los de Echave y Aguiregui, por la poca ayuda que prestaban a las obras del nuevo pueblo. Durante el año siguiente se continuaron las obras, aunque con dificultades, pues los nuevos moradores mostraban más apego a sus antiguos lugares; el infante don Luis les prometió visitarles para conocer sus problemas. Sin embargo, pasaba el tiempo y el infante no aparecía, por lo que hacia octubre más de la mitad de la nueva población huyó a sus antiguas aldeas. Los delegados del infante se personaron en Huarte, yendo a las aldeas y obligando a las gentes a ir de nuevo a Huarte. Pero por abril de 1357, en vista de que el infante seguía sin venir, de nuevo los habitantes de Huarte marcharon a sus antiguas casas, siendo nuevamente llevados a Huarte por los diputados, quienes derribaron además sus casas para que no pudiesen vivir más que en Huarte. En el año 1359, estando el Infante don Luis como gobernador del reino de Navarra en ausencia de su hermano Carlos II, fueron abandonados trece lugares próximos al actual Huarte Araquil, asentándose sus moradores en Huarte, según refiere Idoate en Rincones... [t. I, p. 249]. El infante don Luis, deseando dar fin a las obras comenzadas por el rey para la seguridad y tranquilidad de los pueblos, y que la puebla de la villa de Huart de val de Araquil fuese brevemente acabada, y llena de habitantes, mandó que las villas y aldeas de Muztillano, Arguindoain o Arguindicain, Amurguin, Echabe, Aguiregui [Echauregui dice un documento, haciendo un solo pueblo de Echabe y Aguiregui], Mendicoa, Epelloa, Urzegui, Blastegui, Illardia y Gatizano, y todos los habitantes de ellas, entrasen en la dicha puebla de Huart y que ninguno quedase en ellas. Como la mayor parte de las pechas y las capillas y diezmos de las villas agregadas correspondían a la chantría de la iglesia de Pamplona, y en su representación a la iglesia de San Marz (hoy Zamarze al pie de la montaña de San Miguel), cerca de la villa de Huart, perteneciente también a la chantría, deseando conciliar estos derechos se convino el infante con el chantre de Pamplona en que a éste le quedase la iglesia de San Marz con sus casas, viñas, molinos y otros varios bienes; una plaza para fabricar casa; los pastos, madera y leña del monte de Muztillano; el derecho de pastos y aguas en los otros montes y términos aplicados a la villa de Huart; las bustalizas que la chantría tenía en San Miguel de Celsi; la caballería de verama, tasada en 30 libras, y las diezmas, oblaciones y los demás derechos parroquiales en la nueva villa, quedando todos los demás tributos, pechas, eras, casas y heredades de Huart y sus términos agregados para el rey. El obispo, que intervino con el cabildo en este arreglo, se reservó el derecho de instituir vicario perpetuo en Huarte. El auto otorgado entre el obispo de Pamplona, Miguel Sánchez de Asiain, Luis de Navarra y el Chantre puede verse en Arigita, CDI (Pamplona, 1900), pp. 367-378.

Libres de fonsadera (1362). Carlos II de Navarra libertó perpetuamente a los habitantes de Huarte Arakil de la pecha llamada fonsadera, que suponía 28 libras, 4 sueldos y tres dineros al año. Hacia el año 1366 tenía Huarte 51 vecinos, como se lee en el "libro de los fuegos" de la villa de esa época. Este deseo reiterado de crear un núcleo de población en Huarte obedecía a la necesidad de una mejor fortificación contra los ataques de los guipuzcoanos y de las partidas de bandidos.

Guerra con Castilla. Durante la guerra del reino de Navarra con Castilla, en el primer tercio del siglo XV, los guipuzcoanos arrasaron y quemaron el valle de Araquil. Huarte se salvó de la destrucción, gracias a que estaba bien defendida y fortificada. Sin embargo, su comarca quedó totalmente asolada y despoblada. En el año 1431 un documento real concedía rebajas en el pago del impuesto de cuarteles a los pueblos afectados, a la vez que les invitaba a refugiarse en Huarte. Al año siguiente el rey ordenó reparar y fortificar las defensas de Huarte, destinando para ello la mitad de los diezmos de diversos valles de las Montañas. Teniendo en cuenta su pobreza se perdonó además a Huarte las 75 libras que debía por el molino y el chapitel.

Buena villa. En 1461 el rey de Castilla vino con su ejército sobre Huarte-Araquil, cuyos habitantes se defendieron valerosamente. El rey Don Juan II, en premio de ello, la hizo buena villa y a sus habitantes francos y ruanos y aforados al Fuero general; que tuviese asiento en Cortes inmediato al de Tafalla [sin embargo, las Cortes acordaron que Huarte-Araquil tomase asiento después de Villafranca] ; que tuviese también alcalde y preboste, el primero trienal y el segundo perpetuo; que hubiese mercado el miércoles de cada semana, con las libertades que el de Estella, y una feria anual por espacio de doce días, comenzando en 1 ° de diciembre. En esta ocasión los de Huarte levantaron una horca en Eguibarren, llamándose desde entonces aquel sitio Urkabetakoegia (lugar de la horca), queriendo de esta forma significar el ejercicio de la jurisdicción criminal. Esta horca se mantuvo en pie hasta el año 1580, en que cayó por estar podrida la madera. En el año 1584 el concejo decidió levantarla de nuevo y así lo hicieron. Pero este hecho fue interpretado como un atentado contra la jurisdicción real, enviando la Corte un escribano a Huarte para demoler la horca. El pueblo se resistió invocando sus derechos, pero finalmente la horca fue demolida por el escribano, con la ayuda de los vecinos de Irañeta.

Capitanía. La guerras con Castilla hicieron que el reino estableciera una capitanía en Huarte que, el 18 de julio de 1478, fue otorgada a Felipe de Besumont.

Incendio a finales de la Edad Media. Según refiere Idoate en Rincones... (t. II, pp. 373 y 374), en el año 1484 la villa de Huarte sufrió un devastador incendio, que arrasó totalmente la villa. La tragedia tuvo lugar la noche de San Juan del año mencionado, comenzando a arder una casa y propagándose el fuego al resto de las viviendas. Se perdieron totalmente las 160 casas de la villa, no pudiendo salvar los habitantes ningún bien y resultando muchos de ellos con heridas y quemaduras. El lugarteniente general de Navarra, Alain de Albret, les perdonó en el año 1487 los cuarteles y demás impuestos por el plazo de diez años."

La conquista de 1512. Al comienzo de la conquista de Navarra por Fernando el Católico, el ejército castellano al mando del duque de Alba acampó el 22 de julio de 1512 en Huarte-Araquil, que había sido desalojado por partidas roncalesas, que habían recibido la orden de Juan de Albret de retirarse al desfiladero de Oskía. Habiéndose ya consumado la conquista de Navarra, Fernando el Católico ordenó que se pagase un molino incendiado durante la guerra por la conquista, en su política de atraerse la simpatía del pueblo navarro. A partir de 1512 Fernando el Católico mandó fortificar Huarte y otras plazas navarras, con el objeto de prevenir una nueva revancha de la dinastía navarra apoyada por Francia.

Amotinado contra el chantre de Zamarze. Según refiere Idoate en Rincones... (t. III, pp. 525-527), la ermita de Zamarce, antiguamente Sant Marce, Samarca o Sant Marz, fue escenario en el año 1546 de un motín. Esta ermita pertenecía a la Chantría de Pamplona. A mediados del siglo XIV se hizo una concordia entre Huarte Araquil y el Chantre, por la que se le reconocía la posesión de Zamarce y de otras heredades. Pero en el citado 1546, a resultas de un carneramiento que hicieron los servidores del Chantre la víspera de Santa Lucía, la gente de Huarte se rebeló y rodeó la casa de Zamarce a los gritos de ¡traidores! y ¡sua, sua! Amenazaban con quemar la casa y dirigieron fuertes improperios en euskera al Chantre y a sus lacayos. Finalmente, mediante los buenos oficios de los alcaldes de la villa, de la Corte y del valle, los ánimos se fueron apaciguando, tras lanzar una porción de piedras contra la casa. El Chantre prometió la devolución del ganado tomado y la gente se fue a sus casas. Los más distinguidos en el motín fueron juzgados por un tribunal, que calificó el hecho como de sedición armada, siendo condenados a una multa de 100 ducados, incluidas tres mujeres.

Martija, la curandera de Huarte. Hacia el año 1570 vivía con su marido en Huarte-Araquil una célebre curandera llamada Martija de Jáuregui, según refiere Idoate en Rincones... (t. I, pp. 84-87). No sabía leer ni escribir y sus conocimientos terapéuticos los había aprendido del doctor Cartajena, su abuelo, que había sido médico en Lequeitio. Por privilegio especial el Protomédico de Navarra le había autorizado para curar algunas enfermedades. Era especialmente hábil para los achaques y dolencias propias de las mujeres. Sus remedios consistían principalmente en emplastos y brebajes a base de ingredientes vegetales y como complemento mandaba encargar sendas misas y hacer diversas prácticas religiosas. Viajaba desde Guipúzcoa hasta la merindad de Estella. Fue muy popular y bien considerada, contándose entre sus pacientes miembros de las familias más ilustres del reino. Pero algún descuido tuvo, siendo desterrada de Estella en más de una ocasión.

Inasistencia a Cortes por falta de medios. En el año 1600 Huarte Arakil envió su procurador solo a la inauguración de las Cortes, ya que sus escasos recursos no le permitían, tras el incendio, más dispendios debido a que "no tiene propios ni rentas que gastar al presente y si por caso algunos días se detuviere en las dichas Cortes sin que haya otro recado, sea a costa de dicho alcalde..." que era el diputado. Esta inasistencia se repitió a menudo.

Guerrilla anticonstitucional. En el mes de junio de 1822 los guerrilleros realistas entraron en dos ocasiones en Huarte Araquil, robando el correo y desarmando a los milicianos constitucionales. El vicario de Huarte, Miguel de Irañeta, junto con otros cléricos, fue suspendido del ejercicio de sus funciones por engrosar una de esas partidas.

Comunicaciones con Pamplona y Vitoria. Por una R. O. del 19 de enero de 1831, se aprobó la apertura del camino entre las dos capitales vascas por el valle de Arakil.

Desamortización. En cumplimiento de la ley de desamortización del 1 de mayo de 1855 se vendieron en esta localidad, en 1863, un molino harinero y una tejería; en 1869, un solar del molino viejo. (Ref. Rafael Gómez Chaparro, "La Desamortización civil en Navarra").

Guerra de 1936-1939. Como consecuencia de la represión fueron asesinadas tres personas de esta localidad: Silverio Astiz Ezcurdia, Silverio Astiz Lacunza y Víctor Martiarena (Ref. NG!).