Monarchy and Nobility

Teobaldo II

Teobaldo II residió -en mayor medida aún que su padre- en Francia, realizando sólo 5 viajes a Navarra. Durante la segunda parte de su reinado ostentó el cargo de senescal-gobernador Clemente de Launay (1258-1269), quien tuvo que enfrentarse, entre otros problemas, a la inestabilidad de las fronteras con Álava y Guipúzcoa, a causa del bandolerismo.

La administración del reino se centralizó, al modo francés, en el palacio o curia regia, y fruto de esta centralización nacieron dos instituciones: el Consejo Real y la Cort (alto tribunal de justicia). El Consejo Real, del que formaban parte los ricoshombres, designaba al "Amo" y al senescal. Los oficios de corte son los más altos cargos administrativos; el senescal; el chambelán, cargo creado por su padre Teobaldo I, que era el encargado de las finanzas y de comprobar las cuentas que presentaban los funcionarios a la Hacienda Real; y el canciller. La cancillería fue adaptando los viejos usos diplomáticos navarros a los modelos franceses, reservándose el latín sólo para los acuerdos internacionales y para los destinatarios eclesiásticos. Se afianzó la organización territorial en Merindades, instaurada en el reinado anterior. La organización de estas circunscripciones territoriales, que eran de mayor extensión que las antiguas tenencias, sería similar al sistema francés de bailías.

Por su parte, la organización fiscal de su padre Teobaldo I se consolida, constituyendo el germen de la futura Cámara de Comptos. Los asuntos financieros del rey fueron administrados por Creste de Sezana y Miguel de Undiano, camareros o carmalengos del rey.

La justicia está administrada por la Cort, los alcaldes de apelación o de mercado y los alcaldes locales, de primera instancia.

La defensa del reino se basaba en las fortificaciones de villas y castillos, que ya no se ceden en "honor" a ricoshombres como tenentes; la defensa del territorio corre ahora a cargo de los funcionarios del rey llamados merinos. Éstos ejercían funciones fiscales y policiales en las nuevas demarcaciones de las merindades.

Todo este sistema de reformas, que constituyen la más destacada aportación de la casa de Champaña, responden al incremento de la autoridad real frente al poder territorial-nobiliario, y a la centralización del reino que culminará con la casa de Evreux.