A comienzos del año 1936 Otero fundó el grupo poético "Alea", y poco después tuvo la oportunidad de ver a Federico García Lorca en el teatro Arriaga de Bilbao cuando se estrenó la obra Bodas de sangre del granadino. El comienzo de la Guerra Civil Española, sin embargo, tuvo una trágica influencia, entonces insuperable, en el desarrollo cultural de todo el estado (recordemos que el propio García Lorca fue fusilado). Cuando estalló la guerra, Blas de Otero combatió en los frentes de Bilbao, Logroño y Levante, dando el bilbaíno por perdidos dichos años. Una vez finalizados los servicios prestados como soldado, continuó acudiendo a reuniones de corte literario y musical, donde tuvo ocasión de conocer a reconocidos autores de la talla de Juan Guerrero y Gerardo Diego. En 1936 falleció el amigo Jaime Delclaux y en 1940 Pablo Bilbao optó por ingresar en el seminario. Tras la muerte del primero, algunos amigos, entre los que se encontraba Otero, prepararon y publicaron el libro Ala fugitiva, que recopilaba textos de difunto Delclaux.
Ya en aquella época Otero apilaba textos, fruto de su incesante torrente productivo, y algo similar ocurría con sus lecturas, entre las que incluyó a nuevos autores como Jan Venkaade, Miguel Hernández, el Conde de Villamediana o Unamuno.