Concept

Murallas (1982 version)

HISTORIA. Ciertos emplazamientos de castillos medievales sobre viejas fortalezas romanas y aun prerromanas -Nabardun pudiera ser una de ellas-, torres principalmente y en lo más interior y rural del país, parecen rendir testimonio sobre la precaria situación romana en el interior de Euskalerria. La palabra turre, dorre en euskara, del latin turris, así tan arcaica, se ve en Aibiz-turre (actual Albistur) lo que hace pensar a Michelena en su gran antigüedad. Viejos castros prerromanos sirvieron de asiento a los que los romanos levantaban para la defensa de sus posiciones más peligrosas y luego, en los turbulentos siglos IV y V, vuelven a utilizarse las viejas construcciones y se levantan otras nuevas sobre edificios civiles como la torre de Liédena. Quizá también los de Beloaga o Feloaga, en Oyarzun, sobre las peñas de una eminencia, cerca ya de la costa, cubrirían los caminos que se bifurcan allí hacia Oyarzun y Rentería respectivamente. El caserío Feloaga, emplazado en la falda de la montaña, les da nombre. El de Aizorroz, de Idiazábal, sería otro castro romano sobre el camino que conduce hacia Alava. Pamplona, la capital de Vasconia, estaba guarnecida de muros y torres de 63 pies de espesor por 84 de altura y mil "diestras" de circuito jalonado por 67 torres. La Iruña alavesa era un oppidum fortificado y circundado de muralla, quizá lo mismo que Oeaso. También fueron ciudades fortificadas Iacca y Osca, vascona y vaccetana respectivamente. Desde el siglo V, por lo menos, se habla ya de Lapurdum (Bayona) como fortificación y residencia de tribuno de la cohorte novempopulana. Algunas ciudades aquitanas como Lugdunum Convenarum, las bearnesas Iluro y Beneharnum, la landesa Aquae Augustae (Dax) y las bigorrianas Lurda y Turba también debieron estar fortificadas. El canónigo Velllet ha estudiado cuidadosamente los dos cercos de murallas de Bayona consignando detalles aportados por una erudita investigación. Según ésta, en su tiempo, la antigua Lapurdo subsistía toda ella, casi entera, compuesta de espesos muros de más de nueve pies y defendidos por medias torres redondas, y guarnecidas de pequeñas piedras cuadradas (lapidibus quadratis). Enumera entre las puertas y torres de la villa romana, las de Lachepaillet, San León, la calle de la Boucherie, de la Poissonnerie, del Pilori, de Cinq-Cantons, la Rue Neuve y el Château-Vieux y de Neguille aunque no todos los autores se hallen de acuerdo. A lo largo de la vía Asturica-Burdigala no dejarían de existir puestos militares como los de Carasa e Imus Pyrenaeus. Las crónicas latinas y musulmanas de los siglos siguientes dejan ver que Vasconia -ya comprensiva de toda Euskalerria-, poseía gran número de pequeñas fortificaciones sin contar las de Pamplona que eran importantes. Había torres y castillos a lo largo de las fronteras vascocántabras y en lugares estratégicos como los pasos de Pancorvo, Haro, Arganzón, etc. En 816, p. ej., los musulmanes no pudieron franquear un desfiladero porque los vascones lo habían obstruido con maderos y fosos. Por estas fechas empieza a sonar "Alava y los Castillos". Estos llega un momento que se extienden por el interior peninsular dando origen a la histórica Castilla. En la expedición musulmana del 781 Abd-al-Rahman tomó a los vascones sus fortalezas y castillos respectivos. Con los azares militares se van dibujando dos líneas de castillos, una bordeando el prepirineo y la otra a lo largo del Ebro. Algunos nombres como Castellar (en Javier, Nav.), Casquilletes (en Gallipienzo) y Castejón (Arguedas) aluden a ruinas de fortificaciones de origen antiguo. Hay otros topónimos más modernos como son Castillonuevo (Gazteluberri), Uncastillo, Carcastillo, Dicastillo, Gaztelu, etc., en los que entra la voz "castillo" pero la equivalente euskérica gaztelu, tomada del latin, debe ser muy antigua. Otras veces aparece la voz muro o murillo como en Murillo, Murillo del Cuende, Murillo de las Limas, etc. En la edad media y moderna subsistieron las viejas casas-torres de jefes de linaje y murallas de villas y ciudades de diversas épocas (ver ARQUITECTURA MILITAR). En 1510 las únicas fortificaciones navarras con valor defensivo eran las de Pamplona, Viana, Estella, Sangüesa, Tudela, Lumbier y San Juan Pie de Puerto. En 1592 se iniciaba en Alava una investigación del estado de las fortificaciones a instancia de Felipe II. Se reseñan el castillo de Bernedo, el de San Adrián, guarneciendo el famoso paso, las fortalezas de Salvatierra y Alegría y la edificación y defensa de la llamada "Puente del Rey" de Vitoria. Micaela Josefa Portilla ha estudiado detenida y documentalmente esta información y publicado en el "Boletín de la Institución Sancho el Sabio", 1973.