Concept

Matxinadas

El ambiente conflictivo entre los siglos XVII y XVIII estuvo marcado por numerosos factores que lo explican. En primer lugar, las políticas reformistas llevadas a cabo por Austrias y Borbones, en pos de una mayor uniformización y centralización. En segundo lugar, las contradicciones internas de la propia sociedad vasca. En tercer lugar, la jerarquización y estamentalización de la sociedad. En cuarto lugar, el proceso de oligarquización de las autoridades provinciales y locales. No obstante, si existe un factor clave por encima de los demás ése es la especulación, que llevará las condiciones de vida del campesinado hasta el más insufrible de los extremos. En contra de lo que se ha manifestado en numerosas ocasiones, las economías campesinas, pesqueras o artesanas hacía tiempo que estaban mercantilizadas. No obstante, con el paso del tiempo y la complicación y globalización de los mercados, sus entresijos fueron cayendo paulatinamente en manos de intermediarios, dando así menos posibilidades a los consumidores de controlar las leyes de la oferta y la demanda y de amoldarlas a sus propios intereses. Ésa fue, en última instancia, la razón de que sus condiciones y su situación se complicaran.

La palabra machinada procede del término machín, nombre con el que coloquialmente se conocía a San Martín, patrón de los ferrones y herreros. Con ese nombre se denominaba a los ferrones y a todos aquellos campesinos relacionados con la manufactura del hierro. De todas formas, con el tiempo dicha palabra ha pasado a convertirse en sinónimo de conflicto. Aunque entre los siglos XVI y XVIII se produjo un gran número de conflictos en suelo vasco, en general la historiografía vasca distingue cinco machinadas: la Machinada de la Sal de 1631, la Machinada de las Aduanas de 1718, la Machinada de la Carne de 1755, la Machinada de los Cereales de 1766 y la Zamacolada de 1804. En la mayoría de los motines y machinadas de la época las características fueron similares:

  1. Los amotinados no sólo pertenecían a las clases bajas.
  2. El malestar podía explotar ante cualquier novedad o rumor.
  3. La pasividad inicial de los poderosos permitía el fortalecimiento del movimiento.
  4. La violencia era selectiva, siguiendo criterios simbólicos y rituales.
  5. El tiempo era el peor enemigo de este tipo de movimientos, puesto que cuanto más tiempo pasaba, mayor margen de respuesta y organización permitía a los poderes fácticos.
  6. El restablecimiento del orden solía ser sangriento.
  7. En el caso de los conflictos urbanos las causas eran esencialmente el hambre, los impuestos y los excesos cometidos por las oligarquías, mientras que en el de los conflictos rurales destacan el fortalecimiento del régimen señorial, el recorte de los derechos tradicionales del campesinado y la presión fiscal del Estado.
  8. En última instancia, dichos motines supusieron la ruptura y destrucción de las comunidades campesinas.
  9. Protestaban contra la corrupción y las veleidades políticas al grito de "Viva el rey y muera el mal gobierno", pero no pretendían cambiar el sistema político imperante, por eso precisamente se les cosidera motines o revueltas y no revoluciones.