Lexicon

LIBERALISMO

De la Liga Monárquica al sepelio del liberalismo (1919-1923). La brusca y generalizada irrupción del nacionalismo vasco en 1918 tiene la virtualidad de unir nuevamente a los grupos dinásticos separados en 1910 y 1909: conservadores y liberales de Bizkaia. Al frente de la Liga se nombró a G. de Balparda por los liberales, Bergé por los mauristas y Luis Salazar por los conservadores datistas (aquellos liberales a los que esta coalición no satisfizo, acabaron rompiendo con su adhesión a la monarquía engrosando el campo republicano). También en Gipuzkoa, liberales, mauristas, republicanos, socialistas, carlistas e integristas se ayudan mutuamente frente al nacionalismo vasco (elecc. de 1919). La firma por parte de UGT y sindicalistas (CNT) del llamado pacto del proletariado -cuyo objetivo era exterminar a ELA-STV- completó en 1920 la estrategia antinacionalista en la que los liberales de la Liga Monárquica, en especial D. Gregorio de Balparda, tomaron sustancial parte. Durante la dictadura de Primo de Rivera ambos partidos dinásticos, vaciados de contenido y habiendo proporcionado diversos hombres de confianza al régimen -Urien y Leicegui, Moyúa y Salazar, Careaga y Urquijo, Alonso y Aguirresarasua- desaparecen. El conservador, base del régimen, saldrá de la dictadura convertido en derecha a secas. El liberal experimentará una desbandada de sus miembros; parte se une a la masa conservadora, parte deriva hacia el republicanismo. En 1930 emergerán triunfantes este último y las dos fuerzas que habían malvivido durante la era de alternancia de conservadores y liberales: el nacionalismo y el socialismo. Al unirse con la derecha y servir de colchón a la dictadura, el liberalismo histórico se había suicidado.