Lexicon

LIBERALISMO

Moderados y progresistas; solidaridad liberal. Vasconia se alza en armas en 1833 por el mantenimiento de "su" antiguo régimen, con todo lo que "este" antiguo régimen supone de negativo, positivo o ultramontano. Frente al levantamiento de un pueblo en masa, un puñado de diputados generales, la mayoría de los hombres de negocios y propietarios de minas, y las clases más cultas del país quedan encerrados en una especie de ghetto, el ghetto de los beltzak o liberales, aborrecidos por el pueblo llano, el clero y el campesinado. Dentro de este conglomerado de intereses, que denominaremos liberalismo vasco, hay dos grupos claramente diferenciables: los hombres de negocios donostiarras y navarros adscritos al Partido Progresista español, cuyo principal anhelo es acabar con la foralidad (en especial, por lo tocante a la ausencia de aduanas), y los moderados vascos que aspiran a la reforma de la foralidad desde dentro, es decir, a partir de los mismos órganos forales. Tal sería el caso de muchos notables locales, funcionarios forales, profesionales, etc. Aglutinando a ambas tendencias, citaremos asimismo la corriente secularizadora que había penetrado en el país desde que los caballeritos de Azkoitia sentaron las condiciones de un conocimiento científico-filosófico emancipado de la teología. Y, ya más concretamente en Bilbao, magisterio del erudito ilustrado Alberto Lista, director de la cátedra de matemáticas del Consulado ( 1819) y fundador de la "Revista de Madrid" en la que escribieron sus discípulos bilbaínos Sotero de Goicoechea, Francisco de Hormaeche, Francisco y Víctor Luis de Gaminde, Pedro de Lemonauria, etc., liberales todos ellos de pura cepa. El carlismo, en especial su corriente apostólica -cura Echevarría, Arias Teixeiro, Santa Cruz, Lizarraga Elío- tuvo efectos catalizadores sobre progresistas y moderados vascos, diferentes en cuanto al enfoque de la cuestión foral pero semejantes, al fin, en su repulsa al clericalismo montaraz de los sublevados. Las peripecias de la guerra, en especial los prolongados asedios de ciudades tales como San Sebastián, Pamplona, Eibar y Bilbao, crearon entre los liberales cercados un sentimiento de solidaridad, que culminan durante la segunda guerra en la creación de la famosa sociedad "El Sitio" de Bilbao, célebre por sus procesiones cívicas conmemorativas del levantamiento del cerco por las tropas españolas el 2 de mayo de 1874.