Poets

Godoy Alcayaga, Lucila

El poeta chileno Arturo Torres-Rioseco, profesor de la Universidad de Minnesota, con otras personas que ya conocían las actividades literarias y docentes de Lucila Godoy Alcayaga rompió el cerco doméstico chileno. Los datos de su personalidad y algunas poesías corrieron por la prensa de habla española. La tradujeron a diversas lenguas y aureolaron el nombre de G. Mistral del máximo prestigio y popularidad. Federico de Onis, profesor en la Universidad de Columbia, en febrero de 1921, pronunciaba una conferencia dándola a conocer en el Instituto de las Españas de Nueva York, leyendo algunas de sus creaciones. Los maestros y maestras de español quedaron doblemente impresionados por aquella poesía conmovedora, escrita por una colega del lejano Chile. Las copias corrieron de mano en mano, "Los Sonetos de la Muerte", la "Oración de la Maestra", despertaron el deseo de conocer la obra entera de aquella misteriosa desconocida. Y surgió la idea de editar la obra dispersa de aquella voz poderosa que les llegaba del extremo austral de América.

El Instituto mencionado patrocinó la idea y apareció Desolación que significa la irrupción impetuosa de una nueva poesía en el mundo de habla española. Unos años más tarde surgiría Pablo Neruda a quien Gabriela prestaba libros en Temuco, cuando tendría unos quince años. En junio de 1922 fue a México como colaboradora en la reforma educacional de ese país. En 1923 publica allí Lecturas para mujeres. El año 1924 viaja a Estados Unidos, Italia, Suiza, Francia y España. Publica artículos de sus entrevistas con Romain Rolland, Ada Negri, Giovani Papini, Tagore, etc. Vuelve a Chile en 1925 que la recibe en olor de multitud. Dos años antes le había sido otorgado el título de Licenciada, el máximo titulo universitario de entonces. Debemos hacer constar que G. Mistral nunca realizó estudios en los Centros oficiales, Normales de Maestras, Institutos, Universidades, etc.

Es un caso insólito de autodidacta que accede a los máximos galardones y que imparte su docencia destacando sobre todo el sistema vigente de su época. El Gobierno la designa miembro representativo de Chile ante el Instituto Intelectual de la Liga de las Naciones (1926). Por los años 1930 y 1931 pasa a Estados Unidos, las Antillas y Centroamérica, siguiendo su docencia en varios colegios y universidades, sobre todo en Puerto Rico. "En esta oportunidad, los homenajes lindaron en el delirio, sobre todo en las Antillas" (Carmen Conde). Desde 1932 pertenece al cuerpo consular chileno. Designada a Nápoles, la Italia fascista le pone trabas para ejercer debido a su sexo. Pasa a Madrid donde debe mantener el consulado con sus escasos medios.

En Madrid coincide algún tiempo con Pablo Neruda, también cónsul de Chile que años más tarde declararía, recordando cuando la conoció en Temuco: "No me extrañó cuando de sus ropas sacerdotales sacaba libros que me entregaba y que fui devorando. Ella me hizo leer los primeros grandes nombres de la literatura rusa que tanta influencia tuvieron sobre mi". El año 1938 vuelve de nuevo a su país donde el pueblo la aclama. Hallándose en Río de Janeiro la invitan a participar en los Cursos Sudamericanos de Vacaciones, en Montevideo. Participa en un acto público con Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni en el Instituto de Enseñanza Secundaria. Hablan sobre el tema de la creación poética. Las tres excelsas poetisas se explayan en una especie de autobiografía lírica. Desde Montevideo se dirige a Buenos Aires y Mar del Plata. La segunda guerra mundial la encuentra de cónsul en Niza. Viaja al Brasil e instala su consulado en Petrópolis. Allí supo de su Premio Nobel. Dos sucesos adversos amargan a G. Mistral: el suicidio de sus amigos Stefan Zweig y su esposa y la muerte trágica de su sobrino Juan Manuel, "Yin-Yin", a los dieciocho años, a quien había criado como hijo.