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CAJA DE AHORROS DE NAVARRA (1921-1999)

El ahorro 1921-1940.

En su sección de ahorro la caja comenzó a funcionar con varios tipos de libretas: ordinarias, de cuenta corriente, de ahorro infantil y del pequeño ahorro. Poco más tarde se pusieron en circulación las libretas generales, como se denominaron aquellas con las que se obsequiaban a todos los recién nacidos navarros con una imposición inicial (véase CAJA DE AHORROS PROVINCIAL DE GUIPÚZCOA). Se dejó abierta la posibilidad de crear un servicio de Giro Mutuo (como el que ya existía en la Caja de Ahorros guipuzcoana), de trasferencias, cheques, cuentas de crédito, depósito de valores y otras operaciones que se fueran considerando oportunas de implantar. En un departamento especial denominado "Caja de Previsión" se concentró todo lo relacionado para la gestión de los seguros sociales.

Su primer Consejo de Administración estuvo formado por los representantes políticos: Francisco Usechi (diputado por Pamplona y primer presidente), Lorenzo Oroz (diputado por Aoiz), Martín María de Guelbenzu (diputado por Tudela), Wenceslao Goizueta (diputado por Tafalla), Francisco Errea (diputado por Estella); y como vocales vecinos: Serapio Hueci, Pedro Uranga, Martín Solano y Alejo Eleta. Desde el primer momento contó con el apoyo de todas las fuerzas vivas navarras, independientemente de su ideología política. Ramón Bajo Ullíbarri fue su primer director, que permaneció en el cargo hasta 1950. Para trabajar en las oficinas se contrataron a varias mujeres con el objetivo de servir de ejemplo a otras instituciones para que proporcionaran a la población femenina puestos de trabajo, lo que era una pionera iniciativa dentro de lo que ahora conocemos como "discriminación positiva".

Su expansión fue quizá más lenta que la de las Cajas provinciales guipuzcoana y vizcaina, pero constante. Las dos primeras sucursales se abrieron en 1923, una en la Plaza del Mercado, buscando precisamente atraer a quienes acudían allí a comprar y vender; y la otra en Irurtzun, donde se celebraban ferias y por tanto acudían igualmente potenciales clientes; algo más tarde se establecerían oficinas en Estella y Aoiz, alcanzando las 15 en 1927 y las 27 en 1930. Mantuvo un desarrollo sostenido durante los años treinta, pese a la crisis económica, aunque vio disminuir sus inversiones. Durante la Guerra Civil (1936-1939), siguió teniendo la confianza de sus clientes, pese a que la guerra afectó al comercio agrícola provincial, que vio cerrarse parte de los mercados donde vendía sus productos.

AñoSaldos *
1922
1926
1930
1934
1938
1.500
30.000
44.800
58.200
95.600

* miles de pesetas

En 1924 otorgó a la Diputación un empréstito de cuatro millones de pesetas para acelerar las obras de la construcción del ferrocarril Vitoria-Estella, bajo la condición de que serían devueltos cuando el Estado reintegrase esa cantidad. En 1925 el Consejo acordó dedicar una cantidad anual de las reservas resultantes de los beneficios líquidos para la concesión de préstamos a los Ayuntamientos, con un 3% de interés, y que tuvieran como fin la mejora de las infraestructuras o la edificación de escuelas. En esos mismos años, fueron normales los préstamos sobre el trigo a los labradores cuando las necesidades de las cosechas así lo precisaban.