Por el mismo hecho de su aislamiento y de su casi independencia, los valles pirenaicos han ejercido competencias estatales en lo que a la delimitación de sus respectivos territorios se refiere. Y así es como los valles pirenaicos, solos o agrupados, han procedido, frecuentemente, a la delimitación de su territorio. El Rey de Francia y el de España intervinieron menos como parte interesada en las delimitaciones que como árbitros o conciliadores. Este estado de cosas que ha durado hasta la mitad del siglo XIX ha sobrevivido en parte hasta nuestros días. Las ententes directas entre soberanos (de Estado a Estado), a propósito de la delimitación, son muy raras. Además son muy vagas y su misma imprecisión demuestra hasta qué punto los valles ejercían de hecho competencias de estado en lo concerniente a la delimitación de sus fronteras. En el fondo, la "frontera" escapaba a la influencia del poder público tanto en Francia como en España. Ante esta indiferencia de los soberanos, no nos extrañará la diversidad y complejidad de los procedimientos utilizados. Pocos territorios habrán visto surgir una mayor diversidad de contratos jurídicos para su delimitación como la frontera de los Pirineos. Y es interesante subrayar su variedad. Para enumerar estos procedimientos iremos de lo general a lo particular para constatar hasta qué punto el ejercicio de la soberanía se encontró delegado en minorías tales como las comunas y cómo ha sobrevivido en parte.