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ARTE POPULAR

Historia del arte popular vasco. Julio Caro Baroja resume la historia de las formas plásticas y de las representaciones en el Arte vasco después de calificarla de muy complicada y oscura. «No cabe duda, sin embargo, de que podemos rastrearla hasta la época de la romanización o la inmediatamente anterior. Ni en Guipúzcoa, ni Vizcaya, ni el país vasco-francés, pero sí en Navarra central y álava se han encontrado algunas lápidas romanas que presentan motivos decorativos y representaciones emparentadas desde un punto de vista formal, por lo menos, con las que siglos después hallamos en arcas, estelas, etc., de aquellas mismas zonas y de más al N. Pongamos como ejemplos los de las lápidas de Gastiain, en Navarra,y las de Contrasta, Luzcando, etc., en Álava, donde hallamos adornos geométricos curvilíneos y vegetales muy parecidos. Este estilo provincial, de la época del Imperio romano, no es ni privativo de la zona indicada únicamente (ya que monumentos de Castilla la Vieja y León, por encima del Duero, corresponden al mismo), ni es típicamente "latino".

Tal afirmación nos la viene a corroborar el hecho de que hace muy poco aún en cierta localidad del SE. de Álava se ha hallado el fragmento de una piedra sepulcral en que aparece asociado un motivo decorativo de cuadros y triángulos como el del arca antes citada, con representaciones de divinidades netamente "célticas" Racimos y vides, rosáceas y soles, en el Arte de la época romana que nos ocupa tenían un significado místico, que, acaso, ha perdurado más de lo que muchos piensan. De todas maneras, la Historia del Arte del País Vasco durante los períodos inmediatos posteriores es tan escasa en datos que no hay modo de hablar con plena seguridad: Sabemos, sí, que en monumentos visigóticos y mozárabes de zonas septentrionales de la meseta aparecen con frecuencia los consabidos adornos geométricos y algunos vegetales. Siglos después en el románico alavés y algo del navarro siguen surgiendo; por ejemplo, en la pila bautismal de San Román (Álava), adornada de rosáceas.

Ahora bien, con una vida autónoma, independiente de la sucesión de estilos hasta cierto punto, debió de haber en el país a lo largo de toda la Edad Media un Arte decorativo y suntuario, una técnica de la talla en madera, en consonancia con la frecuencia con que aquélla servía de material constructivo y ajustada a tradiciones de un gran arcaísmo. De este Arte, desaparecido en su mayor porción por la fragilidad del material en que se ejecutó, es un buen ejemplo el interior de la iglesia de la Antigua de Zumarraga, en que pueden verse adornos geométricos muy curiosos, análogos a los del Arte popular más moderno, combinados con caras humanas, etc., que un arqueólogo se vería perplejo para fechar si no se supiera que datan de muy avanzada la Edad Media. Otras iglesias del país corresponden al mismo Arte, en que ciertos resabios "mozárabes" no dejan de presentarse con el consiguiente retardo. Al triunfar en la Europa occidental el estilo gótico se adaptó, a veces a los gustos populares, creándose así obras híbridas en las que los consabidos elementos antiguos aparecen. Otro tanto acaece con los estilos del Renacimiento y con el barroco, que dan su aportación a lo creado por los carpinteros y canteros vascos de los pueblos en los siglos XVI, XVII y XVIII». Ref. Julio Caro Baroja: Los Vascos, p. 458·