Concept

Adivinacion en la Mitología Vasca

En algunas de las versiones del mito del Fin de los jentiles, estos traen a uno de entre ellos y lo ponen a contemplar el fenómeno que los ha asustado (estrella o nubecilla, según las versiones), esperando que éste les aclare su significado. Este gentil es tan viejo que sus compañeros han de levantarle los párpados con ayuda de palancas u horquillas, para que pueda ver el signo e interpretarlo. El análisis de esta leyenda y el hallazgo en distintos puntos de Europa de vestigios relacionados con la misma ha permitido establecer que la actividad de este viejo gentil corresponde al recuerdo fosilizado de una antigua arte adivinatoria. De hecho, la alzada de párpados no guarda relación con la vejez o la ceguera del gentil, sino con el trance adivinatorio. Perdido el recuerdo de tales prácticas de adivinación, el gesto de la alzada de párpados ha logrado sobrevivir en el folklore vasco gracias a las racionalizaciones que lo relacionan con la ceguera y la decrepitud del gentil. Debemos al relato de un viajero inglés que a fines del XVII visitó los confines más remotos de las islas escocesas, la comprensión de este curioso gesto.

"La "segunda vista" es la curiosa facultad de ver las cosas que normalmente no pueden ser vistas, para lo cual el vidente no realiza ningún tipo de preparación; la visión produce una vívida impresión a los videntes, y mientras dura, estos no son capaces de ver o pensar en ninguna otra cosa: y luego se muestran alegres o apesadumbrados, según sea lo que se les ha aparecido.

Cuando se le aparece una visión, se produce una erección de los párpados de esa persona, y los ojos permanecen fijos hasta que desparece la visión. Cuando a alguien se aparece una visión, los que le rodean se dan cuenta en seguida, y así sucedió más de una vez, que tanto yo mismo como los que estaban a mi alrededor nos dimos cuenta de ello.

Hay uno en Skye que,-según cuentan los que le conocen-, cada vez que tiene una visión se le vuelve tan hacia arriba el interior de los párpados, que cuando ésta acaba, tiene que usar sus dedos para volverlos a su posición, y a veces deja que otros le ayuden en esta tarea, ya que juzga más cómodo que se lo hagan así" (Hartsuaga, 2004) (Traducción adaptada del euskera).

Este apunte escocés nos muestra el valor ritual dela manipulación de los párpados del visionario. Y no muy lejos de allí, en Irlanda, encontramos esta otra referencia que sin duda nos hará recordar de nuevo la leyenda del Fin de los gentiles:

A esta noticia sobre la adivinación por las nubes, debemos añadir la existencia en la lengua irlandesa del término "neladoir" para designar a un astrólogo o adivino: y del término "neladoracht" que designa la piromancia (adivinación por el fuego) en un viejo texto irlandés sobre la declinación latina. Pero el significado primigenio de "neladoir" es el de "adivino de nubes" y el de "neladoracht", "adivinación mediante las nubes", porque "nel, neul, nell", significa aún hoy "nube", y no "estrella" ni "fuego" (Hartsuaga, 2004) (Traducción adaptada del euskera).

Hace ya mucho, pues, que la palabra que designaba en Irlanda la adivinación mediante observación de las nubes, pasó a significar adivinación mediante la observación del fuego. Lo que significa que la primera era aún más antigua que la segunda. Probablemente del tiempo de los gentiles. Esta noticia irlandesa, junto con la escocesa anterior, nos despeja el camino para entender al gentil de la leyenda vasca: Dicho gentil, a quien se requiere practicar la adivinación mediante la observación de las nubes, cae en el trance adivinatorio cuando le levantan los párpados. Aunque los escritores clásicos no mencionan este tipo de adivinación entre los vascos, la etnografía comparada nos permite saber que estos la practicaron y que la erección de los párpados constituía el gesto ritual que provocaba el trance adivinatorio, o que en todo caso lo acompañaba.