Concept

Carnavales de Bizkaia

Estos disfrazados, en algunas ocasiones, se dedicaban a robar algunos de los productos alimenticios que durante estos días se consumían en las casas; principalmente las deliciosas tostadas de pan y las de harina o leche frita.

El consumo de este manjar constituía, sobre todo para niños y niñas, una ilusión sin precedentes. Debemos tener presente la escasez, o falta, de alimentos en la posguerra. Este postre, junto a algunos disfraces infantiles, son los únicos elementos que se han mantenido sin interrupción durante toda la época de prohibición del Carnaval.

En el menú, además, no podían faltar las patas (en la zona encartada "patos") y orejas de cerdo, a veces incluyéndose los morros, preparado todo ello en salsa "a la vizcaína". Otro suculento plato que era elaborado con esmero por las amas de casa.

Además de las comidas preparadas, también están presentes todos los productos que se bendecían en otros momentos del invierno (San Antonio, Virgen de la Candelaria y San Blas), los que se degustaban el día de Kanpora martxo o Basaratoste y los que se regalaban en las postulaciones de estos días: chorizos, tocino y huevos.

Se festejaba, en un ambiente familiar y vecinal, y de diferentes categorías de edad, con meriendas que reconfortaban el crudo invierno y que hacían salirse totalmente de la rutina laboral: tortillas de chorizo, huevos fritos, tocino (bacón) asado o frito.