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PAÍS DE LOS ALDUDES

La región de los Aldudes fue primitivamente una región de pastoreo, donde los habitantes de los valles de Baigorri, Erro, Baztán, Valcarlos y Aezcoa solían llevar a sus rebaños para que pastaran sin que por ello el lugar perteneciera a ninguna de las comunidades citadas, de ahí su denominación de «país indiviso». Con el tiempo fueron surgiendo los inevitables roces entre los pastores y se hizo necesaria una reglamentación para el uso del indiviso. La primera de ellas data del 12 de octubre del año 1200: la corona de Navarra se reservaba los derechos reales y establecía un reglamento en el que se prohibía la erección de cabañas habitables por parte de los usuarios. El derecho real consistía en el «quinto» sobre el espigueo de los cerdos, perceptible por los reyes de Navarra. Quinto Real, Pays Quint o Kintoa, fue el nombre con el que se le conoció desde entonces. En 1431 fue donado por el rey a Mosen Bertrán de Ezpeleta y herederos con la obligación de rendirle homenaje. En 1599 el fiscal del rey entabla un pleito al barón de Ezpeleta sobre daños en los montes de Aldude. (v. EZPELETA, Señores de). Este modus vivendi, como se ve, fue difícil de mantener y las comunidades usufructuarias se vieron enzarzadas en largas disputas que duran desde comienzos del s. XIII hasta el Tratado de los Pirineos de 1856 y con alternativas diversas hasta nuestros días. La cuestión de los Aldudes o de Quinto se transformó de golpe en cuestión internacional con la conquista de la Alta Navarra en 1512, ya que constituía un territorio indiviso situado entre las apetencias de las dos nuevas monarquías modernas, Francia y España. Sin embargo, los valles de Erro, Baztán, Valcarlos y Baigorry gozaron, conforme a diversas capitulaciones, de las tierras de Aldudes hasta el Tratado de Elizondo, en 1785. Esto no impide para que las disputas entre vecinos no sean nada suaves y que a veces se llegue a las manos como ocurrió el año 1768 en que 1.000 hombres de Baigorry, armados de fusiles, hachas y palas, abatieron las palomeras de Roncesvalles y de Burguete y dispararon varias salvas en dirección de esta última villa, hiriendo a algunos de sus habitantes. Otras veces las disputas son entre los colonos que se han establecido en Aldudes y el valle de Baigorry, poco dispuestos a reconocerles su independencia y su derecho a afincarse en la tierra indivisa. Por unos y otros motivos el s. XVIII es una época muy poco tranquila y las autoridades se ven precisadas a actuar. Esta actuación cristaliza en el Tratado de Elizondo de 1785. El valle es dividido por la «línea Ornano» en dos zonas de pastoreo, una para Baigorry y otra para el Valle de Erro, sin que fuera posible renovar en lo sucesivo los tratados de facerías y de compascuidad pero con el libre goce por ambas partes de los pastos de alturas. La reglamentación resultó sumamente provechosa para los colonos establecidos que se vieron en libertad de construir casas y de colonizar las tierras.