Toponimoak

Álava-Araba. Urbanismo

La vida en el primer periodo histórico se desenvuelve sobre el plano del orden medieval, sin apenas percibirse elementos de transformación. Las comunidades urbanas siguen poseyendo un vigoroso poder municipal, una vida mercantil libre y una artesanía organizada en sólidos cuerpos gremiales. Las villas poseen un contenedor físico definido e invariable, reduciéndose las modificaciones del tejido intramuros a operaciones de cambio parcial en las lotizaciones góticas. El crecimiento económico que tiene al comercio como tractor de ese movimiento junto con la actividad política y administrativa estatal y municipal crearon nuevos y destacados estamentos sociales que con el estrato noble anterior formaron las élites sociales promotoras del nuevo paisaje edificatorio incorporando tipologías edificatorias que provocaron cambios parciales en el tejido urbano de las villas. Fueron las casas de villa, las casas señoriales y los palacios, las modalidades civiles domésticas que intervinieron innovando parcialmente la parcelación medieval.

El medio rural que envolvía a las villas medievales alavesas compatibilizaba las tareas inherentes tanto a la vida urbana como la del campo. Esta doble conducta derivó en villas como Vitoria, Alegría y Salvatierra, circundadas con importantes extensión de campo, a la aparición de pequeños arrabales o barriadas extramuros como las nombradas "eras" en Salvatierra, que si bien estaban también presentes en el resto de las villas -pajares y eras- allí ejercían labores domésticas. También, el incremento comercial y la red viaria fueron suscitando una embrionaria concentración de edificaciones extramuros en torno a los viales que atravesaban las villas. Santa Cruz de Campezo es un ejemplo de ello, como lo advierte la denominada calle del Arrabal, en la salida de la villa hacia Navarra.

Vitoria acoge distintas congregaciones religiosas que levantan sus centros extramuros rodeados con vastas extensiones de campo que crean verdaderas cédulas autónomas de vida y que, más tarde, van a ser vivero de terreno urbanizable.

Las aldeas rurales alavesas continúan en época moderna poseyendo el urbanismo espontáneo heredado con un progresivo incremento del catálogo edificatorio con sustituciones, mejoras o adaptaciones de la casa agropecuaria, y aportaciones tipológicas semejantes a las que se realizan en las villas, como las casas hidalgas y las casas señoriales o "palacios rurales", aunque aquí sin las limitaciones urbanas. Este progresivo crecimiento edificatorio surge al amparo de determinadas circunstancias como una mejora de los cultivos, la pujanza del comercio con una mayor interrelación entre comunidades cada vez más lejanas, etc. La red viaria de primer orden abierta en este periodo moderno contribuye con las poblaciones a ella adscritas en mostrar un legado de ordenación básica a través de una estructura lineal en una o más direcciones. Luiaondo es un claro ejemplo de población poseyendo una trama lineal surgida de una ruta o camino.

Este siglo alarga la dinámica urbana propia de centurias anteriores de las dos modalidades reguladoras, la espontánea y la planificada, salvo en el caso de Vitoria. Esta ciudad estimulada por las nuevos cambios en las estructuras productivas, la pujanza del comercio, las innovaciones tecnológicas, y la aparición de movimientos ilustrados como la Real Sociedad Bascongada del País, retoma la tradición vitoriana de la ciudad planificada y ordenada, iniciada en la fundación y ensanches medievales, con la decisión en 1781 de ampliar la ciudad hacia el mediodía con la construcción de una plaza mayor. Esta actuación con la plaza segregada en un principio de la villa, tiene continuación a partir de 1790 con la propuesta denominada "los Arquillos" del mismo arquitecto, Justo Antonio de Olaguibel, de una ordenación del conjunto del espacio que eliminase tal inconveniente regulando a la vez el desnivel topográfico y las preexistencias arquitectónicas. Estamos ante la más interesante operación urbanística de la historia de la ciudad, resuelta mediante pura y simple arquitectura. La manera cómo se articulan los diferentes niveles de vivienda y comercio con su sistema de calles en rampa y escaleras junto con los aterrazamientos constituye un discurso urbanístico de primer orden y va a marcar el comienzo de lo que va a ser la ciudad moderna.

Este siglo identificado por el fin del antiguo régimen y el triunfo del sistema liberal tiene como ejemplo dinamizador urbano, a Vitoria, con diferentes fases. La aplicación de determinados principios liberales como el higienista y las leyes desamortizadoras, de una parte, la progresiva industrialización e irrupción del ferrocarril como novedoso y ventajoso medio de transporte y comunicación, originan un vector de crecimiento urbano hacia el sur de la colina buscando la frontera del trazado del ferrocarril, a la vez que se continúa compactando las vías principales o reales de comunicación. Es a partir de la segunda mitad de siglo cuando el "ensanche" comienza a sustituir al casco medieval en la actividad y representatividad de la ciudad moderna. Las intervenciones ordenadoras que se aplican se ven condicionadas a las preexistencias de viales, alineaciones y parcelación vigentes provocando un alejamiento de los conceptos y reglas generales de los ensanches españoles del siglo XIX. Los distintos planos proyectados van corrigiendo y buscando el modelo radio-concéntrico que caracteriza el suelo urbano vitoriano. En el transcurso de este siglo se va gestando uno de los iconos actuales de Vitoria, el gusto y recreación por la naturaleza con la creación de espacios y rutas como el parque de la Florida, el paseo de La Senda, etc, que se continuará en el siglo siguiente.

El urbanismo en el resto de los centros planificados alaveses y el de las aldeas continúa sin variaciones en los esquemas antecedentes, con incorporaciones puntuales de uso industrial y residencial en torno a los ejes de tránsito tradicional, caminos reales o radiales de primer orden, y del reciente ferrocarril a partir de la segunda mitad de siglo.

La llegada de la revolución industrial con los cambios sociales que ocasiona unido a los avances técnico-científicos del siglo anterior conducen a la mayor y radical transformación de la forma urbana de las ciudades. La ruptura de los límites entre campo y ciudad y del equilibrio existente en el siglo XIX entre población de la provincia y la capital así como estancamiento de la primera, han sido dos de los sucesos más evidentes de este siglo en el fenómeno planificador de muchos de los pueblos alaveses. La situación estratégica que ocupa Álava, en general, y su capital Vitoria, en particular, ha sido fundamental a lo largo del siglo en el planeamiento y desarrollo de política y gestión territorial junto con el avance urbano de los cascos.

Vitoria va a constituirse como auténtico paradigma evolutivo de un urbanismo equilibrado con la zonificación de partes de la ciudad conforme a usos, donde se diferencian las distintas funciones: residencia, industria, equipamientos y servicios.

Vitoria comienza el siglo sujeta a la metodología de las alineaciones del siglo pasado en su función de configurar la forma urbana, con un crecimiento moderado que deriva en ir rellenando los espacios libres de los trazados longitudinales heredados. Vitoria, en este primer estadio de evolución que alcanza la primera mitad de siglo, ensaya sutilmente el modelo del urbanismo segregado, peculiar de las culturas inglesa y centroeuropea, con la creación de modelos residenciales tales como los denominados "Ciudad Jardín" y "Casas Baratas" con el planteamiento social que los caracteriza, no conseguido aquí en plenitud.

Es a partir de un segundo estadio evolutivo, denominado "primado industrial", donde Vitoria deja de ser la ciudad pequeña interior dentro de una comarca de estructura fundamentalmente agrícola y una incipiente industria para transformarse en una ciudad de tamaño intermedio donde la previsión e iniciativa municipales han liderado el proceso planificador, produciendo una ciudad "ordenada" dentro de su reciente estructura urbana y que constituye todo un modelo de referencias urbanísticas.

Los documentos de planeamiento en los inicios de este segundo estadio buscan una conducta armónica de equilibrio y síntesis entre dos tenencias urbanísticas: mallas ortogonales y desarrollos basados en el naturalismo-paisajismo y extienden la ciudad cardinalmente con la especialización funcional que atiende tanto a la localización de usos como a los estratos socioeconómicos a los que se destinan. Polígonos industriales y poblados residenciales nacen fuera de la línea delimitada por el plano de 1956, teniendo lugar en el interior de esa demarcación distintas operaciones de relleno contemplando y alternando las tipologías edificatorias de manzana cerrada con la de bloque abierto. El modelo de trama concéntrica que característica a Vitoria prevalece verificándose un gradiente de intensidad desde el centro a al periferia.

En las dos últimas décadas el marco socio-económico de la ciudad se ha modificado entre otras causas por el progresivo abandono o traslado de determinadas actividades productivas del sector secundario y renovación de otras ante el desafío de la nueva revolución tecnológica; y con la incorporación de sectores terciarios, de administración, de decisión y docentes. Este nuevo escenario conduce a un periodo de reflexión capaz de dar respuesta a los problemas de la ciudad postindustrial, a través de la instauración de una nueva cultura urbanística que promueve la mirada interior aplicando nuevas técnicas y conceptos urbanísticos como la renovación urbana. El documento canalizador en dar respuesta al nuevo marco busca articular dos principios: uno, la iniciativa en la gestión y ejecución de la ciudad bajo patente municipal y, dos, la flexibilidad aplicable a una serie de alternativas que se ajusten a las demandas y coyunturas socio-económicas del momento. Los objetivos planteados por el plan general de 1982 tienen su aplicación en dos niveles de actuación teniendo como líneas básicas: la intervención en los tejidos y elementos urbanos existentes y heredados por un lado y, en un segundo lugar, aquellas propuestas que fomenten la muda del modelo histórico de crecimiento radioconcéntrico.

Poblaciones como Alegría-Dulantzi, Artziniega, Laguardia, Oyón y Salvatierra, en el grupo de centros alaveses planificados, y Amurrio, Araya y Llodio, entre las poblaciones históricas con urbanismo espontáneo, han experimentado cambios de distinto grado y naturaleza en las respectivas formas de presentación y ordenación del caserío. El proceso expansivo y localizador de usos y funciones es más básico y primario que el de Vitoria por dominar en ellos el carácter expresamente rural y carecer de los mecanismos y documentos adecuados de planeamiento que regule, ordene y gestione los fenómenos socio-económicos. La limitación de suelo en los centros planificados conduce a expandirse fuera de los encintados acomodando aleatoriamente las instalaciones de talleres y pabellones. La ocupación aleatoria tanto de uso industrial como residencial que ha dominado a lo largo del siglo hasta la décadas de los ochenta y noventa finaliza con la aparición de una reglamentación con nuevas estrategias y planes de ordenación territorial y planificación de los núcleos tendentes a corregir intervenciones pasadas y organizar y desarrollar las actuales. Aquí también las operaciones urbanísticas tratan de organizar el suelo, el tejido urbano y tipologías edificatorias en función del uso y funcionalidad.

En poblaciones abiertas o libres como las citadas, las intervenciones urbanísticas, hasta muy recientemente, han seguido los patrones heredados carentes de un planeamiento estructurado en el progresivo crecimiento urbano, alternando usos y funciones, percibiéndose una ocupación del uso industrial junto a la red hidrográfica de la que se sirve como recurso energético, y un uso residencial compuesto de pequeños poblados o barriadas de nueva creación que han introducido renovadas tipologías residenciales.

Las normas subsidiarias que aplican los actuales planeamientos municipales plantean mantener la dinámica rural que los caracteriza clasificando el suelo en urbano, urbanizable y no urbanizable con apoyo de las herramientas urbanísticas adecuadas que mejoren las infraestructuras, los equipamientos, fijen y consoliden áreas construidas, y protejan tipologías edificatorias identificadoras del tipo, técnicas y materiales propios de la zona.

  • ARIZAGA BOLUMBURU, B. "Permanencias urbanísticas en las villas medievales". Cuadernos de sección Artes plásticas y monumentales. 15. Donostia: 1996. pp. 33-50.
  • BEGOÑA Y AZCARRAGA, Ana de. Arquitectura doméstica en la Llanada de Álava. Siglos XVI al XVIII. Vitoria: D.F.A., 1986.
  • BEGOÑA Y AZCARRAGA, Ana de. "Segunda mitad del siglo XIX. Reflexiones arquitectónicas y urbanísticas pata tres ciudades: Bilbao, San Sebastián, Vitoria". Revista Sancho el Sabio. Vitoria: 1991, pp. 19-32.
  • BUENO, Juan Adrián. "El crecimiento urbano de Vitoria-Gasteiz y el desarrollo de la ciudad. Vitoria-Gasteiz". Guía de Arquitectura. Vitoria: Colegio oficial de arquitectos vasconavarro, 1995, pp. 14-37.
  • CUESTA DÍAZ DE ANTOÑANA, Mª Eugenia. "Nacimiento y morfología urbana de las villas medievales alavesas". Las formas del poblamiento en el Señorío de Vizcaya durante la Edad Media. Bilbao: D.F.V.,1975, pp. 203-221.
  • MARTÍNEZ DÍEZ, G. Alava Medieval. Vitoria: T. I y II. D.F.A., 1974.
  • MARTÍNEZ DE SALINAS OCIO, F. "Arquitectura y urbanismo de Laguardia (Alava), (De la Edad Media al primer tercio del siglo XIX)". Azterlanak-Investigaciones de hoy. Vitoria: D.F.A., 1991.
  • PALACIOS MENDOZA, V. Inventario de Arquitectura Rural Alavesa. VIII. Llanada alavesa: Asparrena, Salvatierra-Agurain y San Millán / Arakako nekazal arkitekturaren inbentarioa. VII. Arabako lautada: Asparrena, Agurain eta Donemiliaga. Vitoria: D.F.A., 1998.