Concepto

Sidra (versión de 1997)

Antigüedad. La antigüedad de la sidra en el País Vasco es desconocida. Ningún historiador tiene elementos de juicio suficientes para situar el comienzo de la sidra en una época determinada. Su origen ha sido motivo de grandes controversias entre algunos autores que han tratado el tema. Para unos fueron los romanos quienes enseñaron a los vascos a hacer sidra; para otros los árabes. Hay quien mantiene la teoría de que el árbol manzano fue introducido de Africa, o que fueron las aves migratorias las que transportaron las pepitas de la manzana desde tierras de Oriente. El historiador navarro Arturo Campión señalaba en su libro titulado Gramática de los cuatro dialectos literarios de la lengua euskara que el nombre vasco "sagarrondo" (árbol manzano) presupone la existencia del manzano en Europa con anterioridad a la invasión de los arios. El manzano salvaje y cultivado -continúa Campión- es prehistórico en Europa. Autorizadas opiniones sostienen que el árbol manzano se ha dado en el País Vasco por generación espontánea. La palabra vasca "basati" utilizada desde tiempos remotos para referirse al árbol manzano silvestre está compuesta de "baso" (bosque) y el sufijo "ti" (perteneciente a). Y hasta casi mediados de este siglo XX, en el que empezaron a abundar los viveros donde se reproducían las plantas haciendo germinar las pepitas de las manzanas, el agricultor vasco plantó sólo "basatis". Y aun hoy mismo existen fruticultores que prefieren el basati porque es una planta más fuerte y duradera y además aguanta o resiste mejor las enfermedades. La antigüedad de la sidra vasca también queda reflejada en los viejos documentos. Así en el s. XII fue el peregrino Aimeric Picaud, quien a su paso hacia Santiago de Compostela dio noticias de la existencia de la sidra en el País Vasco. Refiriéndose a este país dijo que se encontró con un "idioma ininteligible, unos montes y bosques muy cerrados y una población con costumbres muy raras, que no tenían pan ni vino ni apenas comida, aparte de sidra y leche". Pero todavía son más antiguos otros testimonios escritos, como el del año 1014 en el que Sancho el Mayor de Navarra hace donación al Monasterio de Leyre de "terrenos en la parte de Hernani" en los que se anotan una iglesia llamada San Sebastián junto con hierbales, montes y Manzanales (esta palabra escrita con mayúscula, sin duda por su importancia)