Municipios

Lumbier (versión de 2002)

Invasión napoleónica. Durante la guerra de la Independencia española, los franceses fortificaron Lumbier, junto con otras poblaciones navarras, como medida contra las partidas de guerrilleros, que pululaban por todo el reino. El l5 de junio del año 1809 un destacamento francés se refugió en la guarnición de Lumbier, perseguidos por los roncaleses, quienes les habían atacado en las montañas de Iso y les habían producido 130 bajas. A finales de febrero del año 1810, la partida de guerrilleros de Javier de Mina, mandada por Gregorio Cruchaga, atacó a la guarnición francesa de Lumbier, compuesta por setenta soldados. Los sitiados se defendieron con valor, logrando llegar algunos guerrilleros hasta la puerta de la fortaleza. Intimados a la rendición, los franceses se negaron, pero al prender fuego los guerrilleros a una casa adosada a la fortaleza, se rindieron. Los prisioneros fueron enviados a Lérida. Los guerrilleros sufrieron un muerto y cinco heridos, entre ellos Cruchaga. En diciembre del año 1810 la partida de don Francisco Espoz y Mina se encontraba en Lumbier, pero los guerrilleros se enteraron de que dos columnas francesas pretendían coparles, viniendo una por el camino de Tafalla y otra por Monreal. Espoz dirigió entonces su gente hacia Monreal, colocando su caballería en Idocín y su infantería en Salinas, para acometer a los franceses. Tras efectuar una victoriosa acción contra el enemigo en las cercanías de Monreal, los guerrilleros se retiraron de nuevo a Lumbier. Aquí interceptaron una carta de los franceses, en la que se decía que un contingente de tropas había de reunirse en Aibar, por lo que Espoz y Mina se dirigió hacia allí con su gente, con la idea de atacar de nuevo al enemigo. En enero de 1811 , apareció cerca de Lumbier una columna francesa, formada por 2.000 infantes, 300 caballos y varios cañones, según unos historiadores, y de 4.000 peones, 300 jinetes y la correspondiente artillería, según otros. La partida de Espoz y Mina se colocó a la orilla izquierda del río, tras haber derribado un arco del puente. Los franceses al intentar pasar el puente se encontraron con que estaba cortado, retrocediendo rápidamente, mientras que eran baleados por los guerrilleros. Luego reaccionaron y se lanzaron al ataque intentando vadear el río, pero fueron rechazados por la partida en las siete u ocho veces que lo intentaron. Al llegar la noche se paralizó la lucha. Espoz y Mina se enteró que fuertes contingentes de tropas venían en socorro de los franceses, por lo que mandó evacuar los víveres que tenía en los almacenes de Lumbier. Asimismo, envió al puente de Agos, entrada asequible al enemigo, cuatro compañías al mando del capitán Pedro Antonio Barrena. Al día siguiente los franceses, reforzados con tropas de refresco, volvieron al ataque, logrando vadear el río, pese a la brava resistencia de los guerrilleros. Estos se retiraron hacia el monasterio de Leire y los franceses, dueños del campo, entraron a saco en Lumbier. Al siguiente día, 14 de enero de 1811 , una de las columnas francesas abandonó Lumbier, dirigiéndose a Pamplona con el botín del saqueo, mientras que la otra columna quedó en Lumbier, para salir después en persecución de los guerrilleros. El 15 de enero de 1811, la columna francesa que había salido el día anterior en persecución de la partida de guerrilleros vino de nuevo a Lumbier, procediendo a saquear de nuevo la población. Al día siguiente los franceses se retiraron a Pamplona, abandonando totalmente la comarca. En febrero del año 1812, Espoz y Mina, con el regimiento de Húsares de Navarra, vino a Lumbier para dirigir los movimientos de los batallones de su división, que se disponían a hacer frente a las tropas francesas del general Caffarelli. El nueve de marzo del año 1812, sesenta jinetes franceses de la columna del general Caffarelli vinieron a las cercanías de Lumbier para batir el campo. Salió a su encuentro el sargento mayor Miguel María Iribarren con cuarenta lanceros y arremetió con tal fuerza contra los franceses, que tan sólo veinte lograron huir, quedando veinticinco prisioneros y el resto muertos.