Concepto

Leyenda

Los análisis de la mitología vasca permiten reconocer en la misma un sustrato básico derivado de la cultura agrícola neolítica y una capa indoeuropea principal, recibida a través de la Iglesia de Roma. También son detectables algunas influencias germánicas posiblemente de origen medieval y alguna que otra influencia indoeuropea de origen no cristiano, pero de bastante menor importancia.

El sustrato neolítico básico está ligado a la cultura agrícola y pueden distinguirse en el mismo dos partes: los restos de una cosmología común extendida en la antigüedad por toda Europa y Oriente Próximo, y los de un modelo social y religioso ligado a la cultura dolménica que surge en la costa atlántica.

Por otra parte, desde una perspectiva ideológica, el análisis nos revela una mitología caracterizada por la dignidad de los seres humanos y su dominio sobre la naturaleza, el enraizamiento en la tierra, la apología del trabajo y de la solidaridad, y la extensión universal de la máxima exigencia ética.

El humano del neolítico, que ha domesticado animales y plantas, realiza un gran salto ideológico, quizás el mayor de la especie humana en toda sus historia, y se propone a sí mismo como centro del universo. Un salto ideológico necesario por otra parte, debido a las nuevas tareas que el nuevo modo de vida requiere: deforestar bosques, cortar la tierra y girarla, decidir qué plantas vivirán y cuáles hay que arrancar, quitar la leche a los animales, uncir a los animales para aprovechar su fuerza, decidir qué animales han de vivir (vacas, ovejas, cabras, cerdos) y cuáles han de morir (lobos, osos, zorros, tejones),... Todas estas cosas no pueden hacerse en ausencia de una base ideológica sólida que las autorice y legitime. Algunas leyendas de Mari nos muestran aún vestigios de ese fundamento ideológico.