Concepto

Leyenda

La Mari neolítica, la auténtica, es una Mari sin personalidad. El humano neolítico crea un personaje para representar las fuerzas de la Naturaleza y trata de controlarlo a continuación. Una cara, un cuerpo, unos ropajes, pero nada más. Ni voluntad, ni determinación, ni proyecto. Alguien que no es más que algo.

Por supuesto, todas las leyendas de Mari no nos la muestran de este modo, y es que el neolítico queda ya muy lejos. La vemos por ejemplo ofrecer sidra hecha con las manzanas cuya existencia fue ocultada por su dueño (dadas al no), adoptando la actitud de cualquier divinidad, es decir, tomando el poder, imponiendo ciertas normas a los humanos y castigando a quien las incumpla. Pero a su lado hallamos también a la Mari original, la que cambia de morada sin razón aparente, la que queda atrapada en alguna de ellas en virtud de los conjuros realizados por curas o romerías. El tiempo se explica en función de las moradas de Mari. El emplazamiento donde se halla determina que arrasen las tormentas o que las cosechas sean espléndidas. No se trata de qué humor tiene o qué agravios sufre, sino de dónde habita en cada momento. La intención de las romerías y de los sacrificios no es la de apaciguar su genio o la de hacerse perdonar los pecados, sino la de conseguir que permanezca allá donde mejor conviene a los intereses de los humanos. Se le atrae con regalos y se le deja encerrada con conjuros. El "culto" a Mari no es en realidad más que el intento de la soberbia humanidad neolítica de controlar también el tiempo, tras haberlo hecho con plantas y animales.

La pareja de Mari y Sugaar (La Madre Tierra y su amante Dios-Serpiente) nos viene, al igual que la revolución agrícola neolítica, de la lejana Anatolia. Allí surgieron y de allí se extendieron por todo el mundo siguiendo un camino aún no completamente desvelado. No se trata de divinidades pirenaicas propias de los vascos paleolíticos, sino de los vestigios de la primera aculturación que sufrieron. Los vascos neolíticos comparten plenamente con sus coetáneos agrícolas el marco ideológico que regula sus relaciones con la naturaleza y su dominio sobre la misma.