Todas las culturas que han llegado a ejercer cierta influencia han dejado su impronta en la mitología. Las manchas de acuarela nos hablan de la intensidad, del alcance y de la extensión de cada uno de ellos. En este sentido, encontramos que en toda Europa se hallan muy extendidas las leyendas que nos hablan de los enfrentamientos entre los gentiles y los héroes indoeuropeos. También en el País Vasco tenemos ejemplos como Sanmartintxiki y Patxi Errementaria, que revelan una influencia indoeuropea de origen no cristiano. Los enfrentados son por un lado los gentiles, y por otro los distintos representantes indoeuropeos (dioses, reyes, héroes, herreros, ...). Huelga decir que son los representantes indoeuropeos quienes vencen, habitualmente gracias a su mayor astucia, astucia que oponen a la mayor fuerza de los jentiles. Sin embargo en ocasiones los recursos son otros: mejores armas, mejor tecnología, magia más poderosa o mayor violencia que la de los gentiles. En todo caso estas narraciones son las viejas cicatrices de un enfrentamiento cultural, en las que cada parte expone sus armas. El modelo de los vencedores es el que por supuesto se impone: los gentiles son más fuertes y poseen los secretos de la agricultura, pero Sanmartintxiki es más astuto y logra robarles todos los secretos. Los gentiles son más fuertes, pero la astucia de Patxi Errementaria con la ayuda de un par de tenazas logra convencerles de lo contrario. Tartalo es un gigante de fuerza extraordinaria pero su diminuto enemigo consigue cegarlo primero y matarlo después. El esquema se repite en incontables versiones a lo largo y ancho de Europa: cada parte exhibe su armamento ideológico, si bien la historia la cuentan los vencedores y los gentiles no salen muy bien parados en la descripción que se hace de los mismos. Fuertes sí, pero estúpidos, fanfarrones, sucios y salvajes. Así nos los han pintado los vencedores indoeuropeos.