Concepto

Las Guerras de Bandos

"El conflicto se salda con una manera de ver las cosas, no con la victoria de unos linajes sobre otros" (Aguinagalde, 1998, p. 159). Esta frase refleja perfectamente, en mi opinión, la dirección en la que debe interpretarse el final de la Guerra de Bandos. No se trata, en efecto, del triunfo o no de unos linajes concretos sobre otros. De hecho, no faltan ejemplos de cómo todos ellos -Parientes Mayores, menores, linajes rurales, hidalgos y patriciado urbano- se adaptaron al nuevo orden, ya fuese acudiendo directamente a la Corte o manteniéndose en territorio provincial. No fue ajeno a ello que el nuevo orden corporativo tuviese su pilar en la casa, en una cultura doméstica que hacía del engrandecimiento de ésta el nuevo norte hacia el que pudieron redirigirse las estrategias familiares, componiendo una nueva manera de "valer más".

Pero lo más significativo fue que, a nivel territorial, el orden corporativo propuesto desde las Hermandades e instituciones provinciales impuso su superioridad en el gobierno provincial, quedando reducida la influencia de los bandos, incluso en el interior de las villas, a un nivel simbólico (Achón 2006, pp. 234-235). En este nuevo orden corporativo, el elemento cultural más emblemático, el que más incompatible resultó con el modelo de los Mayores y el que más impacto de largo alcance produjo fue la negación del monopolio de la condición señorial a éstos. Al contrario, se afirmó una hidalguía colectiva, es decir, la extensión territorial del estatuto privilegiado, considerando a las provincias como solares nobles de los que emanaba esa condición libre y exenta de sus naturales y, en consecuencia, su derecho a gobernarse según sus usos y costumbres y sin ninguna mediación señorial en su vinculación a la corona.

Los siglos posteriores vieron el desarrollo del entramado institucional correspondiente a esta visión (corporaciones locales, Juntas Generales, Diputaciones) y la consolidación -con mayor o menor grado de formalización- de unos Fueros en los que se explicitaba el contenido, origen y alcance del autogobierno provincial, matizándose en qué manera éste se incorporaba en la monarquía católica. Se habían consolidado nuestros Territorios Históricos.